Mapa del sitio | Portada | Redacción | Colabora | Enlaces | Buscador | Correo |
20 de octubre del 2005 |
Jorge Aragón
Cada vez recibo más emilios de empresas autóctonas o foráneas
que, preocupadas por mi situación laboral, me preguntan si me considero
debidamente pagado o soporto adecuadamente el tedioso horario
que me encadena a la oficina.
Su propuesta es tentadora: sé tu propio jefe desarrollando una actividad independiente; y vale tanto para personas que quieran un ingreso extra, sin experiencia previa, como para las que estén dispuestas a "expandir un negocio internacional desde su casa". Eso sí, nos avisan que si lo que estamos buscando es un empleo fijo más vale que nos olvidemos. La oferta seduce, porque parece que hay personas a tiempo parcial, como amas de casa y estudiantes, que superan los 1.500 euros mensuales y personas a tiempo completo desarrollando la actividad desde casa con unos ingresos de 9.000 euros mensuales o más. Incluso, para demostrar su sentido social, incorporan la tradicional consigna socialista de que a cada cual según su trabajo. Vistas las enormes posibilidades de mejora que nos ofrece la moderna economía de mercado no se por qué la Secretaría de Juventud de CC.OO. promueve una campaña con el eslogan: "la precariedad es una M" (aunque igual la M es de maravilla) ni por qué miles de subsaharianos intentan saltar las vallas de Europa en Ceuta o Melilla. ¡Con lo bien que podrían estar todos en su casa trabajando y ganando un pastón! Con estas maravillas que nos ofrece el capitalismo empiezo a entender la llamada crisis de la izquierda, que a la momia de Lenin la quieran dar cristiana sepultura tras décadas de pasar frío en la Plaza Roja o que un doble de Mao se dedique a oficiar bodas en China al son de la Internacional. Nosotros mismos. |
|