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21 de diciembre del 2006 |
AI pide que se anulen las condenas a muerte Amnistía Internacional, diciembre del 2006.
Amnistía Internacional ha condenado la decisión tomada hoy, 19 de diciembre de 2006, por un tribunal libio en la que se condena a muerte a cinco enfermeras búlgaras y a un médico palestino declarados culpables de infectar deliberadamente de VIH a centenares de menores libios en un hospital de Bengasi.
"Lamentamos estas condenas e instamos a las autoridades libias a que declaren de inmediato que no se ejecutarán jamás -ha manifestado Malcolm Smart, director del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional-. La pena capital es la forma más extrema de pena cruel, inhumana y degradante, y en este caso se ha impuesto en un juicio manifiestamente injusto." "Es la segunda vez que estos seis profesionales médicos son condenados a muerte por los tribunales libios. En este juicio, como en el anterior, se han utilizado como prueba contra ellos 'confesiones' que, según han denunciado reiteradamente, fueron obtenidas con tortura; a los abogados defensores no se les ha permitido pedir la comparecencia de peritos internacionales, y las pruebas presentadas por los peritos médicos libios han sido puestas en entredicho por expertos internacionales." "Sólo un juicio justo hará posible que se conozca la verdad y se haga justicia a los menores infectados de VIH y a sus padres." Las condenas de muerte tienen que ser revisadas por el Tribunal Supremo y aprobadas a continuación por el Consejo Supremo de Órganos Judiciales. Después, la única esperanza que les queda a los condenados es el indulto. Información complementaria Las cinco enfermeras búlgaras y el médico palestino se encuentran recluidos desde 1999. Un tribunal libio los condenó por primera vez a muerte por fusilamiento en mayo de 2004 tras declararlos culpables de infectar deliberadamente de VIH a 426 menores en el hospital de Al Fateh de Bengasi. El Tribunal Supremo anuló las condenas el 25 de diciembre de 2005 y ordenó que se sometiera de nuevo a juicio a los profesionales de la salud por considerar que se habían producido "irregularidades" en su detención e interrogatorio. El nuevo juicio comenzó el 11 de mayo de 2006. Desde que los profesionales de la salud se encuentran detenidos, 52 de 426 menores infectados han muerto de sida. El primer juicio de las enfermeras búlgaras y el médico palestino fue manifiestamente injusto, por lo que suscitó preocupación generalizada entre los profesionales de la salud y las organizaciones de derechos humanos. Los expertos en sida que declararon en el juicio atribuyeron la infección por VIH a la falta de higiene y el empleo de jeringas usadas en el hospital. Los acusados "confesaron" al principio el delito, pero posteriormente se retractaron. Tanto en el primer juicio como en el segundo, negaron los cargos presentados contra ellos y declararon reiteradamente que sus "confesiones" habían sido obtenidas con tortura durante el periodo de detención preventiva. Según dijeron a delegados de Amnistía Internacional que pudieron visitarlos en febrero de 2004, les habían infligido torturas como aplicarles descargas eléctricas, someterlos a palizas y colgarlos de los brazos. Presentaron una demanda contra ocho agentes de policía, un médico militar y un traductor, a los que acusaban de ser los responsables de su tortura. Un tribunal de Trípoli absolvió a los 10 demandados en junio de 2005, tras un juicio en el que Amnistía Internacional cree que hubo irregularidades. En los últimos años, Amnistía Internacional ha expresado reiteradamente su preocupación a las autoridades libias por el caso de estos profesionales de la salud. Una delegación de la organización asistió a una vista de su primer juicio en febrero de 2004. |
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