Portada de La Insignia

12 de agosto del 2007

enviar imprimir Navegación

 

 

Cultura

Tetê de Rocinha


Margarita García
Publicado en La Insignia por cortesía de Surcos. Chile, 2007.

 

Rocinha es un pesebre. Casitas muy juntas, separadas por un corredor angosto y empinado; ventanas y puertas abiertas de par en par, con gente dentro comiendo, viendo la tele, haciendo la siesta. Esta tarde había una mujer blanca lechosa que dormía plácida en un sofá, con una blusa de tirantes y una teta afuera.

Rocihna es la favela más grande de Rio de Janeiro, y allí funciona Coopa-Roca: un proyecto que tiene como objetivo darles a las mujeres del sector la posibilidad de ganar dinero sin tener que salir de sus casas. Las mujeres de Rocinha tejen y bordan, elaborando piezas para diseñadores, tiendas, fashion-shows y exposiciones. El proyecto existe desde hace unos veinticinco años, pero se constituyó como cooperativa en 1987.

La oficina de Coopa-Roca queda en lo alto de un cerro, es una casita amarilla muy modesta que debe tener una de las vistas más hermosas de toda la ciudad. Por la ventana se ve un pedazo de cielo soleado y otro cerro que abajo se vuelve mar. Tetê Leal, la directora del proyecto Coopa-Roca, vive allá abajo: al lado del mar. Esta mañana la vimos en su departamento de Leblon, uno de los barrios más elegantes de Rio de Janeiro. Tetê viene todos los días a Rocinha, pero hoy no; hoy a Tetê le duele la pierna: se la dobló por culpa de un zueco de madera y está fisurada. Tiene un yeso y también muletas.

Rocinha
-¡Roseli!

Tetê vive sola, pero tiene una empleada que la acompaña en el día, desde hace nueve años. Se llama Roseli.

-Nada en la vida sucede por casualidad -dice Teté, y se mira la pierna mala. Y cuenta que estuvo hace unos días haciendo yoga con un grupo de hare-krishnas que repetían esa frase todo el tiempo. Después se abanica, vuelve a llamar a Roseli, se le cae una muleta que estaba apoyada en su silla.

Sigue hablando:

-A mí el estrés se me va para abajo. Ya me pasó hace dos años en el evento de París: me doblé un pie y se me puso grandototote...

Y pone cara de dolor. Después explica que ahora está estresada por el tema de la nueva sede de Coopa Roca, porque quieren trasladar la oficinita que tienen en Rocinha a un local más grande, por el mismo sector.

-Lo de la sede es tooodo un tema. Tenemos que conseguir muchas cosas. Porque ya están el local y la aprobación del Ministerio de Cultura, pero ahora hay que hacerlo. Es que todo es trabajo, trabajo, traba...

En la casa de Tetê también se encuentra Lucélia, la gerente de producción de Coopa-Roca; ella permanece callada a su lado, moviendo sus ojos negrísimos de un lado a otro, como un relojito cucú. Lucélia lleva siete años trabajando en el proyecto, es la mano derecha de Tetê.

-A minha companheira -dice, y la mira. Lucélia sonríe, baja los ojos.

Se acerca una señora negra que debe ser Roseli. Tetê la toma del brazo, cariñosa, y nos pregunta si queremos café. Mejor agua, decimos, porque hace calor.

L. -que oficia de intérprete- y yo estamos sentados en un sillón repleto de cojines tejidos, bordados y con aplicaciones en crochet. En una repisa alta hay una lámpara blanca, también tejida, que parece un cometa. Afuera, en la terraza, unas sillas de colores nos coquetean y los pajaritos cantan. La casa de Tetê es adorable.

-Es que necesitamos un lugar más grande y más bonito para hacer capacitaciones, y para que funcione todo lo administrativo. Hemos crecido mucho: hoy Coopa-Roca tiene casi cien mujeres y somos una marca. A los empresarios les gusta trabajar con nosotras porque saben que los consumidores se interesan cada vez más por los productos que, además de ser buenos, cumplen una función social.

