Ignacio Escolar: España: El cuento del UMTS

Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. Tanto que el ministerio de Industria puede rebajar las condiciones de inversión a los ganadores de las licencias de telefonía de tercera generación, el UMTS, y que las condiciones de servicio y cobertura "prácticamente" ni se noten, ni traspasen. Francisco Ros, el nuevo secretario de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información, ha dado un nuevo regalo a los operadores de telefonía móvil, ese necesitado sector que cada año mejora sus beneficios.

Cuando se concedieron las licencias de los nuevos móviles, en mayo de 2000, los ganadores se comprometieron a invertir 14.400 millones de euros en las infraestructuras necesarias para que la red estuviese lista y funcionando antes del 1 de agosto de 2001. Tres años más tarde, después de sucesivas rebajas y aplazamientos, la inversión mínima comprometida por avales se ha reducido hasta 5.060 millones de euros, aunque el Gobierno espera (la esperanza es lo último que se pierde) que se alcancen los 11.200 millones en una década desde la puesta en marcha del servicio. Telefónica y Vodafone ya tienen el UMTS funcionando, aunque sólo en algunas grandes ciudades. Amena comenzará, dicen, en octubre. Y el cuarto en discordia, Xfera, no saldrá al mercado hasta dentro de un año; como pronto y sólo si escampa.

Y es que está nublado para la nueva telefonía. Tras las multimillonarias subastas de licencias en otros países europeos, donde los operadores pagaron lo que no tenían, el panorama es hoy mucho menos optimista para el UMTS. Ya no está tan claro que los móviles de tercera generación vayan a ser un gran negocio a corto plazo y después de la euforia de hace unos años, del espejismo de la burbuja punto com, las compañías telefónicas se han vuelto cautelosas y escépticas. De momento, la voz sigue suponiendo la mayor parte de la factura que pagan sus clientes. Entre los servicios de datos, el mayor porcentaje de los ingresos los da el SMS. Y para facturar mensajes de texto y politonos bisbal no hace falta invertir en nuevas infraestructuras. Qué inventen otros.

Fiasco político

España vendió sus licencias UMTS más baratas que otros países europeos con el argumento de que, a cambio, seríamos los primeros en disfrutar de la nueva tecnología. Pero no sólo no recaudamos, como hicieron Reino Unido (38.000 millones de euros) o Alemania (50.519 millones), sino que seguimos compuestos y sin móvil multimedia. Ni antes el PP ni ahora el PSOE se han atrevido a obligar a los operadores a cumplir lo que habían firmado, unas inversiones comprometidas con 2.650 millones de euros en avales que no se han ejecutado. Los nuevos avales para garantizar la inversión mínima son hoy de 890 millones.

Los argumentos que expone ahora Industria para justificar el enésimo aplazamiento y las rebajas son los mismos de siempre. Según una nota del ministerio la culpa es del "prolongado retraso en la disponibilidad de la tecnología UMTS, la inexistencia de terminales comercializables a gran escala, dificultades para la obtención de licencias municipales, la aparición de desarrollos tecnológicos no previstos como el acceso inalámbrico a redes fijas (Wi-Fi) o el desarrollo de los servicios GPRS". Traducido: no hay tecnología, a pesar de que otros países ya cuentan con sistemas similares funcionando; hay más competencia, la de los propios operadores con el GPRS que hay que amortizar, y los ayuntamientos, presionados por los asustados vecinos que no tienen claro que sean inocuas para la salud, ponen pegas a la instalación de más antenas. "En resumen" -explica Industria- "los usuarios dispondrán de al menos dos ofertas con coberturas del 95% de la población a los cinco años del lanzamiento del UMTS, y las otras dos ofertas proporcionarán dicha cobertura con posterioridad".

Pero el UMTS está retrasado para lo que quiere. Se han reducido los compromisos de inversión a casi la tercera parte porque los operadores podrán compartir sus redes y porque ahora con menos antenas se consigue la misma cobertura. Milagros de la ciencia.

Lo mejor de la semana

El 1 de octubre, si el nuevo Gobierno no lo remedia, entrará en vigor la reforma del Código Penal, que endurece las penas contra la piratería hasta límites absurdos. José Cervera advierte: "Será delito (con pena de 12 a 24 meses) bajarse una canción de un programa P2P"

El abogado Carlos Sánchez Almeida escribe sobre el mismo tema: "Luego pasa lo que pasa. Juicios en los que el Ministerio Fiscal pide 18 meses de prisión por tres copias de videojuegos, valoradas en poco más de 100 euros. Y jueces con dos dedos de frente que dictan sentencias absolutorias."

La nueva directora de RTVE patinaba en un discurso al considerar que en los medios públicos la "influencia política" está legitimada por las urnas. Juan Varela, desde Periodistas 21, critica a la catedrática: "Caffarel demuestra ser una buena leninista, de las que creen que unos pocos enseñarán la verdad revolucionaria al resto, y pasa por encima de las primeras obligaciones de una televisión pública: educar, informar y entretener con imparcialidad y respeto a la verdad.

Microsoft combate la piratería con policías privados. Lo cuenta Mariano Gistaín: "Detectives de Microsoft que se hacen pasar por clientes visitan las tiendas de informática en busca de Windows piratas"

Las elecciones europeas aún colean en los blogs. En el Palimpsesto, Prosopopeyo escribe la crónica más irreverente y encuentra parecidos razonables entre Rodrigo Rato y Torrente.

Pero lo más europeo de la semana es el fútbol. Un nuevo blog, elaborado por un periodista desde Portugal, publica en Internet crónicas más informales de la Eurocopa y da ánimos para el próximo partido: "Lo que debe saber usted, mi querido sufridor de ésta nuestra Selección, es que ganando contra Grecia también nos la habríamos jugado contra el anfitrión Portugal el domingo. O sea, que daba igual un 2-1 que un 1-1".

(*) Nacho Escolar, músico y periodista, es editor de SpanishPop y Escolar.net