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2 de diciembre del 2007

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Alterglobalización

Las urnas latinoamericanas


Jürgen Schuldt
La Insignia. Perú, diciembre del 2007.

 

Nuestros gobiernos son evaluados permanentemente por dos tipos de electores, los nacionales y, aunque usted no lo crea, también por foráneos. Las empresas encuestadoras auscultan todos los meses la opinión de los primeros y producen, entre otros, el Latinobarómetro. Los electores externos -más conocidos como 'los mercados'- depositan sus votos diariamente en el EMBI+ (1), elaborado por J.P. Morgan, que mide indirectamente sus preferencias: es un indicador que representa la brecha existente entre el rendimiento promedio ponderado de los instrumentos de deuda externa (bonos en dólares) que emite un país y la tasa de interés de los bonos del Tesoro estadounidense (2). En la medida en que estos últimos son altamente seguros y fiables, el EMBI+ no es otra cosa que una medida del 'riesgo país' (en puntos básicos): cuanto mayor sea dicho índice, menos simpático resulta el gobierno de turno a los electores foráneos, y viceversa. Los últimos, obviamente, están representados sobre todo por los representantes de la inversión extranjera directa, la banca de inversión y demás agentes financieros transnacionales, que como tienen el privilegio de votar en todos los países, son electores globales. Naturalmente, la tendencia de los votos de esos electores es similar a la de los grandes grupos de poder nacionales y a los segmentos de altos ingresos (A-B) de la población nacional.


1. El esquema teórico del cuadrante

El siguiente ejercicio consiste en esbozar un marco analítico para ordenar los principales países latinoamericanos en términos, tanto de los votos que reciben de los electores externos e internos (lado de la 'demanda'), como en base a las especificidades de las políticas económicas y la gestión políticosocial de los gobiernos de turno (lado de la 'oferta'). En cada caso, comenzando con la perspectiva de la demanda, estableceremos líneas específicas de demarcación (ciertamente discutibles): diremos que la de los votantes internos se ubica en el 50%, mientras que la de los externos está a 250 puntos del EMBI+ y que es el promedio para toda América Latina en estos momentos. Esto nos permite diseñar una cuadrícula (ver gráfico I), que promete representar una fotografía más o menos fidedigna de cuatro variedades de gobiernos. En tal sentido, en la abscisa (eje X) figurará el porcentaje de aprobación que tienen los gobiernos según las encuestas domésticas de opinión, mientras que en la ordenada (eje Y) figura el 'riesgo país' derivado del EMBI+: cuanto más alto sea, menor será también la aprobación que los electores externos le prodigan a los gobiernos en cuestión.

En la urna del sudeste (IV) se sitúan los gobiernos tropicalmente socialdemócratas del subcontinente, con alta aprobación tanto interior (superior al 50%), como extranjera (inferior a los 250 puntos del EMBI). Se podría afirmar que se trata del mejor de los mundos posibles. Sus gobiernos, originalmente de centroizquierda, ocupan hoy el 'centro' del espectro político. Se caracterizan por adoptar complejas políticas socioeconómicas que buscan conciliar el equilibrio macroeconómico (políticas económicas 'pragmáticas') con el equilibrio sociopolítico (políticas sociales morigeradoras del conflicto social) (3). Dichas medidas se suelen relacionar con el denominado Post-Consenso de Washington (4). Se los conoce generalmente como gobiernos concertadores, 'modernizadores' y hasta 'progresistas', siempre dentro del status quo por supuesto.

En el tercer cuadrante (III) tendríamos a los gobiernos que aplican políticas de ajuste y estabilización ortodoxas y/o aquellas derivadas de los diez mandamientos del Consenso de Washington, por lo que gozan de una elevada aprobación externa, pero una baja aceptación nacional, aunque sin duda el manejo propiamente político puede influir en estas variables, para bien o para mal. Sus bien conocidos 'experimentos' (5), que se acostumbra a etiquetar como 'neoliberales' (en castizo, de derecha), generalmente buscan alcanzar el 'grado de inversión' a toda costa. Aunque puedan estar creciendo a tasas elevadas, generalmente sus frutos no 'chorrean' -en la medida de lo posible y de lo esperado- en beneficio de la mayoría de la población, predominando elevados niveles de exclusión social, a la que se añade una distribución muy desigual del ingreso (coeficiente Gini superior a 0,4) y de la riqueza-activos.