Coopa-Roca ha participado en actos de España, Berlín y París, y asiste todos los años al fashion-week de Rio y de São Paulo. En cada viaje, Tetê se lleva a tres o cuatro mujeres, cuando van a São Paulo alquila un ómnibus, y a los eventos locales van todas las que quieran. En la tarde, en Rocinha, Marta -una de las mujeres de Coopa-Roca- me diría que adora ir a los eventos: que es su única oportunidad para vestirse, maquillarse, ponerse tacos, porque en la favela, con esos callejones tan empinados, andar en tacos es imposible.

-Además de la función social del proyecto, para las mujeres de Rocinha trabajar con la moda es muy atractivo. El año pasado vinieron cinco diseñadores franceses a hacer creaciones a partir de las piezas de Coopa-Roca. Se reunían con ellas, y ellas hablaban, decidían, aportaban. Estaban muy emocionadas. A la oficina llegan muchas mujeres de la favela que quieren participar, pero no todas pueden, somos muy selectivas. Y la que no tenga habilidad sencillamente no entra.

Tetê es rigurosa. Dice que hasta que una prenda no esté impecable no le da salida. Suele repetir eso de que una naranja puede dar muchos litros de jugo. Que las mujeres tienen que dar todo lo que tengan: el máximo esfuerzo por el máximo beneficio. Y dice también que la estética es lo más importante para Coopa-Roca: ofrecer prendas cada vez mejor logradas, ése es su desafío.

Pero hace veinticinco años el reto era otro. Desde muy chica, Tetê tuvo claro que quería hacer un voluntariado, y también sabía que Rocinha -por ser la favela con problemas sociales más graves- tendría que ser su campo de operaciones. Claro que no sabía exactamente qué podía hacer, así que se iba todos los días a caminar por la favela: buscando, observando, imaginando nuevas formas de ayudar.

-Quería inventarme un proyecto distinto. Un proyecto que no fuera asistencialista. Yo detesto el asistencialismo.

Tetê era una chica acomodada que estudiaba sociología y educación en el arte. Sus padres vivían en la misma casa donde estamos ahora, y ella se había mudado más cerca de la facultad. Trabajaba en una escuela de una de sus hermanas, enseñándoles a los niños trabajos manuales y artes plásticas. También hacía otras cosas, como leer. Le gustaba mucho leer.

-¡Adoré a Paulo Freire! A esa edad, ese señor me abrió la cabeza. ¡Paf! -dice, y se pega con el puño en la cabeza.

Cuando iba a Rocinha, caminaba de allá para acá todos los días; la gente la miraba pero no le decían nada. Hasta que alguien se le acercó y le preguntó por qué iba tanto allá, que si trabajaba con alguna fundación. Porque en ese momento -justo después de la dictadura- se estaban poniendo de moda las fundaciones.

La moda se instaló y sigue vigente: en Brasil hay casi trescientas mil ONG. Es un país grande, con problemas grandes, y cada quien se agarra de alguna bandera. Alguien me dijo que allá era el único lugar donde, además de ONG, también había ING -individuos no gubernamentales-; Tetê, con sus veinte años y su obsesión por servir, debía tener el perfil de uno de ésos.

-Yo no quería participar en ninguna fundación: no me gustaba el trabajo que hacían en las favelas, así que, cuando alguien me preguntó que por qué andaba merodeando, le dije directamente que yo quería hacer algo allí, y que era profesora de niños en una escuela de Ipanema.

Entonces le propusieron trabajar con los niños de la favela, enseñándoles artes plásticas y manualidades.

-Allí descubrí que lo que uno hace con las manos está muy relacionado con la identidad. Y veía cómo los niños de la favela atesoraban sus obras, mientras que los de Ipanema tenían todos los implementos del mundo y los dejaban tirados, los echaban a perder.

Pero el romance con los chicos duró poco: un día se le acercó una mujer de Rocinha y la convenció de que el trabajo que debía hacerse en la favela no era con chicos.

-Fue doña Teresa. Ella me dijo que hacer manualidades con los niños no servía de nada, porque las rompían. Que mejor trabajara con gente adulta, mujeres que sabían coser y tejer. Y allí se produjo el clic: las agrupé a ella, a sus vecinas, amigas, hermanas, abuelas y empezamos a concebir el proyecto.

Al principio, los padres de Tetê no estaban de acuerdo con que se metiera en esas cosas. Les daba miedo, ella estaba sola y era una época difícil. Sus hermanas tampoco querían; además, no les gustaban mucho las cosas que hacían las mujeres de Rocinha.

