Mapa del sitio Portada Redacción Colabora Enlaces Buscador Correo
La insignia
30 de agosto del 2006


El peligro de la ignorancia ambiental


Alejandro Buschmann (*)
La Insignia. Chile, agosto del 2006.



Desde siempre ha existido la idea de que el mar es un vertedero con una capacidad ilimitada para disolver todos los desechos que genera el hombre. Para no cometer más este tipo de errores, parece necesario revisar los antecedentes que existen sobre esta problemática, tanto en Chile como en el resto del mundo.

A comienzos del 2006 la revista Limnology and Oceanography denunció el considerable deterioro de la calidad de las aguas de las zonas costeras en diferentes lugares del mundo, incrementándose, entre otros fenómenos, la frecuencia e intensidad de florecimientos de algas nocivas (FAN), conocidas como "mareas rojas", y que aparecen constantemente a lo largo de nuestra costa chilena. Otro artículo publicado en Science en junio del 2006 muestra el notable y complejo deterioro de los sistemas costeros de los últimos años que, en Europa y América del Norte, ha afectado al 90% de las especies-recurso. Lo más dramático es que pese a que algunos países han invertido miles de millones de dólares, y han reconocido explícitamente el deterioro, la recuperación solo ha sido exitosa en un 5% de las especies. En Chile, Oceana denunció hace dos años que de los 18 principales recursos marinos que tenemos, 17 presentan algún tipo de deterioro, lo que demuestra que nuestras costas están siendo impactadas también por este fenómeno de escala global.

A la luz de estos antecedentes, ¿cómo podemos decir que el mar es un infinito productor de recursos y simultáneamente, un inmenso reservorio de desechos? Se debe aplicar el principio precautorio de inmediato y adoptar medidas que nos permitan conocer nuestra realidad y no esconder los efectos ambientales detrás del parapeto de la ignorancia. Es necesario y urgente pensar, analizar y discutir públicamente las posibles consecuencias de una intervención masiva en los sistemas costeros del país, tales como los emisarios urbanos e industriales, la degradación masiva de bosques sobre el arrastre hasta la costa de Chile, los efectos del uso masivo de fertilizantes y pesticidas en la agricultura del país sobre los sistemas costeros y por último el significado de un uso intensivo de las zonas costeras por prácticas de acuicultura. Para cada una de estas problemáticas existen antecedentes de que son un potencial de degradación de nuestros ambientes costeros. En consecuencia, argumentar que éstos son inocuos por la enorme capacidad de dilución del océano puede ser un error con consecuencias irreversibles.


(*) Alejandro Buschmann es biólogo marino y asesor de Oceana.



Portada | Iberoamérica | Internacional | Derechos Humanos | Cultura | Ecología | Economía | Sociedad Ciencia y tecnología | Diálogos | Especiales | Álbum | Cartas | Directorio | Redacción | Proyecto