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25 de abril del 2006 |
Las diez peores empresas del 2005
Russell Mokhiber y Robert Weissman (*)
Muy bien, sabemos que, en la era de Internet, rememorar el 2005 es como estudiar la antigüedad. Pero, si lo desean, permítannos recordar y presentarles las diez peores empresas del 2005 del Multinational Monitor (si quieren leer la versión íntegra del artículo, visiten www.multinationalmonitor.org).
Por orden alfabético, he aquí las diez peores empresas del 2005 y algunos detalles escabrosos de las actividades que las han llevado hasta su puesto en la lista. BP: En marzo, 15 trabajadores fueron incinerados y más de 170 resultaron heridos tras la explosión de una refinería de BP que se extiende en Texas City (Texas). Era el tercer accidente mortal de las instalaciones de BP en Texas City en los últimos cuatro años. En todo el país, las instalaciones de BP han sufrido más de 3.565 accidentes desde 1990, ocupando el primer puesto en la nación, según un informe del 2004 del Texas Public Interest Research Group. Delphi: En octubre, el presidente del consejo de administración de Delphi, Steve Miller, llevó a la empresa a la quiebra, con el propósito expreso de destruir el contrato colectivo suscrito entre los trabajadores de la automoción sindicados de Estados Unidos y la industria del automóvil. Propuso recortar drásticamente los salarios de los trabajadores, bajándolos de 27 dólares la hora a sólo 10. Y en un ataque de sorprendente arrogancia, Miller y Delphi propusieron simultáneamente enormes bonificaciones para los ejecutivos de la empresa. DuPont: Sustancias químicas letales de los revestimientos químicos perfluorados de DuPont y fuentes afines están ahora en la sangre del 95 por ciento de los habitantes de Estados Unidos. DuPont ha declarado que no sabe cómo llegaron hasta ahí los productos químicos, pero Glenn Evers, que fue uno de los máximos expertos técnicos de la empresa, dice que DuPont ocultó durante décadas que estaba contaminando la sangre de los consumidores con un producto químico hiperpersistente asociado a los revestimientos resistentes a la grasa que se usaban en los paquetes de comida (para una historia completa, vean www.ewg.org). En diciembre, la Agencia de Protección del Medio Ambiente estadounidense llegó a un acuerdo extrajudicial en las reclamaciones contra DuPont a cambio de unos míseros 16,5 millones de dólares. Una noticia más feliz es que la agencia y DuPont anunciaron que los productos químicos se retirarán paulatinamente antes del 2015. ExxonMobil: Pese a un consenso científico prácticamente total en que el calentamiento global es real y está ocurriendo --y un acuerdo considerable en que está ocurriendo más rápido de los esperado hace apenas unos años-- ExxonMobil sigue insistiendo en que "las pruebas científicas continúan siendo no concluyentes". Hasta ahora, las opiniones cínicas, motivadas por el lucro, a corto plazo e interesadas de ExxonMobil habían tenido más peso que la perspectiva basada en pruebas de los especialistas en el clima del mundo porque la empresa más rentable de la Tierra tiene muchísimo poder político y mucha habilidad en extender sus opiniones (vean ExposeExxon.org si quieren más detalles), y los especialistas en el clima no. Mientras el mundo arde, ExxonMobil gana unos beneficios récord: más de 36.000 millones de dólares en el 2005, el máximo obtenido por una sola empresa en un año. Ford: La fábrica de Ford Motor Company en Mahwah (Nueva Jersey), antaño la mayor planta de montaje de automóviles del país, vertió millones de litros de sedimentos de pintura, suficientes para llenar dos de los tres túneles del Túnel Lincoln, en una zona que ahora es residencial, reveló una serie publicada en el Bergen Record (vean www.toxiclegacy.com). Las pruebas encargadas por el Record hallaron plomo, arsénico y xilenos en los sedimentos: algunos a niveles 100 veces superiores que los que gobierno considera seguros. Los periodistas del Record desenterraron documentos que demuestran que los ejecutivos de la Ford sabían hace 34 años que sus residuos habían contaminado un arroyo que desemboca en el embalse de Wanaque. Halliburton: La empresa ha conseguido crear un modelo empresarial de contratos tramposos con el gobierno de Estados Unidos. Sorprendida una y otra vez, no parece que eso haya cambiado mucho las cosas. En febrero, el Ejército estadounidense acordó pagar a KBR, subsidiaria de Halliburton, casi 2.000 millones de dólares por un trabajo que nadie puede demostrar que se hiciera jamás. En marzo, la compañía reveló que el Departamento