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La insignia
1 de mayo del 2005


Grandes científicos (II)

Thomas A. Adison: Cabeza de chorlito


__Sección__
Diálogos
Manuel Calvo Hernando (*)
La Insignia. España, mayo del 2005.



Thomas A. Edison (1847-1931) vendió periódicos en su juventud, lo que en Estados Unidos es bastante habitual, pero hizo algo menos corriente: inventar artilugios diversos. Su maestro, en la escuela, le llamaba "cabeza de chorlito" por el poco interés que mostraba en los estudios y finalmente dejó el colegio. Fue su madre quien le educó y satisfizo la infinita curiosidad del joven Edison. La lectura de las obras de Faraday despertó en Edison el interés por la ciencia y la técnica. Trabajó como telegrafista, perfeccionó algunos aparatos telegráficos y por una de estas invenciones obtuvo un premio que le permitió montar su propio laboratorio.

Edison hizo también descubrimientos sobre el teléfono que por entonces había inventado Bell. En 1878 presentó su fonógrafo con cilindro de hoja de estaño y posteriormente el megáfono. Pero la más útil de todas sus invenciones fue la lámpara eléctrica incandescente, en 1880. En 1886 construyó su gran laboratorio de Orange y del que salieron gran número de descubrimientos e invenciones (Winterhalder, 1992).

En Nueva York, pasó tiempos de extremada pobreza y en la misma ciudad realizó la primera demostración privada del invento, el 24 de enero de 1838. La primera frase transmitida por telegrafía comenzaba así: "¡Atención, Universo!". Pero no tenía dinero para proseguir sus trabajos y la situación llegó a ser tan desesperada que un día, los diez dólares pagados un alumno le permitieron comprar su primer alimento después de 24 horas. Los últimos años de su vida fueron apacibles. Conoció el éxito del cable trasatlántico y en Europa le colmaron de honores.


Otros inventos

Inventor e industrial estadounidense. A los 12 años empezó a vender periódicos en los trenes y luego se dedicó a redactar e imprimir un periódico que él mismo vendía a los pasajeros. Aprovechaba los viajes para aprender por sí mismo química, física y mecánica y se interesó también por la telegrafía. Diversos inventos, entre ellos la aplicación práctica del teléfono, el telégrafo y la máquina de escribir le permitieron instalar unos laboratorios en Nueva Jersey. En estos laboratorios inventó y perfeccionó el fonógrafo (1877) y la lámpara incandescente (1878), que alcanzó gran éxito y fue inmediatamente adoptada em Europa y América.

Descubrió también la emisión de electrones por los metales incandescentes.

Entre 1890 y 1900 sufrió una serie de reveses económicos que le llevaron a la ruina, pero logró volver a su desahogada situación anterior, y continuó sus trabajos sobre fotografía, tejidos impermeables, construcciones de cemento armado, etc.


El efecto Edison

Si en la parte externa superior de una bombilla de incandescencia, como la que había creado, se dispone el polo positivo de una batería a través de un galvanómetro, se observa el paso de una corriente por el hecho de que los electrones liberados por el filamento incandescente son atraídos por la placa. Este fenómeno, descubierto por Edison en 1884, fue aprovechado por el fisico británico Fleming, para establecer el principio en que se fundamenta una buena parte de la tecnología electrónica contemporánea. Por tal razón vemos televisión, vídeo e incluso usamos los ordenadores, aunque para esto último se necesitaba todavía mucho tiempo, mucha ciencia y el trabajo de muchos científicos y técnicos.



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