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28 de abril del 2007 |
Sobre la dolarización y el ultraliberalismo
Andrey Maldonado (*)
Frederich Hayek (1888-1992), economista austriaco y premio Nobel, uno de los representantes más conocidos del ultraliberalismo en el pensamiento económico, manifestó en su libro La desnacionalización del dinero su inconformidad con el monopolio del Estado en la emisión monetaria y con que la moneda que éste emite sea aceptada como única dentro de su territorio. Su teoría, por el contrario, se basaba en que los Estados permitan la libre circulación de varias monedas dentro de su territorio. De esta forma, tan solo las más competitivas serían las que preferirían los agentes económicos. Con esta misma lógica, no podrían emitir sólo los Estados, sino también las empresas privadas. Así, aseguró Hayek, "los emisores se verían obligados a mantener estable el valor de las monedas".
El Estado ecuatoriano, siguiendo estos sabios consejos del premio Nobel, dejó el monopolio estatal de la emisión monetaria (parece que quienes propiciaron la dolarización no sabían de la existencia de esta teoría), con lo cual permitió la libre circulación del dólar estadounidense a cambio del sucre. Cambiamos el monopolio estatal propio para pasar al monopolio estatal de otro país. Dentro de la legislación nacional, no existe ley alguna que declare que el dólar estadounidense sea la moneda de curso legal del Ecuador; de hecho, el artículo 264 de la Constitución designa el sucre como moneda nacional y otorga al Banco Central del Ecuador (BCE) el derecho exclusivo de emitir esta moneda, lo que nos lleva a una conclusión que es más grave aún: el Estado falsifica dólares. Las fracciones de dólar que emite el BCE sólo se reconocen en este país. Tal vez el BCE tenga la autoridad para establecer que un pedazo de metal equivale a 0,50 dólares, muy a pesar de que no valga eso (al fin y al cabo todos los países le dan un valor cualquiera a sus billetes y monedas); el error conceptual radica en manifestar que es, y no que equivale a, 0,50 dólares. Tal como está planteado el sistema, en Ecuador circula una moneda en forma ilegal (el dólar) y otra falsa (las fracciones que emitimos). En vista de que económicamente nuestro país defiende las ideas más neoiberales, lo que faltaría para aplicar éstas de manera más rotunda, según la teoría de Hayek, es permitir la circulación de otras monedas y reconocerlo por ley. Así podríamos elegir libremente entre el euro, el yen, la libra esterlina, el franco suizo, etc. Una alternativa más creativa sería formar una moneda que tenga como valor la composición de algunas monedas, es decir, una moneda que equivalga a 25% de dólar, 25% de euro, 25% de yen y 25% de libra, con lo cual estaríamos cubiertos de sobredevaluaciones o de crisis financieras internacionales. Es decir, una moneda que equivalga a una canasta de monedas. Si la dolarización no tiene sustento legal ni económico (no se confunda sustento económico con que el país haya mejorado su PIB per cápita. Hay que reconocer la suerte que hemos tenido con las remesas y con el precio del petróleo), entonces sería mejor abrir las puertas a la libre competencia entre monedas y elegir la mejor, o en su defecto, el conjunto de las mejores. Puede que Hayek no tuviera razón, pero dispuestos a probar suerte sin una moneda estatal, quizá vendría bien tener una canasta de monedas fuertes y cumplir la tesis de ultraliberalismo propuesto. (*) Economista, profesor de macroeconomía y de Inversiones y Riesgos, miembro del Centro de Investigaciones de Ciencias Empresariales en la Universidad Católica de Guayaquil. |
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