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16 de octubre del 2008

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Internacional

El neoliberalismo se desliga de la crisis


Mario Roberto Morales
La Insignia. Guatemala, octubre del 2008.

 

Los neoliberales arguyen ahora que la crisis financiera mundial es producto del intervencionismo estatal y del mercantilismo, y no de las políticas "libertarias" que usan al Estado para desregular algunos mercados, normando así que no haya reglas para ciertos capitales privilegiados por el gobierno.

Los neoliberales dicen que el liberalismo aboga por la total desregulación económica como el mejor mecanismo de creación de riqueza, pero, advierten, este sistema nunca se ha puesto en práctica debido a las desviaciones estatistas (mercantilistas) de algunos. De aquí que cuando la desregulación lleva a las crisis, ellos no asuman el costo de inducir a los gobiernos a desregular la economía y las finanzas, pues no atribuyen las crisis al caos provocado por la desregulación sino al hecho formal de que fue el Estado el que la dispuso, afirmando a la vez que lo que manda el liberalismo puro es que el Estado no se meta con la economía y que, si así se hiciera, todos prosperaríamos. Lo que se callan es que cuando ellos controlan un Estado y lo hacen desregular la economía, el resultado siempre es el mismo: una crisis en la que unos pocos ricos ganan, el pueblo entero pierde y ellos se lavan las manos alegando que no se puso en práctica el "verdadero" liberalismo.

La legalización de la ausencia de normas y controles sobre la economía y las finanzas a favor de sectores capitalistas privilegiados, la realizaron, en el caso que nos ocupa, la Reserva Federal estadounidense (que es una entidad privada) y los bancos centrales. Lo cual quiere decir que esta institucionalidad actuó, en conjunto, como cómplice de los inversionistas especulativos que causaron la crisis operando con números que en realidad eran burbujas basadas en ilusiones para consumo de capas medias desinformadas. Una vez perpetrada la crisis, el costo de la misma se "socializó" trasladándolo a la ciudadanía por medio del Estado, que ahora entra al rescate de la empresa privada con los impuestos del pueblo. Ante esto, y dándose aires de rigor científico y fría coherencia moral, los neoliberales alegan que el Estado no debería salvar a los especuladores corruptos (como si el Estado no tuviera un esencial carácter de clase), con lo que buscan mantener vivo el mito de la desregulación, entendida sotto voce como libertad oligárquica y especulativa, y vendida como ideal "liberal" y "libertario".

Los neoliberales dicen que los responsables de la crisis son los reguladores, y se callan que éstos, al desregular, lo hacen a favor de los capitales que, enarbolando la ideología neoliberal, controlan el Estado. Cuando defienden la validez ideal del sistema, a contrapelo de la evidencia histórica, ponen de ejemplo a China, sin decir que allí el capitalismo opera como un enclave dentro de relaciones de producción hegemónicas de otro tipo, a las cuales el capitalismo se subordina. Menos dicen que los desastres económicos capitalistas sobrevienen cuando toda la vida social se hace depender del objetivo estratégico del mercado (entendido como criterio de organización social): ampliar los márgenes de lucro de quienes ya tienen capital, impidiendo el surgimiento de nuevos capitales. Es a este mecanismo sistémico al que se deben las crisis.

El liberalismo, insisten los neoliberales, jamás se ha puesto en práctica. O sea que es tan utópico como el comunismo. Cómodo argumento para zafar bulto cuando fallan los recetarios de quienes atacan en público al Estado, y en privado lo usan para lucrar.

 

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