Mapa del sitio Portada Redacción Colabora Enlaces Buscador Correo
La insignia
30 de enero del 2007


Literatura comparada


Santiago Rodríguez Guerrero-Strachan
La Insignia. España, enero del 2007.


La noticia de la muerte de Claudio Guillén me sorprendió en la tarde del domingo mientras leía una vez más "Cien años de soledad", libro que se caracteriza por la extraordinaria inventiva en perfecta unión con la capacidad de narrar del autor, y por la unión de cuentos folclóricos o leyendas familiares con la estructura de una novela, lo que hoy en terminología universitaria se denomina, no sé si de forma correcta, hibridación.

Guillén fue uno de los mejores exponentes de la enseñanza e investigación de la literatura comparada, esa que Goethe concibió como weltlitteratur, o literatura universal, y que el signo de los tiempos fue variando con exigencias razonables y otras espurias. De una historia de todas las literaturas pasamos a una gradación y la creación de un círculo selecto formado por algunas europeas, no todas, la estadounidense y las clásicas. Las del Lejano Oriente y las árabes quedaban relegadas a una posición de mera curiosidad exótica, a pesar de que escritores como Jorge Luis Borges y su infatigable vindicación de "Las mil y una noches" y de otras obras persas o árabes, nos recordaran que en cuanto a calidad no eran inferiores.

Con el paso de los años y la descolonización de oriente, del Caribe y de África, el avance imparable de las llamadas literaturas poscoloniales, verdadero cajón de sastre donde cabe casi todo, ha hecho que varíe el centro de atención y la literatura comparada no tenga tanto que ver con los modelos clásicos de la Antigüedad o las adaptaciones de géneros europeos en otras literaturas europeas. Ahora prima el estudio de las consecuencias de la colonización, la adaptación de formas europeas en un contexto colonial o no europeo, la búsqueda de unas raíces culturales para los nuevos países. Ha habido un cambio en el enfoque y hemos pasado de unos criterios artísticos o estéticos a otros más sociológicos. En principio, esto no debería ser malo si no perdemos de vista que estamos tratando con obras literarias, algo que se olvida con demasiada frecuencia.

En "Múltiples moradas", Guillén, consciente del cambio de enfoque, subraya con agudeza la fertilización artística que podría llevarse a cabo si los poetas africanos o indios conocieran la tradición occidental y la hicieran suya. Ha pasado el tiempo de la gran tradición europea resumida en "Tradición y talento individual", el ensayo de T.S. Eliot que tanto bien y tanto mal hizo. No debemos recluirnos en una sola, máxime cuando ya los citados Borges y Goethe nos dieron las claves, que aún hoy en día se mantienen. Por occidente y por oriente nos asaltan los nacionalismos y regionalismos. La literatura puede hacer poco ante embates tan fuertes y, sin embargo, puede servir de ejemplo y de recordatorio, sin débiles optimismos ni hueras declaraciones de necia bondad, pero sí como humano afán de otras posibilidades acaso no tan difíciles de conseguir.



Portada | Iberoamérica | Internacional | Derechos Humanos | Cultura | Ecología | Economía | Sociedad Ciencia y tecnología | Diálogos | Especiales | Álbum | Cartas | Directorio | Redacción | Proyecto