10 de julio del 2008

España

La crisis económica y el congreso del PSOE

José Luis López Bulla
Metiendo Bulla / La Insignia. España, 6 de julio.

Como es natural, la noticia política del pasado fin de semana ha sido el congreso del PSOE. Desde luego, parece evidente la importancia de algunas de sus resoluciones, como las atinentes a nuevos derechos de ciudadanía. Cierto, habrá que esperar a ver cómo se traduce tan relevante elenco en medidas legislativas, pues de esa manera el congreso tendrá un carácter extrovertido. En todo caso, hay que convenir que se han vuelto a enhebrar, en principio, nuevos pespuntes que podrían ampliar el notable almacén de bienes democráticos que cuenta nuestro país.

Ahora bien, el congreso ha tenido una "pega". Una "pega" que, a todas luces, no tiene explicación. A saber, el enorme déficit de propuestas referidas a la situación económica. Cuando hablo del congreso no me estoy refiriendo solamente al momento de su celebración sino a todo el recorrido, esto es, desde el momento de la elaboración de las ponencias, su discusión en los lugares de base hasta la aprobación de toda la literatura que se proponía al conjunto de la organización ya en sede congresual.

No entiendo a qué se debe tan espectacular laguna. Máxime cuando, a la hora de pergeñar el congreso, los nubarrones de la crisis económica habían empezado a lucir su desgarbado palmito. Y, especialmente, cuando a lo largo de los últimos meses la preocupación más visiblemente sentida por la ciudadanía han sido (y siguen siendo) los problemas económicos. En ese sentido parece que no es exagerado hablar de afasia congresual en relación a lo más caliente. Debe quedar claro -no tanto para evitar suspicacias entre los directamente concernidos (concernidos lo somos todos) sino para establecer una aproximada conexión entre el proceso congresual y toda la sociedad-, debe quedar claro, digo, que no estoy enfrentando el material aprobado (los nuevos derechos de ciudadanía) con las preocupaciones en torno a la crisis económica. Simplemente hago notar la afasia que se ha producido.

Pienso que sería exagerado decir que el PSOE delega en el gobierno la reflexión y las propuestas de cómo abordar la crisis económica. Pero, así las cosas, lo cierto es que el Partido Ssocialista, como sujeto político, no ha dicho ni oxte ni moxte, al menos a la altura de la gravedad de los problemas. Una tesis desparpajada, que no puede descartarse, es que los saberes en determinadas materias (por ejemplo, las económicas) parecen quedar como exclusiva reserva de "los especialistas", de los escribas sentados que pasarían los recetarios íntimamente a los más reducidos círculos concéntricos del poder. O lo que es lo mismo, tan sólo en esos beguinatos selectos -y seleccionados ad hoc- se cuecen las habas de tan importante cazuela. Es más, por no saber, no conocemos qué materiales y propuestas ha hecho, con relación a la crisis económica, el selecto grupo de científicos mundiales (Joseph Stiglitz et alia) que se anunció en su día a bombo y platillo. ¿O es que las recomendaciones tenían como exclusivo destinatario el Gotha socialista?

Un congreso, sostengo, que ha abordado cosas de no poca trascendencia, pero que ha dejado en la cuneta los asuntos de mayor envergadura: aquellos que acongojan la condición material de la gente de carne y hueso.

Punto final. Cuando leí los materiales congresuales del PSOE me llamó la atención el tratamiento que se daba a la flexiseguridad. Leyendo sosegadamente ese apartado no pude llegar a conclusiones definitivas sobre lo que tenía delante: ¿estaba ante un tratamiento sociológico? ¿era un redactado académico? ¿se trataba de una propuesta precaria de chicha y limoná? ¿era una imitación de los textos de chichinabo de bareto, de esos que acostumbran a escribir algunos eurotecnócratas? No pude ponerme de acuerdo conmigo mismo a la hora de despejar las anteriores interrogaciones. Pero sí quedé convencido del escaso rigor y de la banalidad de la literatura en tan importante materia.