de Justicia había abierto una investigación penal sobre un posible fraude en las licitaciones de contratos en el extranjero de Halliburton. En junio, en una vista celebrada en el Congreso, Bunnatine H. Greenhouse, entonces máximo especialista en contrataciones del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, declaró: "Puedo declarar sin duda que el abusos de los contratos concedidos a KBR [subsidiaria de Halliburton] representa el abuso de contratos más descarado e impropio que he pesenciado en toda mi carrera profesional". Y la lista de abusos sigue y sigue… KPMG: KPMG "reconoció actos delictivos en el mayor fraude cometido jamás en un refugio fiscal", declaró el fiscal general Alberto Gonzales en agosto. KPMG logró librarse sin ninguna declaración de culpabilidad ni salida negociada, gracias a un acuerdo de "enjuiciamiento aplazado" en cuya virtud la empresa prometió pagar 456 millones de dólares en multas, restituciones y penalizaciones y portarse mejor en el futuro. Eso no compensará el daño que ha causado la compañía. Según el gobierno, "KPMG ha reconocido que cometió un fraude que generó al menos 11.000 millones de dólares en pérdidas falsas de impuestos que, según la documentación judicial, le ha costado a Estados Unidos al menos 2.500 millones de dólares en impuestos evadidos." Roche: Bajo licencia de la empresa de San Francisco Gilead, Roche fabrica el antigripal Tamiflu. Al parecer, el Tamiflu es la mejor defensa farmacológica disponible para las personas expuestas a la gripe aviaria. Por ahora, la gripe aviaria no se transmite entre seres humanos, pero si la enfermedad muta hasta ese punto, las consecuencias mundiales podrían ser terribles. Para Roche, esto es bueno: de pronto, un producto con pocas ventas tiene una demanda tan grande que la compañía no puede fabricarlo en cantidades suficientes, literalmente. En lugar de autorizar de forma generalizada su producción, la empresa ha difundido una serie de confusas explicaciones sobre lo difícil que es fabricar el Tamiflu, y ha maniobrado para conservar todo el control posible sobre el suministro mundial. Eso ha ayudado al balance final de la empresa: Tamiflu gana de pronto mil millones de dólares al año, pero deja a la salud pública mundial en una posición innecesariamente precaria. Suez: Suez es un destacado proveedor y beneficiario de la tendencia mundial de la privatización del agua: la venta de sistemas de agua públicos a entidades privadas o la entrega del control y la gestión de los sistemas públicos a las empresas. El resultado está siendo un servicio pésimo, la subida de las tarifas y esfuerzos destinados a beneficiar a las familias acomodadas a expensas de las pobres. En el caso señalado de El Alto (Bolivia), las multitudinarias manifestaciones celebradas en enero del 2005 hicieron que el gobierno boliviano cancelara un contrato de privatización de agua con Aguas del Illimani, uno de cuyos accionistas principales es Suez. W.R. Grace: Los fiscales federales acusaron formalmente en febrero a Grace de poner en peligro a sabiendas a los residentes de Libby (Montana), y de ocultar información sobre los efectos en la salud de sus operaciones de extracción de vermiculita. La vermiculita se empleaba en numerosos productos comerciales comunes, como el aislamiento, los materiales ignífugos, el rellenado de mampostería y como aditivo de tierras para jardinería y fertilizantes. Los yacimientos de vermiculita de Libby estaban contaminados con un tipo de amianto llamado tremolita. Las autoridades federales acusan a Grace de saber que los residentes caerían enfermos: dicen que Grace supo en los años setenta la naturaleza tóxica del amianto de tremolita de su vermiculita, pero no entregó la información al gobierno, pese a su obligación legal de hacerlo. La empresa permitió que los trabajadores dejaran la mina cubierta de polvo de amianto, permitió que los residentes se llevaran residuos de vermiculita para usar en sus jardines y repartió desechos de vermiculita en las escuelas de Libby para usar como base para pistas de atletismo y una pista al aire libre de patinaje sobre hielo. Ya están abiertas las nominaciones para las peores empresas del 2006.
(*) Russell Mokhiber es editor de Corporate Crime Reporter, con sede en Washington D.C. Robert Weissman es editor de Multinational Monitor, con sede en Washington, D.C. Ambos son coautores de Corporate Predators: The Hunt for MegaProfits and the Attack on Democracy (Monroe, Maine, Common Courage Press, 1999).
(c) Russell Mokhiber y Robert Weissman |
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