Mapa del sitio | ![]() |
Portada | ![]() |
Redacción | ![]() |
Colabora | ![]() |
Enlaces | ![]() |
Buscador | ![]() |
Correo |
![]() |
![]() |
27 de enero del 2007 |
(Versión actualizada de un cuento viejo)
Marcos Winocur
Conducía yo por una calle de Puebla cuando, presurosa, pasó doña Muerte. Los dos pusimos cara de sorpresa. Yo, se explica; pero ella ¿por qué? No importa, me dije, lo urgente es poner distancias, me voy a México. Y sin reparar en que dejaba asuntos pendientes en Puebla, aceleré, en cinco minutos alcancé la carretera y allí ¡doña Muerte! ¡Otra vez y cerrándome el paso!
Detuve el coche y bajé.
-Disculpe, señora ¿de qué se trata? Y diciendo esto, levantó su reloj de arena a la altura de mis ojos mientras un trailer... el que huye de la muerte, a su encuentro corre -alcancé a pensar.
|
|