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16 de diciembre del 2005 |
Los gobiernos, contra los trabajadores CCOO. España, diciembre del 2005.
En la reunión mantenida en la mañana de hoy, hora local de Hong Kong, con la delegación del Gobierno español en la Conferencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el delegado de CC.OO. en la Conferencia, Javier Doz, planteó al ministro de Industria y Comercio, José Montilla, las dos principales exigencias que las organizaciones sindicales internacionales -Confederación Europea de Sindicatos (CES), Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) y las federaciones internacionales sectoriales- reclaman a la institución intergubernamental que regula el comercio mundial: que las medidas de liberalización se tomen después de estudiar sus impactos en el empleo y en las condiciones que definen el trabajo decente, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estableciendo, en su caso, procedimientos negociados, y financiados de modo solidario, para hacer frente a las reestructuraciones que pudieran producirse; y que se inicie el proceso para hacer coherentes las normas de la OMC con las de la OIT.
Estas mismas exigencias fueron defendidas en la reunión que, a continuación, mantuvo una delegación de la CES con representantes de la Comisión Europea. El ministro Montilla se mostró receptivo a las peticiones sindicales, sin comprometerse a defenderlas oficialmente. Los responsables de la Comisión no se pronunciaron al respecto. CC.OO., que valora como muy difícil la posibilidad de que alguna de las cuestiones clave sean resueltas en la Conferencia de Hong Kong, es muy crítica con la actitud de la inmensa mayoría de los gobiernos, empezando por los de los países pobres y los intermedios del G20, con respecto a los derechos y la dignidad del trabajo en su relación con los procesos comerciales: solo valen los intereses económicos de cada parte, legítimos o no; los derechos del trabajo nada. Los millones de puestos de trabajo que se han perdido o corren peligro de perderse debido a la finalización de los cupos del acuerdo del Textil y el Vestido obligan a la Organización Mundial de Comercio a tomar medidas para gobernar las consecuencias de la liberalización comercial, especialmente en los sectores en los que se utiliza mano de obra intensiva como la agricultura, los servicios y la industria ligera. CC.OO considera que las consecuencias de un modo de producir ventajista, sin derechos sindicales ni democracia, afectan a todos los países incluyendo muchos países pobres y en vías de desarrollo, en sus zonas francas industriales, donde los derechos de los trabajadores estaban ya considerablemente reprimidos. Los efectos que esto ha tenido en países en desarrollo como Bangladesh, Sri Lanka, Indonesia, Mauricio y otros países como los de América Central, han supuesto, según la CIOSL, la pérdida de 27 millones de puestos de trabajo. Competencia desleal La búsqueda de una ventaja competitiva a corto plazo mediante la violación de los derechos fundamentales de los trabajadores, por un lado socava las perspectivas de desarrollo a largo plazo y, por otro, debería considerase tan competencia desleal como otro tipo de subsidios hoy en cuestión. CCOO considera que los accesos preferenciales al mercado europeo deben estar ligados al respeto y cumplimiento de las normas laborales fundamentales. El comercio mundial debe respetar las normas fundamentales del trabajo, también conocidas como derechos fundamentales de los trabajadores, que son los derechos humanos fundamentales reconocidos internacionalmente para todos los trabajadores, independientemente del nivel de desarrollo del país y validados por la OIT, que abarcan la libertad sindical y el derecho de negociación colectiva; la eliminación de la discriminación con respecto al empleo y la ocupación; la eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio y la abolición efectiva del trabajo infantil, incluyendo sus peores formas. |
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