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La insignia
26 de agosto del 2005


Así vamos

La economía francesa en apuros


Juan Castaingts Teillery (*)
La Insignia. México, agosto del 2005.


La economía francesa mantiene las ventajas estructurales de una economía rica, pero desde hace más de un lustro vive un periodo de debilidad que no logra superar.

En Francia no hay crisis; no obstante su crecimiento es lento con problemas cada vez mayores. El desempleo es estructural y muy elevado. El comercio exterior había funcionado bien, pero ahora se encuentra en déficit. Su nivel de competitividad se estanca. Las innovaciones sólo funcionan en algunos sectores. El nivel de inversión es insuficiente. El consumo no repunta. El déficit fiscal y la deuda pública han sobrepasado los niveles fijados por la comunidad económica europea.

La cultura francesa es extraordinaria y se tiene un saber vivir simplemente sorprendente. No es sólo el dinero, sino la delectación, lo que determina los valores y las relaciones humanas. Hay que reconocerlo, la sociedad francesa ha estructurado un nivel envidiable de placer.

La sociedad del placer genera contradicciones con la sociedad del dinero. En Francia se trabaja bien, pero poco. La productividad por hora trabajada en 2002 es la más alta de los países desarrollados, pero cuando se pasa a la productividad anual por persona ocupada, la situación, sin ser mala, ya no es tan competitiva.

Un estadounidense trabaja 270 horas más al año que un francés, y un inglés trabaja 162 horas más al año que el francés. El francés y el alemán lo hacen más o menos en la misma magnitud. Con 40 horas por semana, el estadounidense trabaja más de un mes y medio que el francés, y el inglés lo hace cerca de un mes más.

La diferencia es enorme y al final lo que producen los estadounidenses e ingleses en ese periodo, es enorme. La sociedad del placer francesa tendría la capacidad de mantener sus niveles competitivos si no fuese porque sus competidores sostienen una rivalidad sin cuartel.

Las exportaciones están concentradas en pocas empresas y pocos rubros. Según Le Monde (10/08), el 90 por ciento de las ventas al exterior lo realizan 10 por ciento de los exportadores. Hay que tener en cuenta que Francia exporta principalmente hacia Europa, la cual, salvo algunos países, también tiende al estancamiento, y el hecho de que Alemania viva problemas aún más duros afecta fuertemente a Francia, ya que Alemania es el principal destino de las exportaciones francesas.

Es difícil pensar que Francia pueda salir de su atonía si no se presenta un repunte importante en Alemania y en el resto de Europa. El problema es circular ya que Europa también requiere de Francia y es claro que hasta ahora, Europa es incapaz de estructurar una política económica común.

El aumento de la tasa de cambio del euro con relación al dólar y al yen japonés, ha afectado negativamente el comercio exterior francés y sus repercusiones sobre la tasa de crecimiento son considerables debido a que los problemas de las exportaciones han significado por lo menos la pérdida de casi un punto en la tasa de crecimiento (0.7 por ciento en 2003).

Sin embargo, el euro fuerte ha afectado por igual a Alemania cuyas exportaciones siguen al alza; quizá el sector exportador alemán sea lo único que funciona bien en esa economía, pero la diferencia con Francia muestra las debilidades del sector exportador francés. Una parte substancial de las exportaciones francesas registran caídas y sólo algunos sectores registran alzas, por ejemplo automóviles, aviación, farmacia y perfumería.

La inversión extranjera de Francia era la segunda tras la británica; aunque sigue siendo elevada, ha disminuido desde el año 2002. La inversión que realizan las empresas privadas también cae, ya que bajó en el año 2003 un 1,1 por ciento. Las tasas de interés son más bajas en la zona euro que en Inglaterra y Estados Unidos, pero todo indica que los inversionistas anticipan menores expectativas de ganancia ya que la inversión es declinante. El sector industrial es desigual, hay sectores dinámicos que siguen atrayendo inversión, pero hay otros estancados y otros más que retroceden.

Finalmente, la deuda pública y el déficit fiscal ya rebasan los límites impuestos por Bruselas.


(*) Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa.
Correo electrónico: castaingts42-juan@yahoo.com.mx



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