Javier López Martín: Sindicatos y globalización

A finales de la pasada semana los sindicatos de las principales capitales europeas mantuvimos un encuentro en Madrid organizada por la Fundación Sindical de Estudios de CCOO de Madrid, para reflexionar sobre el papel de los sindicatos en el siglo XXI.

Al encuentro aportaron su experiencia los responsables de las Trade Unions del Gran Londres, la CGT de París, los sindicatos CGIL y UIL de Roma, la CGTP de Lisboa, la DGB de Berlín, CCOO y UGT de Madrid.

La primera conclusión compartida por los participantes es que los problemas de las capitales europeas son similares, aún con algunas peculiaridades. El paro y la precariedad laboral; la deslocalización de empresas multinacionales que arrastran en su huida a otras muchas pequeñas y medianas empresas; la explotación de los trabajadores inmigrantes en situación irregular; la especulación urbanística, que se traduce en altos precios de la vivienda y desertización industrial; el futuro de las pensiones; la atención a las personas en situación de dependencia; la sanidad; la educación…

Los problemas que afectan a la calidad del empleo y de la vida de los trabajadores son los mismos y todos los sindicatos europeos coinciden en la necesidad de intensificar la cooperación sindical para hacer frente a los efectos de una globalización que sólo ha desarrollado las posibilidades de libre circulación de los capitales y que ha dejado a los estados nación con las manos atadas para dar respuesta a la globalización de los derechos.

Por poner un ejemplo, los mecanismos nacionales para combatir los efectos sobre la industria textil española y europea de la ofensiva global de la industrial textil china son muy escasos, por no decir inviables, lo cual abunda en la idea de que afrontamos una globalización que por ahora consiste casi exclusivamente en la liberalización de los mercados a nivel mundial. Las estrategias para combatir los efectos sobre el empleo y los derechos sociales sólo es posible desde ámbitos suprarregionales.

Sin embargo, espacios con enormes posibilidades para orientar y gobernar la globalización, como la Unión Europea, caen en la lógica de las multinacionales y aceptan una liberalización a ultranza de los servicios públicos con regulaciones ajenas a la lógica del modelo social europeo, como la que impulsa la Directiva Bolkenstein, que desde la movilización sindical hemos conseguido frenar y modificar en parte.

El siglo XXI debe ser el de la globalización de los derechos y en esa perspectiva parece esencial que la Unión Europea haga valer su modelo de desarrollo económico y social. Las capitales europeas deben convertirse desde sus instituciones regionales y municipales, desde las organizaciones empresariales, sindicales y sociales, en una referencia para el impulso de ese modelo económico y social que, no siendo perfecto, incorpora valores y políticas que están muy lejos de ser las que priman en el conjunto del planeta. La libertad, la igualdad, el empleo y la protección social tienen un desarrollo y tratamiento en Europa que tiene poco que ver con la realidad en Estados Unidos, Japón, los gigantes asiáticos, Rusia o el continente africano.

Los sindicatos de las capitales europeas hemos dado los primeros pasos constituyendo una Conferencia de Sindicatos de Capitales Europeas en el marco de la Confederación Europea de Sindicatos. No queremos ser un club de debates. Hemos manifestado nuestra voluntad de abordar la solución a los problemas reales de los ciudadanos de las regiones capital. Esperamos que empresarios e instituciones recorran pronto el camino y seamos capaces de abrir espacios negociadores y procesos de diálogo social.

No debemos olvidar que cuando los problemas no se abordan terminan enquistándose y estallando. La realidad y las consecuencias de la globalización avanzan rápido y de forma imparable. No nos sobra el tiempo para acometer los retos, elaborar propuestas y negociar políticas que impulsen el desarrollo económico, el empleo y la cohesión social en Europa.