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21 de octubre del 2006 |
Francisco Urondo (1930-1976)
Parece mentira
que haya llegado a tener la culpa de todo lo que ocurre en el mundo; pero es así. Han tratado de disuadirme psicólogos y sociólogos de mi tiempo, me han dado razones de peso técnico largamente formuladas y parcialmente ciertas. Pero sé que soy culpable de los dolores que aquí siento y recorren el mundo; de las soledades que lo van vaciando: quisiera saltar como Juan L. Ortiz, vociferar como Oliverio Girondo, pero: primero, ellos me ganaron de mano; segundo, no me sale bien y aquí empieza todo nuevamente: otro sufrimiento igual a diapasones y recursos que conozco perfectamente y que no vale la pena repetir: primero, para no estimularlos; segundo, porque tendré que ir reconociendo que no he sabido hacerme entender. Y esto es agudo como un ataque que nos traga la lengua; pido entonces disculpas por la mala impresión, por las exageraciones. |
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