Zimbabue: Fracasos y mentiras

Amnistía Internacional ha condenado hoy el programa de vivienda del gobierno de Zimbabue, al que se ha dado mucha publicidad y que supuestamente se creó para ayudar a las víctimas de la Operación Murambatsvina, programa de desalojos forzosos masivos que dejó a cientos de miles de personas sin hogar.

En 2005 se puso en marcha la Operación Garikai/Hlalani Kuhle ("Vida Mejor") y el gobierno afirmó que esta iniciativa proporcionaría una vivienda más adecuada a quienes perdieron sus hogares durante la Operación Murambatsvina.

Un año después de los desalojos forzosos masivos, Amnistía Internacional regresó a Zimbabue para investigar qué medidas había tomado el gobierno zimbabuense (en el caso de que hubiese tomado alguna) para restaurar los derechos humanos de los cientos de miles de víctimas de la Operación Murambatsvina.

Los resultados, contenidos en dos informes hechos públicos hoy, revelan que, en contra de las declaraciones del gobierno, casi ninguna de las víctimas de la Operación Murambatsvina se ha beneficiado de la reconstrucción. Sólo se han edificado unas 3.325 viviendas, en comparación con los 92.460 hogares destruidos durante la Operación Murambatsvina, y la construcción se ha interrumpido en muchas zonas.

Asimismo, aunque las autoridades han presentado la Operación Garikai/Hlalani Kuhle como un programa mediante el cual el gobierno construye casas para las víctimas de la Operación Murambatsvina, en realidad se están asignando a muchas personas pequeños solares vacíos, a menudo sin acceso a agua ni a instalaciones sanitarias, y en los que tienen que construir sus propios hogares sin ninguna ayuda.

Imágenes por satélite de tan sólo cuatro lugares de Zimbabue muestran más de 5.000 casas destruidas, lo cual pone de manifiesto que el programa de reconstrucción del gobierno, que tanta publicidad ha recibido, ha construido menos viviendas en todo el país de las que se demolieron en sólo una parte del territorio.

"La Operación Garikai es una respuesta totalmente inadecuada a las violaciones masivas de derechos humanos perpetradas en 2005, y, en realidad, ha logrado muy pocos objetivos", afirmó Kolawole Olaniyan, director del Programa para África de Amnistía Internacional. "Cientos de miles de personas desalojadas durante la Operación Murambatsvina han tenido que buscar su propia solución a la falta de vivienda. Se han construido muy pocas casas. La mayoría de las viviendas calificadas de "construidas" están incompletas: les faltan puertas, ventanas, suelos e incluso tejados. Tampoco tienen un acceso adecuado a agua ni a instalaciones sanitarias."

"Muchas de las escasas viviendas construidas no sólo están deshabitadas, sino que son inhabitables."

Por otra parte, en la mayoría de los lugares visitados por el equipo de investigación de Amnistía Internacional se asignaron viviendas y terrenos a personas que no habían sido desalojadas por la fuerza durante la Operación Murambatsvina. El equipo de investigación descubrió que en la mayor parte del país no se ha llevado a cabo ninguna indagación para identificar a las víctimas de la Operación Murambatsvina o para averiguar su paradero actual. Además, autoridades del gobierno han dejado claro que al menos el 20 por ciento de las viviendas se entregará a funcionarios públicos, agentes de policía y soldados, y no a las personas cuyos hogares fueron demolidos en la Operación Murambatsvina.

Durante la Operación Murambatsvina, decenas de miles de zimbabuenses -en su mayoría, mujeres indigentes- perdieron su medio de vida como comerciantes y vendedores callejeros, además de sus hogares. Pese a haber destruido su única fuente de ingresos, el gobierno espera que las pocas víctimas de los desalojos masivos que tienen "acceso" a viviendas o terrenos sin servicios paguen por ellos.

"El gobierno de Zimbabue ha intentado encubrir las violaciones masivas de derechos humanos con un ejercicio de relaciones públicas", afirmó Kolawole Olaniyan. "Las víctimas de la Operación Murambatsvina se encuentran entre la población más pobre del país. Los desalojos y la demolición de sus hogares las han sumido en una pobreza todavía más extrema, pues han perdido lo poco que poseían, como ropa, muebles e incluso alimentos. Ahora el gobierno zimbabuense no tiene reparos en pedirles que paguen estructuras incompletas que no cumplen los requisitos de habitabilidad -o solares en los que construir un hogar- a precios que estarían totalmente fuera de su alcance incluso antes de que se hubiesen destruido sus hogares y sus medios de subsistencia el año pasado."

Una viuda cuyo alojamiento de alquiler fue destruido describió a Amnistía Internacional cómo ella y su hijo viven ahora en el cuarto de baño de una casa que comparten tres familias. En las Cataratas Victoria, el equipo de investigación encontró a un hombre que vivía en un cuarto destinado a ser un aseo; su casa de alquiler fue destruida el año pasado. Varios miles de personas siguen viviendo a la intemperie, bajo refugios improvisados.

Actualmente, el 83 por ciento de la población de Zimbabue sobrevive con menos de 2 dólares estadounidenses al día, ingresos establecidos por la ONU como umbral de la pobreza. La tasa de desempleo se sitúa en torno al 80 por ciento.

Amnistía Internacional ha instado a que la Operación Garikai/Hlalani Kuhle se someta a una revisión urgente y amplia para armonizarla con las obligaciones del gobierno zimbabuense en materia de derechos humanos. También ha exhortado al gobierno de Zimbabue a que solicite ayuda internacional para abordar las necesidades de vivienda y de asistencia humanitaria de la población si no puede satisfacerlas por sí mismo.

"En tanto que recurso para obtener reparación, la Operación Garikai/Hlalani Kuhle es un completo fracaso," afirmó Kolawole Olaniyan. "Es más, su ejecución no ha provocado reparaciones, sino más violaciones de derechos humanos."