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La insignia
26 de septiembre del 2005


Un best seller al servicio del petróleo


Greenpeace, septiembre del 2005.



Causa estupefacción que un autor estadounidense de best-sellers (Michael Crichton) utilice la presentación en España de su última novela para promover que, "en vez de utilizar dinero en Kioto, se utilice para combatir el hambre". Teniendo en cuenta que los Estados Unidos, con un 5% de la población mundial emiten un cuarto del total mundial de los gases contaminantes que causan el cambo climático; que el Gobierno de Bush no sólo no es firmante de Kioto, sino que lleva años haciendo todo lo posible por torpedearlo y que con los billones de dólares que ese gobierno se gasta en un año en sofisticado armamento podría resolverse el problema global del hambre, parece que las recomendaciones de Crichton no están bien enfocadas.

No es la misión de Greenpeace responder a novelas de ficción, pero este libro se enmarca dentro de la campaña promovida por los neocon en contra de los ecologistas en general, y tiene como objetivo generar dudas que eviten una acción decidida en contra del cambio climático. Por ello consideramos necesario hacer algunas consideraciones. Ciertamente, y aunque el autor lo niegue, las líneas argumentales son demasiado burdas, y plasman las mismas tesis que las defendidas y promovidas desde hace años por las petroleras y la administración Bush: cuestionar el cambio climático y criminalizar a los ecologistas.

Si estos postulados se quedaran en el ámbito de la discusión teórica, la cosa no tendría mayor importancia. Pero están teniendo consecuencias concretas: la primera de ellas es el boicoteo de la administración Bush a cualquier medida que vaya encaminada a reducir las emisiones contaminantes. Ello lleva, evidentemente, a que continúe aumentando el consumo de combustibles fósiles y con ello los pingües beneficios de las multinacionales petroleras. El mensaje es claro: no pasa nada, sigamos quemando petróleo.

En lo relativo a la criminalización del movimiento ecologista, tampoco el tema se queda en el ámbito teórico. Esta argumentación sirve de marco para justificar acciones concretas que buscan criminalizar el movimiento de defensa del medio ambiente. Esas acciones van desde acusar a los ecologistas de ser los culpables de los daños del Katrina, hasta iniciativas del fiscal general de EEUU contra organizaciones ecologistas, pasando por la investigación a ciertos grupos ambientalistas que realiza el FBI bajo el amparo de la legislación antiterrorista.

Todo esto que está ocurriendo, es lo que busca justificar el libro de Michael Crichton. No se trata, por tanto, de una novela más.

La burda argumentación pseudocientífica de la novela ha sido ampliamente rebatida por la comunidad científica. No merece la pena entrar en ella pero quien tenga un interés especial puede encontrar una muy documentada respuesta en: http://www.realclimate.org/index.php?p=74

El título Estado de miedo tampoco se corresponde con el estado de opinión que generan las denuncias ecologistas. Estado de miedo es lo que está creando en todo el mundo el régimen unilateral, agresivo, antiecológico y ultramilitarizado que promueven los neocon y cuyo mejor representante es George W. Bush.



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