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19 de abril del 2006 |
el impacto de la catástrofe de Chernóbil
Un nuevo informe de Greenpeace en el que han participado cerca de 60 expertos científicos de todo el mundo (1), denuncia las mentiras del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los efectos del mayor accidente nuclear de la historia.
"El mundo científico ha demostrado que el OIEA ha tratado de subestimar los impactos sobre la salud humana causados por la catástrofe de Chernóbil. Greenpeace considera lamentable que el afán del OIEA por beneficiar a la industria nuclear se haga a costa del sufrimiento de millones de personas afectadas por la radiactividad de Chernóbil", declaró Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace España. Este informe de Greenpeace, que incluye diversos estudios, además de información, en parte inédita, de otras investigaciones, refleja que, a pesar de que permanezcan aún muchas incertidumbres sobre las consecuencias completas del desastre de Chernóbil, los datos que ya se conocen demuestran el alto coste para la vida humana de ese accidente nuclear. Un importante estudio (incluido en el informe), concluye que ya se habrían producido 200.000 víctimas mortales por culpa de Chernóbil en las tres repúblicas ex-soviéticas a causa de Chernóbil. Según el informe, en los últimos 15 años se habrían producido 60.000 muertes en Rusia atribuibles al accidente de Chernóbil y se estima que el total de las pérdidas de vidas para Ucrania y Bielorrusia podría alcanzar otras 140.000 (2). Además, en un informe del Centro Independiente de Evaluación Medio Ambiental de la Academia Rusa de la Ciencia, basado en datos estadísticos del Centro Nacional de Estadística sobre el Cáncer de Bielorrusia y Ucrania, prevé que se producirán próximamente otros 270.000 cánceres, de los cuales 93.000 mortales, causados por Chernóbil en todo el mundo (3). "El accidente de Chernóbil demostró la peligrosidad de la energía nuclear y su potencialidad catastrófica para la salud humana y el medio ambiente. No es posible plantear un nuevo modelo energético que dé cabida a la energía nuclear, sin considerar previamente en profundidad las consecuencias que todavía estamos pagando por el accidente de Chernóbil", declaró Carlos Bravo, responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace España. El conjunto de datos incluidos en el informe proporciona una amplia visión de la situación actual de los impactos sobre la salud de Chernóbil y concluye que la radiación liberada por la catástrofe ha tenido, además del impacto del cáncer, otros efectos devastadores en la salud de los supervivientes: daños de los sistemas inmunológico y endocrino, aceleración del envejecimiento, trastornos cardiovasculares y del aparato circulatorio, trastornos psicológicos, aberraciones cromosómicas y aumento de las deformaciones en fetos y en niños. Aparte del impacto directo de la radiación, la salud de la población bielorrusa, ucraniana y rusa se ha visto seriamente afectada por una serie de daños socio-económicos causados por la pérdida de las áreas agrícolas, los realojamientos forzados de unas 350.000 personas, crisis económica y la falta de una adecuada información a los afectados, además de un retraso político en la protección de la víctimas. Estos datos desafían las conclusiones del informe presentado por el Chernóbil Forum del OEIA de septiembre de 2005 (4), que preveía sólo 4.000 muertes adicionales atribuibles al accidente. Para Greenpeace es evidente que las cifras del OIEA son "un menosprecio al sufrimiento de cientos de miles de personas". El OIEA omitió el hecho de que esos 4.000 casos mortales de cáncer se referían sólo a un grupo específico estudiado de unas 600.000 personas (los llamados "liquidadores" y los realojados después del accidente), mientras que la nube radiactiva provocada por Chernóbil afectó a más de 2.000 millones de personas. Este organismo enmascara además la verdadera escala de impacto a la salud humana de Chernóbil en muchos otros aspectos. Por ejemplo, el OIEA omitió todos los impactos no oncológicos del accidente e intentó explicar muchos trastornos como "radiofobia", cuando existen claras evidencias médicas de los impactos psicológicos de la exposición a la radiación (por ejemplo, la glándula tiroides tiene una relación directa con el bienestar psicológico). "Resulta escandaloso comprobar cómo el OIEA está intentando lavar la imagen de los impactos del accidente nuclear más grave de toda la historia humana", ha añadido Carlos Bravo. "Negar las reales implicaciones de Chernóbil no es solamente insultar a miles de víctimas, sino que puede llevar a formular recomendaciones peligrosas como, por ejemplo, proponer realojar muchas personas en áreas contaminadas. El OIEA no puede seguir siendo el organismo de control de la energía nuclear cuando ni siquiera se atreve a admitir la responsabilidad de esta energía ante aquellos que por su culpa han visto sus vidas destrozadas para siempre", añadió Bravo. Exposición