28 de enero del 2008
Fresno.- El ideologo conservador Victor Hanson, en su columna semanal publicada el 13 de enero en el diario Fresno Bee, afirma que los precandidatos presidenciales con posiciones flexibles en materia de emigración (Hillary Clinton, Barack Obama, John McCain y hasta Rudy Giuliani) han tenido que modificar sus posiciones ante la posible presión de los votantes.
"La gente quiere acción (contra la inmigración indocumentada) y los candidatos intentan reaccionar", escribe. Más adelante agrega: "Hace un tiempo, los defensores de mantener las fronteras abiertas perdieron el debate. La mayoría de los estadounidenses las quieren cerradas... ¡ Ahora!" Hanson quiere hacer creer que la gran mayoría de la población está de acuerdo con él, o que él representa sus puntos de vista. Pero hay estadisticas que demuestran otra cosa.
Por ejemplo, en una encuesta del periódico Los Angeles Times, fechada el 6 de diciembre del 2007, el 60 por ciento de los consultados dice que los sin papeles que no sean delincuentes deberían tener la oportunidad de obtener residencia legal. En cuanto a la importancia de la inmigración en las campañas políticas, ésta ocupa el quinto lugar después de Irak, la economía, la protección del país contra el terrorismo y la salud pública. Es decir, la ciudadanía es menos proclive a posiciones rabiosas como las predicadas por Hanson, un profesor jubilado de estudios clásicos de la Universidad Estatal de Fresno (institución rural más conocida por los escándalos y conflictos en su departamento deportivo que por su calidad académica).
Hanson también es autor del libro Mexifornia, publicado en 2003 por Encounter Books, editorial perteneciente a la organización conservadora Encounter for Culture and Education. En dicho libro, el autor dedica páginas y más páginas a describir lo que considera suciedad y enfermedad de los mexicanos, así como su supuesta responsabilidad en el aumento de la drogadicción, los robos y el caos en EE. UU. Hanson asegura no ser racista, pero sus escritos parecen un reciclaje de viejos insultos dedicados a distintas minorias étnicas en otras etapas históricas. Solo es cuestión de cambiar "negros" por "mexicanos".
Hanson busca convencer a sus lectores de que "todo" EE.UU. rechaza la posibilidad de conceder la residencia a millones de trabajadores indocumentados que enriquecen a empresas locales, pagan impuestos directos y el seguro social ( el mismo que no podrán recibir en su vejez por carecer de residencia legal) además de consumir, pagar impuestos indirectos y generar negocios como la creación de nuevas escuelas, transporte rural, envíos de dinero, etc.
La actitud de Hanson no es ingenua. Él, como otros ideólogos conservadores, quiere imponer su agenda anti inmigrante a los precandidatos y plataformas partidarias. Por otra parte, la insistencia en la inmigración llega en momentos en que la opinión pública cuestiona más todavía la guerra en Irak y la falta de creatividad que demuestra el gobierno ante la crisis económica. Los conservadores quieren distraer a la opinión pública porque buscan mantener la Casa Blanca en noviembre del 2008.
Qué mejor que hablar de inmigrantes en lugar de la guerra mencionada y de los miles de millones de dólares que el gobierno está dilapidando en beneficio de empresas privadas (cuando el propio Bush ha vetado en dos ocasiones distintas la propuesta de establecer un seguro de salud para niños). Qué mejor que hablar de inmigracion cuando el país se enfrenta a una profunda recesión provocada por la voracidad de empresas que embarcaron a compradores "de riesgo" en préstamos hipotecarios, sumada al déficit fiscal y la "exportación" de empleos a Asia.
Los ideólogos conservadores no quieren que la gente caiga en la cuenta de la incompetencia de Bush para afrontar los problemas. El presidente no sabe qué hacer ni le interesa. Por eso, Hanson y sus amigos buscan excusas y chivos expiatorios. Nada más fácil que apelar a un tema tan emocional como el migratorio. Hay que distraer a la gente. Porque pronto hay elecciones y parece que todavía queda algo de pastel para repartir. Que nadie oiga: es mejor hablar de la inmigración ilegal.