En el cuadrante del noreste (I) se encuentran los gobiernos que tienen elevadas aprobaciones internas y bajas preferencias de los electores externos. Se trataría de gobiernos 'populistas', en el sentido simplista del término (6), aunque también abarcan a aquellos que tratan de escapar del sistema, a los populismos en el sentido sociológico del término (v.gr. Perón en Argentina, Cárdenas en México, Vargas en Brasil, etc.) y a los que solo buscan ganar votos, esencialmente urbanos. Se caracterizan por aplicar políticas fiscales y monetarias exageradamente expansivas, por su extrema manipulación de los precios básicos de la economía (tipo de cambio, tasas de interés, alquileres, salarios, tarifas públicas, etc.), por la nacionalización de los recursos naturales, por el intento de aplicar reformas agrarias, etc. Por lo que por un tiempo tienen harto atractivo popular, pero que -como generalmente recusan al capital extranjero y son amenazados por éste- tienen un elevado EMBI+ que en todos los casos provoca el fracasao de los que pretenden llevar sus naciones a un capitalismo incluyente o a un socialismo democrático.

El cuadrante II (del noroeste) presenta los peores resultados posibles para cualquier gobierno, irrespetado igualmente por los ciudadanos internos y los globales, y estaría representado por los países ingobernables, con estados fallidos y que han perdido completamente el control, tanto sobre la economía, como sobre la sociedad. Su desaprobación es alta, tanto entre la población, como entre los inversionistas foráneos y nacionales (la urna del voto secreto se convierte literalmente en urna mortuoria, porque generalmente le siguen gobiernos altamente autoritarios). Los capitales migran masivamente al extranjero; así como, de paso sea dicho, lo hace la fuerza laboral de los países que están en el cuadro III, de donde salen estrepitosamente personas y familias enteras hacia países más desarrollados.


2. Los resultados del cuadrante latinoamericano

Con esta explicación extremadamente simplificada, por no decir simplista y hasta maniquea, podemos intentar una evaluación de la pertinencia de ese esquema. Para ello basta recoger las cifras de los bancos de datos mencionados a fin de ver los lugares y posiciones relativas que ocupan los países en cada una de las cuatro urnas, como se puede observar en el Gráfico II. Para determinar los niveles de "aprobación del gobierno del presidente" de los ciudadanos de los principales países latinoamericanos, hemos recurrido a los resultados de 'Latinobarómetro' (Informe de noviembre 2007; Tabla 26, p. 90), basados en las encuestas realizadas entre el 7 de septiembre y el 9 de octubre de este año. De otra parte, la evaluación de los electores globales se han tomado de los bancos de datos de Bloomberg, correspondientes aproximadamente a esas mismas fechas (7).

Gran parte de los resultados que se observan en el diagrama no llaman mayormente la atención. En primer lugar, como era de esperarse, los gobiernos concertadores, tanto con el capital foráneo, como con el de las demandas ciudadanas, se ubican en el cuadrante IV. En orden de éxito relativo, según nuestra muy particular opinión basada en los criterios de demarcación utilizados, podemos afirmar que se trata de los siguientes cinco países: México, Uruguay, Chile, Colombia y Brasil (nótese que México y Chile ya han alcanzado el 'grado de inversión'). Segundo: Panamá y Perú se ubican claramente en el caduco esquema de ortodoxia económica y de desaprobación mayoritaria. En tercera instancia, Argentina, Venezuela, Bolivia (8) y Ecuador se encuentran en el 'área de peligro' que marca el cuadrante I. Finalmente, como es obvio, aún ningún país se encuentra en la zona caótica de la ingobernabilidad y del desequilibrio económico anárquico, correspondiente al todavía vacío cuadrante II (9).


3. Del análisis estático al dinámico

Obviamente una fotografía como la presentada no nos dice mucho, ni sobre el pasado reciente, ni sobre el futuro que podría esperarse respecto a los países encapsulados en cada urna. Por lo que es necesario presentar un nuevo diagrama para explicar -sobre la base de las experiencias históricas del subcontinente- la dinámica probable por la que discurren los países en términos sociopolíticos y económicos. Como veremos, los países tienden a migrar -en parte como reacción a los resultados de las elecciones internas y externas- de una a otra urna o 'estilo de desarrollo', dependiendo del punto de partida.

