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7 de octubre del 2004 |
Ritt Goldstein
Estocolmo.- Miles de pacientes muertos, la complicidad de importantes miembros de la comunidad médica y la codicia ciega de grandes corporaciones son algunos elementos de lo que, para muchos expertos, ya constituye una crisis farmacéutica mundial.
Una serie de suicidios de adolescentes en Estados Unidos que ingerían antidepresivos despertó la polémica, al revelar el problema de fondo: el efecto devastador de muchos medicamentos distribuidos en todo el planeta. "Creo que, a estas alturas, ya se trata de una crisis general de la atención médica", afirmó el psiquiatra y científico británico especializado en medicamentos David Healy. "Si las compañías farmacéuticas, luego de que un niño se suicida por tomar esos medicamentos, ocultan el problema debajo de la alfombra, nadie podrá tomar medicamentos y sentirse seguro", indicó. El 29 de septiembre, la firma Merck & Co retiró del mercado su popular medicamento contra la artritis Vioxx tras reconocer que incrementaban el riesgo de sufrir un paro cardíaco. Apenas un mes antes, la firma había condenado con dureza el estudio en que la gubernamental Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos advirtió esos problemas, según informó la agencia de noticias Associated Press. En los últimos años "se multiplicó vertiginosamente" la cantidad de medicinas retiradas del mercado de Estados Unidos o clasificados con la etiqueta "caja negra", que advierte de posibles efectos colaterales como la muerte o lesiones serias, señaló el médico Joel Lexchin, de la Escuela de Políticas y Administración de la Salud Pública de la Universidad de York, Canadá. "Muchas personas, incluyéndome, lo atribuyen a que las medicinas son aprobadas en Estados Unidos muy rápido y a que la FDA hace sus estudios tambiéndemasiado rápido. Eso hace que entren al mercado medicamentos que no deberían estar ahí", dijo Lexchin a IPS. La revista empresarial Forbes señaló en su edición del 30 de septiembre que 84 millones de personas tomaron Vioxx durante los cinco años que estuvo en el mercado, y que en este momento cuatro millones lo ingieren. Los primeros temores sobre sus efectos habían surgido en 2001. La revista médica británica The Lancet había publicado en 1998 un estudio de la Universidad de Toronto según el cual las reacciones adversas a ciertas medicinas son "una importante causa de muertes". The Lancet subrayó que la investigación fue elaborada exclusivamente con medicamentos "recetados y administrados apropiadamente". "Muchas reacciones adversas resultan del uso de medicamentos con una innegable alta toxicidad", concluye el estudio. Mientras, cinco científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard alertaron a través d el boletín de la Asociación Médica Estadounidense que las reacciones a ciertas medicinas son "una importante causa de muerte en Estados Unidos". Los investigadores instaron a la FDA a que "apruebe nuevos medicamentos sólo cuando se han realizado terapias efectivas y seguras" con ellos, y condenaron la "frecuente introducción" en el mercado de medicinas que producen graves efectos colaterales. Además, instaron a las clínicas a "evitar el uso de nuevos medicamentos cuando hay otros disponibles con agentes similares". Lexchin, asesor de políticas farmacéuticas de la Organización Mundial de la Salud y de los gobiernos de Australia y Canadá, estimó que en los últimos cinco años se produjo "una muerte anual por cada 1.500 habitantes" del planeta por medicamentos peligrosos. Esto se traduce en 6.670 muertes al año cada 10 millones de habitantes. Las "investigaciones parcializadas, el ocultamiento de los estudios que advierten los peligros, la masiva publicación de estudios favorables y las actividades promocionales de las firmas farmacéuticas " estimulan esta catástrofe, afirmó. Por su parte, The Lancet señaló que las reacciones adversas a determinados medicamentos podrían ser la causa de "más de 100.000 muertes" en los hospitales de Estados Unidos "todos los años, convirtiéndose en la cuarta causa de muerte más común". La revista añadió que las cifras son "muy similares" en el sur en desarrollo. El diario estadounidense The Washington Post informó el 9 de septiembre que el subcomité de energía y comercio de la Cámara de Representantes inició una serie de audiencias sobre la industria farmacéutica en respuesta a "las crecientes protestas por el ocultamiento de estudios médicos". Mientras, la Asamblea Legislativa del occidental estado de California analizó en agosto el posible vínculo entre determinados medicamentos antidepresivos y una serie de suicidios, a pedido de las familias de las personas muertas. El problema de la depresión es grave en el oeste de Estados Unidos. Los estados de Nevada y Arizona tienen el mayor índice de suicidios en el país. El 9 de septiembre, ante la creciente polémica sobre los ensayos clínicos en que se analiza la eficacia de las medicinas antes de lanzarlas al mercado, la asociación industrial Productores e Investigadores Farmacéuticos de Estados Unidos (PhRMA) aseguró que mantiene los principios de investigación que asumió hace dos años. "Esos principios expresan el compromiso de las compañías integrantes de PhRMA de comunicar los resultados de los ensayos clínicos, sean positivos o negativos, realizados a los medicamentos del mercado", indicó un portavoz de la asociación. Igual que en otros escándalos en Estados Unidos, la polémica por los medicamentos está ligada a casos de corrupción en el sistema, así como a graves falencias en los procesos regulatorios. El 21 de septiembre, el diario británico The Guardian informó que los medicamentos Seroxat y Prozac "pueden convertir a las personas en homicidas", de acuerdo con los ensayos clínicos a que fueron sometidos, y cuyos resultados fueron hechos públicos por Healy. Gran Bretaña prohibió el año pasado el uso de Prozac en niños. Según estudios elaborados por la FDA, un joven que consume antidepresivos Prozac, Paxil y Zoloft tiene dos veces más probabilidades de tener pensamientos suicidas que otro al que se le administraron placebos. La FDA concluyó el 14 de septiembre que estos antidepresivos debían llevar la "caja negra" de advertencia pues "pueden provocar comportamiento suicida en los niños y adolescentes". Los medicamentos psiquiátricos son las principales fuentes de dinero de las empresas farmacéuticas. "Los responsables de regular no parecen estar del lado del paciente. Si creen estar del lado del paciente, entonces son incompetentes", señaló Healy. |
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