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La insignia
1 de marzo del 2006


Las políticas globalizadoras
desde la perspectiva de América Latina (II)


Óscar Ugarteche (1) y Fidel Aroche Reyes (2)
La Insignia. Cuba, 2006.


Notas sobre integración a partir del TLCAN

La discusión acerca de la internacionalización de las economías latinoamericanas y la formación de bloques comerciales ocurre en medio de procesos de reformas económicas en cada país y de diversa profundidad, iniciados a partir de los años 1980. Se ha argumentado que tales reformas son un requisito para recuperar la capacidad de crecimiento rápido y sostenido, puesto que la estrategia de crecimiento basada en el mercado interno, practicada por todos estos países desde por lo menos la década de 1950, generó aparatos productivos no competitivos, donde los empresarios no han tomado las decisiones más eficientes, generando estructuras de mercado que amaga la competencia, ya que propician que pocos agentes gocen de grandes cuotas y poder de mercado; tales estructuras no garantizan la mejor asignación de recursos. Así, los empresarios imponen precios superiores a los internacionales y extraen parte del excedente del consumidor, gozando de cuasi-rentas cuyo coste social es superior a los beneficios de la protección. Además, dado este medio ambiente artificial en el que viven los empresarios, éstos no tienen incentivos para especializar a la economía de acuerdo con sus ventajas comparativas, por lo que el crecimiento es insostenible. Luego -sigue el argumento- el bienestar y el crecimiento en el largo plazo se maximizan ceteris paribus abriendo la economía al mercado internacional puesto que los precios internos convergen con los internacionales.

Paradójicamente sin embargo, a pesar de las reformas, las economías americanas muestran distintos grados de inestabilidad y el crecimiento no parece recuperar su dinamismo, como se muestra en el cuadro 3. En efecto, para las economías en la muestra, que incluye Canadá, Estados Unidos y Argentina, Brasil y México, entre los años 1970 y 2000 las tasas de crecimiento promedio más altas se dieron entre 1970 y 1979, al igual que en el gráfico 2 para América latina, y todas, excepto EEUU, muestran una creciente volatilidad (medida por el coeficiente de variación de las series -cuadro 5-). Distintos modelos macroeconómicos para cada país han explicado esta situación, al tiempo que se han practicado diversas políticas macroeconómicas en los distintos países, que han privilegiado la privatización de las empresas públicas y la liberalización de los mercados, lo cual también ha contribuido a la formación de los mencionados bloques comerciales. Llama la atención que mientras para la Argentina, el crecimiento medio de la década del 90 es mayor que para las dos décadas anteriores, ni siquiera Estados Unidos regresó a su tasa anterior de 3.27% en la década del 70. En la muestra de países lo que se observa es que los latinoamericanos se recuperan con relación a la década del 80 pero no de la década del 70. De los angloamericanos, Canadá continuó su descenso de crecimiento mientras Estados Unidos estuvo, en promedio con la misma tasa de crecimiento que en la década anterior, levemente por debajo de la década de 1970.

Una cuestión en este punto es la probable conexión existente entre los procesos de integración externa y tales dinámicas macroeconómicas y entre aquella y las estructuras productivas de los países. Como se verá más adelante, es probable que la internacionalización de los procesos productivos debilite a los sectores productivos, en especial si la economía carece de ventajas comparativas y de un perfil de especialización definido. En ese caso, los beneficios esperados de la internacionalización se desdibujan, puesto que los productores internos son incapaces de competir ya sea en los mercados internos o en los internacionales.

Una explicación posible para este debilitamiento es que cuando la producción nacional de bienes intermedios es incapaz de competir los procesos productivos y de acumulación interna se fracturan, por lo que los impulsos al crecimiento se exportan, amenazando la estabilidad de la economía interna. No obstante, la causalidad puede ser la inversa, es decir, la volatilidad creciente explica los menores flujos de inversión y un proceso de acumulación disminuido. No obstante, en esta explicación del orden de las cosas no se explica el origen de la volatilidad. La pregunta entonces es si es posible la integración en algún bloque y que los países retengan su capacidad de crecer de forma estable.

En este punto pueden tomarse en cuenta tres elementos respecto de las relaciones entre integración y crecimiento, primero, las economías latinoamericanas han mostrado las mayores tasas de crecimiento durante un periodo más largo mientras se industrializaban y, al mismo tiempo, sus estructuras económicas se integraban verticalmente. Segundo, tomando a Canadá como ejemplo, que es un país que ha seguido un proceso de desarrollo muy distinto al de sus vecinos del sur y es una economía mucho más desarrollada, parece crecer a tasas menores y con menor estabilidad a partir de la mayor apertura y la internacionalización de su economía (Vid. cuadro 5); es decir, este país parece seguir un patrón común con el resto de las economías de la muestra. Tercero, EEUU es el único país que ha mantenido un crecimiento mayor durante un período más largo, y ésta es la economía menos afectada por la integración (Aroche, 2002).

México observó un peso creciente de las exportaciones en el PIB, que remontó de 5,5% a 16,6% promedio entre las décadas del 80 y 90, manteniéndose un crecimiento medio bajo y no habiendo una relación de causalidad entre una cosa y la otra muy fuerte, como se explica por el r2 de 0,4095 para la década del 90. Si bien es cierto que ha crecido la causalidad entre la década del 80 y del 90, dista ser la causa principal del crecimiento o la única causa. Las formas de exportación y de inversión en México tras el acuerdo del NAFTA consisten en maquilar los productos de manera que se importan las partes y piezas, se les agrega mano de obra en zonas de procesamiento industrial que no contribuyen ni impuestos ni una masa salarial importante, y luego son exportados de regreso. Así, crecieron las importaciones de la mano con las exportaciones, por la razón señalada, y la diferencia que se observa equivale a la diferencia en valor de los productos terminados. De todos modos y volviendo al cuadro 1, esta variable no consigue sostener la dinámica de estas economías.



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