En primer lugar, los países que se mantuvieron por mucho tiempo en el sector III, después de aplicar políticas drásticas de ajuste y estabilización, con lo que perdieron aprobación popular, han tendido a mudarse, según los grados de equilibrio macroeconómico alcanzados y las condiciones sociopolíticas vigentes, en dos direcciones muy distintas:

-Una posibilidad es que tiendan a ubicarse en el segmento IV, pasando de A a B (como lo hicieran Chile con la Concertación, Brasil con Lula, Argentina con Kirchner, Uruguay con Tabaré). Una vez ubicados en ese espacio pueden transitar por las sendas que conducen a B1 (Chile), B2 (Brasil, Uruguay) o B3 (Argentina). Es posible que las vías B1 y B2 se estabilicen en ese segmento y también es probable que suceda así con B3, aunque el equilibrio en este caso es precario y fácilmente puede aterrizar en C del cuadrante I.

-La otra eventualidad es que, de llegar al poder un gobierno más popular o de izquierda, migre al segmento I, en sus diversas modalidades, con lo que transitaría de A a C. Es ese el caso de Venezuela con Chávez, de Bolivia con Evo, de Nicaragua con Ortega y de Ecuador con Correa, a pesar de sus notorias diferencias políticas y de enfoque económico. En este caso caben dos vías: la indeseable, que lleva por la ruta C1 y que finalmente culmina en D, por el inconsistente manejo interno o por acciones de zapa del capital extranjero; y la deseable, que sigue la vía C2, en que se cumplen las reformas anti imperialistas y populares, sin desequilibrar las cuentas fiscales y externa (en que Ecuador es el que parecería más encaminado por esta ruta, si bien es algo temprano para este tipo de pronóstico).

Una vez que se encuentran en el cuadrante I, los resultados dependerán de las más diversas variables. En la práctica, sin embargo, como lo muestra la senda que lleva de D a E y de ahí de regreso a A (en el cuadrante III), deberá retornar al redil acudiendo al FMI y someterse a los rigores que acompañan las consabidas políticas drásticas de estabilización de precios y de ajuste de la balanza de pagos.

En cambio, los gobiernos que ocupan el cuarto cuadrante (IV) tenderán a quedarse en él, generando fuerzas endógenas que los refuerzan en esa esfera relativamente estable. A no ser que se desaten acontecimientos inesperados, generalmente externos más que domésticos, que los obliguen a moverse hacia la izquierda (al II) y, en algún caso, hacia arriba (al I). Curiosamente, por tanto, se observa que en estos paraísos tropicales se puede estar bien con dios y con el diablo (países que ocupan el cuadrante IV), aunque muchos prefieran todavía vender su alma (es decir, la de sus pueblos) a Mefistófeles (los que están en el cuadrante I). En tal sentido son los países que, o ya poseen el 'grado de inversión' (Chile y México) o están próximos a alcanzarlo (especialmente Colombia), aunque se ha proyectado que hacia el segundo semestre del próximo año lo alcanzarían también Panamá y Perú (ubicados en el cuadrante III), lo que pongo muy en duda.


4. Pronosticando el clima

Hasta aquí hemos presentado apenas un fotografía del mapa de aprobación electoral que afronta cada gobierno y que permitiría determinar el carácter sociopolítico de cada uno de los países considerados. En la medida en que se trata de una imagen instantánea, no es mucho lo que nos dice acerca del destino del gobierno y del país en términos de las preferencias de los electores y, sobre todo, de los cambios y variantes de política que pudieran adoptarse a futuro. Por lo que a continuación intentaremos introducir algunos elementos dinámicos -más bien de estática comparativa- que le permitan dar algo de vida al 'modelo' tan simplista presentado.

Por supuesto que, para comenzar, sería muy cándido querer colegir de este esquema, sobre la base de la ubicación de los países en cada urna, que éstos sean iguales a pesar de las características comunes muy generales que hemos dicho que comparten. Mucho menos aún, por el solo hecho que ocupan el mismo cuadrante, puede afirmarse que sus trayectorias de evolución a futuro serán similares, a pesar de las tendencias históricas 'ideales' relativamente similares ilustradas en base al Gráfico III (10).

