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8 de diciembre del 2007

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Cultura

El Perú televisado


Rocío Silva Santisteban
La Insignia. EEUU, diciembre del 2007.

 

Estar en Miami sin tener movilidad para desplazarse en una ciudad inmensa y sin transporte público eficiente es casi como estar concentrada en la Videna (la alegoría es perfecta, me abstengo de mayores detalles). Sin embargo, así como los jugadores aburridos pero bien entrenados, encuentro mi supuesto premio de consuelo dentro del control remoto, y es un canal por satélite llamado SUR Perú. El único canal con programación cien por ciento nacional cuyo rótulo es un acierto de la publicidad de la nostalgia: "estamos unidos".

Es así que los peruanos de los extramuros del mundo pueden finalmente disfrutar del pedacito de Perú que nos une más allá de las fronteras con imágenes homogenizadoras a través de las ondas globales: despertar con Federico Salazar, continuar con RPP, seguir con telenovelas, programas de juegos y concursos, las semi patéticas telecomedias, y por supuesto la infaltable Magaly TV, ese programa que siempre estará en ámbar porque la luz "del medio" del ANDA y los semáforos es la mejor manera de ser peruano: eternamente en stand by. Y todo sigue igual.

Hasta que llegamos a la hora de la verdad: los noticieros. El canal por satélite arranca con América Noticias y como siempre los titulares se concentran en lo más bastardo con sabor a pollo a la brasa: las llamativas noticias policiales. ¿Es importante la aprobación del TLC? ¿qué ha sucedido con la reconstrucción del sur ad portas de la Navidad? ¿cuál es la posición de la ministra de Transporte frente al nuevo accidente que ha enlutado a toda la promoción de un colegio limeño? No, no y no. Los peruanos de la diáspora se deben enterar primero de que a diario se roba, se secuestra, se asesina, se viola, se suicidan. Uno tras otro los mismos crímenes por los siglos de los siglos. La pequeña notita roja de color local.

Felizmente, luego viene Prensa Libre y una puede enterarse de otras cosas, aunque a veces se amplían mayores detalles de las mismas noticias anteriores, esa concesión augustoferrandiana para darle a la gente lo que, según todos los productores, le gusta. ¿Y cuáles son las notas de fondo? Los jugadores perdedores y las fotos del escándalo que, milagrosamente, no tienen ni fecha ni hora. ¡Qué fotógrafos son esos que no pueden chequear en su timer de la cámara y salir de dudas! (Ya estoy en código spanglish, sorry). Mi madre es absolutamente fanática de Rosa María Palacios y no me permite zappear al canal local para enterarme de los detalles del no venezolano. Pero en medio de este Perú que me viene por satélite a raudales es preciso decir que se agradecen las entrevistas más moderadas, bastante bien enteradas, aunque un plus sería que algunas fueran menos jurídicas. Después podemos ver uno de los noticieros más serios, el que empieza sus titulares con informes de verdadera primera plana, aunque no tenga mayores inversiones para cobertura informativa, se trata de Ana Trelles y Pilar Higushi en ATV Noticias, esa versión noticiosa sobria que viene, en realidad, de la tradición ochentera de Canal 9 (dicho sea de paso, casi todos los reporteros y camarógrafos de esa época residen en Miami).

Y en medio de unas noticias y otras, sobre todo, en las interminables tandas comerciales peruanas que traducidas a la versión satelital son vacío, se escucha "Cholo soy" en la versión chill out, por supuesto, con tomas de Chincheros, Máncora, la Plaza de Armas del Cuzco, y todo eso que añoran los peruanos de Kendall, Paterson, Hartford y otros sitios que se están convirtiendo rápidamente en algo que podría denominarse como "Little Lima". Ah, ese es mi Perú, tan lejos y tan chichamente cerca.

 

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