-Me decían ¡qué feo!, y que nunca se pondrían algo así. Pero estábamos empezando, se estaban apenas capacitando. Ahora somos impecables, y mis hermanas no sólo se ponen las cosas de Coopa-Roca, sino que les encanta.

Roseli nos trae café a todos, parece que no le gustó la idea del agua. Tetê casi no hace pausas cuando habla, L. tiene que interrumpirla de vez en cuando para traducir. Tetê gesticula, alza los brazos, habla fuerte, tropieza con la muleta "que no, no, no me ayuden, tengo que acostumbrarme"; se dobla, se estira, hace malabares... y la recoge.

Estamos hablando de la parte económica. Ella enumera con los dedos, cierra un poco los ojos y aprieta los labios, se acuerda, sigue.

-Producción, materiales, mano de obra, mis honorarios por la gestión y la comisión de la cooperativa: eso costamos. Luego le dice a Lucélia que traiga unas carteras para explicarnos mejor. Lucélia va y las trae. Una es roja, la otra es café. Son lindísimas. Pregunto el precio y me dicen que depende de la tienda, pero que la cartera no es barata: está por los 200 dólares. Una buena cartera de cuero en Buenos Aires cuesta la mitad. Lucélia sigue de pie, con los bolsos en la mano, cual modelo de programa concurso.

-Y el asunto es así: las artesanas de Coopa-Roca hacen el crochet, luego hay otras personas que se encargan de confeccionar la cartera: ponerle la manija, coser el forro y así, hasta que llega a la tienda. Nosotros somos una parte de la cadena productiva: la base, y el mérito de la cooperativa es que permite que todos cobremos lo justo.

Tetê dice que Coopa-Roca está tratando de sacar adelante un modelo de comercio justo: que todos los que participan en la cadena productiva cobren lo que les corresponde. Pero en el gremio de las ONG parece que nadie puede casarse con un solo modelo. Las fundaciones, cada tanto, incorporan nuevos términos y estrategias para encarrilar el trabajo de las organizaciones que quieren apoyar. Que la responsabilidad social corporativa, que el comercio justo, que la economía solidaria, que los negocios inclusivos.

-Ahora todo se trata de negocios inclusivos y de involucrar a otros actores y esas cosas. Nosotras, por ejemplo, vamos a aliarnos con unas personas que confeccionan remeras, y Coopa-Roca las bordaría. Después las vamos a ofrecer en e-bay porque fuimos invitadas a participar en el proyecto New Heroes, que tiene e-bay. Todas esas alianzas nos sirven... A veces hay que "coquetearles" a los donantes para recibir su apoyo.

Hace un poco más de dos años, Coopa-Roca recibió un apoyo importante de la Fundación Avina, una organización que fomenta el trabajo de líderes sociales. Eso les permitió fortalecerse internamente, constituir un área administrativa y financiera, capacitarse para hacer una mejor gestión. Mejor dicho: organizar la casa por dentro.

Pero Tetê dice que ahora tiene que priorizar otras cosas, porque las organizaciones como Avina, que podrían seguir apoyándola, han cambiado la estrategia.

Y que hay que coquetear, insiste, pero sin cambiar el enfoque.

-Lo central para nosotras es fortalecer la cooperativa, porque si las artesanas no estuvieran agrupadas, perderían clientes, respaldo institucional, seguridad social. Pero, claro, en todo esto también es necesario que participe el consumidor, su aporte es pagar un poquito más por un producto bien hecho, de calidad y con una función social.

Y es ese aporte el que hace la diferencia, porque todo el esfuerzo por hacer del negocio de la moda un negocio solidario se queda corto si no participa el consumidor. Es algo así como el concepto de la comida orgánica: pago más porque el producto me da la certeza de que están cuidando la tierra y además es bueno para mí. En este caso, la etiqueta de Coopa-Roca me garantiza que las artesanas no están siendo explotadas y que, por el contrario, reciben muchos beneficios adicionales. El consumidor, a cambio, se supone que está comprándose un poco de tranquilidad.

Y Tetê, ahora que su pierna rota la obliga a estar quieta, dice que, a veces, la gente lo único lo que necesita es un poco de tranquilidad.

 

Portada | Mapa del sitio | La Insignia | Colaboraciones | Proyecto | Buscador | RSS | Correo | Enlaces