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30 de noviembre del 2006 |
Percy Byssche Shelley, 1817
Conocí a un viajero de un antiguo país
que dijo: «dos enormes piernas de piedra se yerguen sin su tronco en el desierto... junto a ellas, en la arena, semihundido descansa un rostro hecho pedazos, cuyo ceño fruncido y mueca en la boca, y desdén de frío dominio, cuentan que su escultor comprendió bien esas pasiones que todavía sobreviven, grabadas en la piedra inerte, a la mano que se mofó de ellas y al corazón que las alimentó. Y en el pedestal se leen estas palabras: "Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes: ¡Contemplad mis obras, oh poderosos, y desesperad!" No queda nada a su lado. Alrededor de las ruinas de ese colosal naufragio, infinitas y desnudas se extienden las solitarias y llanas arenas.» ***
I met a traveller from an antique land |
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