en España: "20 años después" El informe de Greenpeace "La catástrofe de Chernóbil. Consecuencias en la salud humana" se ha publicado a la vez que en 30 ciudades en todo el mundo, al igual que la exposición fotográfica "20 años después" del premiado con la World Press Photo, Robert Knoth (5). La exposición se compone de fotos de individuos y familias afectadas contando sus historias de lucha por la vida a causa de Chernóbil y de otros desastres nucleares. La inauguración se ha realizado hoy en la FNAC de Plaza Norte de Madrid e itinerará por distintas ciudades españolas a lo largo de este año. "Estas imágenes son un recordatorio de que las vidas humanas son más que números. Detrás de las estadísticas hay personas que están pagando el enorme precio de este accidente. Cada persona que todavía tenga dudas sobre los peligros que la energía nuclear supone debería visitar esta exposición y ver con sus propios ojos una de las razones por las cuales nos oponemos a la energía nuclear. Veinte años han pasado y la amenaza de un nuevo Chernóbil yace detrás de cada central nuclear " concluye Carlos Bravo. Datos del informe -La incidencia del cáncer ha aumentado en Rusia, Ucraina y Bielorrusia. Entre 1990 y 2000 se documentó un incremento del 40% de todos los cánceres en Bielorrusia, con aumentos más altos (52%) en la región altamente contaminada de Gomel. En Ucrania se vio un aumento del 12% y en áreas contaminadas de la región de Zhytomir en Ucrania, el número de adultos con cáncer aumentó casi tres veces entre 1986 y 1994. En la región rusa de Bryansk, la incidencia del cáncer aumentó 2.7 veces. -Sólo en Bielorrusia, se han identificado unos 7.000 casos de cáncer de tiroides debidos al accidente hasta 2004. Un estudio reciente ha alarmado de que el cáncer de tiroides en niños ha aumentado 88.5 veces, en adolescentes 12.9 veces y en adultos 4.6 veces. La previsiones para Bielorrusia hablan de entre 14.000 y 31.400 casos extra de cáncer en 70 años. -Por lo que tiene que ver con Ucrania en su totalidad, se prevén unos 24.000 cánceres de tiroides, de los cuales 2.400 mortales. -Este dramático aumento de los casos de cáncer de tiroides son muy superiores a lo esperado. Justo después del accidente, se predijo que se produciría sólo un ligero aumento de los casos de cáncer. Además estos cánceres han demostrado ser muy agresivos, con un periodo de latencia muy breve y una elevada tendencia a formar metástasis en un 50% de los pacientes. Este último factor obliga a tratamiento quirúrgicos repetidos para remover las metástasis residuales. -La leucemia empezó a aumentar significativamente en las poblaciones más expuestas unos 5 años después del accidente. Se ha estimado que la población bielorrusa podría llegar a sufrir hasta 2.800 casos extra de leucemia entre 1986 y 2056. De estos, hasta 1.880 serían mortales. -Desde 1995 en adelante se ha detectado también un aumento de los casos de cáncer de estómago, pulmones, mama, recto, colon, tiroides, médula ósea y del sistema linfático. Entre 1987 y 1999, se registraron aproximadamente 26.000 casos de cánceres inducidos por la radiación en Bielorrusia. De estos casos, el 18.7% eran cánceres de piel, el 10.5% cánceres de pulmón y el 9.5% de estómago. -Los trastornos cardiovasculares y del sistema linfático han aumentado considerablemente en Bielorrusia, Ucrania y Rusia. En Bielorrusia, las enfermedades relacionadas con la circulación de la sangre se han visto multiplicadas por 5.5, diez años después de accidente. En Ucrania, los trastornos emáticos y cardiovasculares aumentaron de un factor 10.8-15.4 entre los habitantes de las áreas contaminadas. -Impactos de la radiación sobre el aparato reproductor. La acumulación de radionucleidos en el cuerpo de la mujer lleva a un aumento de la producción de la hormona masculina testosterona, que causa la aparición de atributos masculinos. En cambio, se hizo mucho más frecuente la impotencia entre los hombre de entre 25 y 30 años que viven en las regiones contaminadas por radiactividad. Los niños de los territorios contaminados sufren un retardo del desarrollo sexual. Las madres padecen de trastornos del ciclo menstrual y de una mayor frecuencia de problemas ginecológicos, anemia durante y después del parto, anomalías en el parto y ruptura prematura de las aguas. -El accidente de Chernóbil trastocó el equilibrio de toda la sociedad bielorrusa, ucraniana y rusa. Se ha generado una crisis general a causa de un complejo entramado de distintos factores como, por ejemplo: realojamiento de poblaciones muy numerosas, pérdida de los terrenos agrícolas, contaminación de los alimentos, crisis económico, incremento del gasto sanitario a causa de los problemas generados por el accidente, problemas políticos, mano de obra debilitada, enormes costes estatales para la recuperación de la normalidad en las zonas afectadas, etc.
Notas
(1) El informe "La catástrofe de Chernóbil. Consecuencias en la salud humana" se puede descargar en: |
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