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11 de enero del 2008

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Cultura

En el centenario del nacimiento
del cantante Angelillo


José Luis López Bulla
Metiendo Bulla / La Insignia. España, enero del 2008.

 

Angelillo

El sábado se cumple el centenario de don Ángel Sampedro, Angelillo, una de las figuras más populares y representativas de la canción y del cine español durante los años treinta.

Angelillo nació en el madrileño barrio de Vallecas. No sólo cantaba flamenco (siendo su especialidad las `colombianas´) y canción española; también boleros y hasta fox-trots. Durante la Segunda República no hubo otro cantante que tuviera más éxito, dejando una profunda influencia en otros cantantes como Juanito Valderrama y Antonio Molina. El mismo efecto logró Angelillo ante las cámaras de cine: ningún otro cantante brilló a su altura como actor. Primero rodó "El negro que tenía el alma blanca" y después "La hija de Juan Simón" y "Centinela alerta", estrenada en 1937 en plena guerra civil.

No hace falta decir que Angelillo militó activamente en el bando de la legalidad republicana, interviniendo frecuentemente en actos políticos y culturales. Angelillo tuvo que exiliarse, y lo hizo -rumbo a Orán- junto al maestro Sabicas. Recaló en Argentina durante quince años. Mientras tanto, el régimen franquista hizo todo lo posible por ningunear al cantante con situaciones tan estúpidamente ridículas como la de prohibir su nombre, que era substituido por "el protagonista de La hija de Juan Simón". A mediados de los años cincuenta vuelve a España.

El Régimen tuvo que tragarse un sapo: la inmensa recuperación de la popularidad de Angelillo que arrasaba en los programas de "discos dedicados" con sus colombianas y, muy especialmente, con el famosísimo bolero "Por el camino verde", que compuso nada menos que el maestro Carmelo Larrea. Un ejemplo de su popularidad: cuando Angelillo cantó en el teatro, la sala estaba atestada; se respiraba un aire de protesta, siendo los gritos de "¡viva Angelillo!" una metáfora del "¡viva la República!". Más todavía, algunos tuvimos que hacer una larga cola para saludar al maestro en el camerino. Yo le dí la mano y le dije: "Maestro, nadie cantó la `Chiclanera´ como usted". Y Angelillo respondió: "Nunca se sabe, chavea". Todavía sigo pensando lo mismo.

No tardó mucho el maestro Angelillo en volver a Argentina. Por algo sería, digo yo. En Buenos Aires murió un 24 de Noviembre de 1973. Sí, en aquel Buenos Aires de Miguel de Molina, Rey Pastor, Rafael Alberti y María Teresa León. Un año más tarde, en una trattoria romana, mi maestro, Cipriano García, Rafael Alberti y Luciano Lama cantábamos, con una botella de más: "Por el camino verde, camino verde que va a la ermita...".

María Teresa nos dijo alarmada que Angelillo no se merecía esa melopea de personas un poco bebidas.

 

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