Evidentemente, en cada caso, aparte de las simplistas dos variables utilizadas para establecer un 'ordenamiento' y la categorización de los países, puede muy bien ser una buena aproximación para hacerlo. Las limitaciones del esquema son evidentes, ya que no siempre toman en cuenta factores más 'estructurales', tales como el tiempo que el gobierno está en el poder, la composición económica y de las exportaciones del país en cuestión, las relaciones externas -políticas y económicas- que alimenta el país en cuestión, la ubicación geográfica del país, las tendencias demográficos, el clima, la gastronomía, entre otros. En tal sentido, como bien ha dicho Roger Bartra, "esa entidad llamada América Latina es muy borrosa" (11). Y es que las diferencias fundamentales entre las formaciones sociales en cuestión, que no solo se limitan al desarrollo relativo de sus fuerzas productivas, sino fundamentalmente por las especificidades de las relaciones sociales que las sostienen y divergen tanto entre sí, es que sería simplista y fatal trazar sendas similares a futuro para cada uno según la cuadrado en que se encuentre, por más propaganda proveniente de nuestros sectores más enamorados del status quo que tienen la insidiosa costumbre de verter en un mismo costal a todos los que están en el cuadrante I, especialmente a Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Venezuela y hasta Argentina, que consideran que inevitablemente aterrizarán en el cuadrante II.

A pesar de lo antedicho, sin embargo, confiando en el perdón de sociólogos y politólogos, nos aventuraremos a pronosticar las eventuales tendencias político-económicas futuras de cada país considerado, tomando en cuenta variables que no explicitaremos aquí, siguiendo procedimientos probados similares a los que siempre hemos utilizado los economistas para este tipo de adivinanzas y que acostumbran aplicar también astrólogos y psíquicos (es decir, leyendo la baraja española después de estudiar los periódicos). Para ese efecto volveremos al Gráfico II, al que añadiremos -por medio de flechas- el itinerario futuro de cada país (ver Gráfico IV), sin mayor fundamentación y por respeto a Jesús Gómez, quien de por sí se molestará por la extensión de este texto.

Comencemos con los de más sencilla evaluación. Son los países que están ubicados en el cuadrante IV y que seguirán en esa zona por un buen tiempo, probablemente perdiendo aprobación doméstica, pero sin mayores sobresaltos; a excepción de la capacidad que cada uno tenga para afrontar los efectos de las amenazantes turbulencias que provienen del mercado mundial y especialmente de los EEUU. De otra parte, los dos países ubicados en el tercer cuadrante tenderán a recuperar votos domésticos, pero muy precariamente.

Lo que nos lleva a los casos más complejos, que hablan por sí solos si observa usted la dirección de las flechas. Bolivia ya sabemos como anda (12), Venezuela seguramente saldrá airoso del referéndum de pasado mañana (con algunos buenos raspones, que ojalá no lleven a mayores), Argentina promete dentro del sistema y Ecuador ilusiona y promete escapar del redil (especialmente porque, y disculpen por la deformación profesional, el presidente de la República y el de la asamblea constituyente son economistas, si bien de los del 'otro canon' -13-). Por supuesto que ya no estamos en los tiempos en que se podía culpar de todos los males que nos aquejan al imperialismo, por más acciones de zapa que se realicen contra de dichos gobiernos y sus economías.

A este último respecto es importante recordar que el EMBI+ no solo mide el desempeño doméstico de los gobiernos, tal como lo perciben los electores globales, sino que también incorpora -y el efecto es sustancial- puntos adicionales cuando hay crisis en otros continentes o países, por el efecto 'contagio' que ejercen. Por ejemplo, la crisis asiática (octubre 1997) aumentó el EMBI+ promedio de América Latina en 75 puntos base; el 'default' ruso (agosto 1998) lo elevó en 130 puntos; la crisis brasileña (enero 1999) en 15; y las de Argentina (octubre 2000 y julio 2001) en 10 y 25, respectivamente. De otra parte, los factores considerados positivos disminuyen el EMBI, como por ejemplo la aprobación del ATPDEA (octubre 2002), que solo favorecía a los países andinos, lo redujo en 80 puntos. Más aún, considerando el fenómeno más reciente de la rotura de la burbuja hipotecaria estadounidense, el EMBI ha vuelto a bailar la lambada; tan es así que, solo entre junio y noviembre de este año, subió en 70% en Colombia (de 108 a 184 puntos), en 58% en Perú (de 104 a 164), en 53% en México (83 a 127), etc. Es otro de los gajes de la globalización.

Más aún y para terminar, las señales que da el EMBI+ a los inversionistas están políticamente muy bien direccionadas, asustando -muchas veces sin base alguna en 'los fundamentos'- a los electores externos si el país no es política y/o económicamente amable con ellos. El caso más reciente es el de Venezuela, que hoy en día está en mejores condiciones que Chile para afrontar cualquier crisis externa, como lo ha demostrado Mark Turner (14).


