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9 de diciembre del 2007

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Cultura

Chile

¿De qué colegio saliste?


Marisol García
La Insignia. Chile, diciembre del 2007.

 

A la mañana siguiente de la fiesta de cumpleaños de su hija universitaria, un matrimonio descubre que ha desaparecido elnotebook del padre. Su furia -tan comprensible como banal- queda redactada en una carta a la dirección de El Mercurio. No los espanta la información perdida, sino constatar que acaso "ya ni siquiera se puede invitar a los amigos a la casa". Francisco y Marisol consideran fundamental recordarnos que su hija es ex alumna del Villa María Academy y que nadie que no fuera de "colegios como el Cumbres, Manquehue, Verbo Divino, por mencionar algunos" pisó esa noche la fiesta. Su carta es el registro sorprendente de la ingenuidad con que llora el corazón herido de la "G.C.U.".

Una guionista exitosa decide satirizar la rutina de un colegio de elite convocando a un equipo de trabajo que haya compartido empíricamente su agobiante experiencia como alumna de privilegio. Entre amigas díscolas se levanta una película, Normal con alas, llena de caricaturas de gente como ellas mismas, sus madres o sus hermanas. El resultado parece un mal chiste interno, que entienden sólo quienes siguen dividiendo al mundo según los parámetros ramplones de la adolescencia (los pernos, los choros, los rebeldes). El espectador que no se ríe, vuelve a recordar que una de las mejores cosas de salir del colegio en Chile es darse cuenta de que éste es mucho menos relevante de lo que parecía. Pero eso ya es cosa de elección personal.

Chilenos de 20, 30 y 40 años de edad mantienen durante su madurez la dinámica escolar de la que deberían haberse graduado a los 18. Se obsesionan por conocer y difundir el alma mater de quien tengan por delante, y están convencidos de la relevancia de un origen que no tardan en sacar en la conversación o ubicar vistoso en el currículo. Los hay orgullosos del estatus social asociados a ciertos establecimientos, o de "el sello social" de su formación religiosa. De tal colegio salen sólo estupendos deportistas, y de tal otro madres y esposas abnegadas. En ése la única virgen es la estatua de la capilla, y en el del lado se forja un carácter de líderazgo idóneo para la política y los negocios. Incluso a los más disidentes les gusta recordar su formación entre curas y esquiadores para recalcar el contraste heroico de su rebeldía.

Como el mundo es complejo, y el grueso de chilenos sigue estudiando en colegios desconocidos, el mapa escolar con el que tanto le gusta funcionar a la elite ofrece una plataforma de relativa seguridad, en la que el robo de notebooks, los reventones de droga y los abortos clandestinos se pueden minimizar como las excepciones que son. La cuestión es si acaso ese sesgo merece la categoría hegemónica que termina teniendo en el debate general. Los estudios sobre la conformación de directorios de las empresas más grandes arrojan cifras absurdas sobre el origen de sus integrantes: todos hombres y todos salidos de los mismos quince colegios de Santiago. El drogadicto ABC1 de manos largas, el poeta rebelde con mesada y la artista alternativa rodeada de amigos influyentes son representantes de la misma borra de nuestra irremediable endogamia.


(*) Publicado originalmente en Las Últimas Noticias. Chile, noviembre del 2006.

 

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