Notas

(1) Acrónimo del inglés para: Emerging Market Bond Index.
(2) Una buena introducción a los detalles de este indicador lo puede encontrar en el texto elaborado por Diego Garaycochea, Guicela Melgarejo y Roddy Rivas-Llosa, "Riesgo País... ¿pero de qué país?", en Punto de Equilibrio, Lima, Universidad del Pacífico, 2004 (www.puntodeequilibrio.com.pe/punto_equilibrio/01i.php?pantalla=noticia&id= 15220&bolnum_key=12&serv_key=2100).
(3) Lo que coincide con las tendencias hoy 'políticamente correctas', tal como han sido expuestas en el libro del economista jefe del Centro de Desarrollo de la OECD, el español Javier Santiso, América latina: la economía política de lo posible. Washington, D.C.: Banco Interamericano de Desarrollo, 2006. El trabajo pionero de esta estrategia de políticas económicas consistentes con la estabilidad sociopolítica fue presentado por John Sheahan: "Market-Oriented Economic Policies and Political Repression in Latin America", en Research Memorandum Series No. 70, The Center for Development Economics, Williams College; agosto 1978.
(4) La mejor introducción a este paradigma la puede encontrar en el texto de Joseph Stiglitz, "More Instruments and Broader Goals: Moving Toward the Post-Washington Consensus", Wider Lecture, Helsinki, 1998 (www.globalpolicy.org/socecon/bwi-wto/stig.htm).
(5) Alejandro Foxley, Experimentos Neoliberales en América Latina. México: Fondo de Cultura Económica, 1988.
(6) Rudiger Dornbusch y Sebastián Edwards, eds., La Macroeconomía del Populismo en América Latina, México: Fondo de Cultura Económica.
(7) Si bien Latinobarómetro consigna datos de 'aprobación presidencial' para casi todos los países latinoamericanos, desafortunadamente no es posible decir lo mismo de las cifras de EMBI+, por la sencilla razón que muchos países no emiten bonos soberanos que pudieran valorarse. Creemos, sin embargo, que la muestra de 11 países con los que trabajaremos bastará para validar la utilidad de los índices propuestos. Solo el puntaje EMBI de Bolivia ha sido 'estimado' por nosotros.
(8) El dato del EMBI+ de este vecino lo hemos 'estimado' nosotros con muy poca seriedad. Y es que, ya que no han emitido bonos que pudieran ser valuados. Caso igual al de las economías centroamericanas - a excepción de Panamá.
(9) Disculpará el lector la profusión de datos que venimos utilizando en este texto. Debe recordarse que la principal herramienta que poseemos los economistas para impresionar a nuestros lectores son las estadísticas, que ciertamente -como se dice- son como las tangas porque esconden lo principal, por lo que -para consolarnos en tales condiciones- las acompañamos con admirables curvas.
(10) En todo caso, no hay que olvidar esa célebre frase del Dieciocho Brumario, que tan vigente ha sido y sigue siendo en América Latina: "Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa".
(11) "Hacia dónde va América Latina?", en La Insignia, septiembre 2007 (www.lainsignia.org/2007/septiembre/econ_002.htm).
(12) Evo Morales, desafortunadamente, se ha abierto demasiado apresuradamente demasiados frentes de conflicto político y propiamente económico, tanto internos, como externos, incluidos los que generó con sus vecinos.
(13) Si desea consultar los textos que inspiran esta tendencia, de inspiración schumpeteriana, ingrese a: www.othercanon.org/
(14) Véase su fascinante artículo que, como los demás que acostumbra redactar, se caracteriza por un clásico humor británico aderezado siempre con un típico rocoto arequipeño: "Chile-Venezuela: The Hidden Weakness of a Strong Economy", en Latin America EconoMonitor, noviembre 26, 2007 (www.rgemonitor.com/latam-monitor/498/chile_-_venzuela_the_hidden-weakness_of_a strong_economy). Concluye el texto señalando nada menos que: "We therefore wonder how much the 'A' rating S&P has on Chilean sovereign bonds has to do with purely economic concerns and how much political stability seeps into the equation. We are sure the stability (or the lack thereof) will be front and center in both countries if the price of copper and oil take a sudden and drastic turn for the worse in the next few years".

 

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