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27 de junio del 2004 |
Ariel Ruiz Mondragón
Carbonell, Miguel y Rodolfo Vázquez (coordinadores). Poder, derecho y corrupción. México, Instituto Federal Electoral, Instituto Tecnológico Autónomo de México, Siglo XXI, 2003. 306 p. (Col. Criminología y Derecho) Hoy por hoy, el fenómeno de la corrupción continúa siendo uno de los grandes problemas a los que se enfrentan gobiernos y sociedades de todo el mundo. Los antiguos regímenes autoritarios y dictatoriales eran profundamente corruptos, en mucho mayor grado que en las democracias; pero aunque en éstas las anomalías se han atenuado gracias a los contrapesos y mecanismos de control y fiscalización, pueden ser más notorias merced a la transparencia y las libertades existentes. Sin embargo, la corrupción también se ha globalizado, por lo que es necesario contar con nuevos elementos conceptuales y teóricos para dar cuenta de ella y de esa manera poder combatirla con las herramientas y mecanismos adecuados. Indudablemente este volumen, que incluye diversos temas que van desde la aclaración del concepto de corrupción hasta análisis políticos, económicos y jurídicos de ella, permite avanzar en su comprensión amplia.
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Díez-Picazo, Luis María. La criminalidad de los gobernantes. Barcelona, Crítica, 2000. 179 p. (Biblioteca de bolsillo, 21) Todos los países con gobiernos democráticos han tenido que lidiar con el hecho de que varios de sus líderes han cometido crímenes y delitos de diversa laya. Los gobernantes, cuando delinquen -incluyendo el caso en que sus faltas no tengan una connotación política inmediata-, asumen características que los distinguen del resto de los delincuentes: cuando incurren en violaciones a las normas para beneficiarse personalmente, así como para evitar su investigación y castigo, cuentan con los recursos propios del aparato del Estado para actuar. Esto encierra una gravedad inusitada, ya que con ello se deslegitima el Estado ante los ciudadanos. En este libro el autor aborda la cuestión del régimen de responsabilidad penal de los gobernantes delincuentes a través del análisis comparado de experiencias constitucionales en varios países y distintas épocas. Sin embargo, es importante una idea del autor: la moralidad pública que reine en un país también es responsabilidad de sus ciudadanos, quienes no pueden dejar sólo en manos de la justicia penal la corrupción y el abuso del poder. De allí la importancia de su intervención en la fiscalización de la cosa pública.
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Malem Seña, Jorge F. La corrupción. Aspectos éticos, económicos, políticos y jurídicos. Barcelona, Gedisa, 2002. 250 p. (Serie CLA-DE-MA, Filosofía del Derecho) La corrupción no es un asunto nuevo ni tampoco es puramente local: pese a su actualidad tiene lejana data, además de que se ha globalizado a través de redes profundas y siniestras que superan cualquier frontera. Pese a la diversidad de formas que adopta, la corrupción se caracteriza por el hecho de que quienes intervienen en ella buscan obtener beneficios irregulares a través de la violación de un deber institucional, lo que implica infringir la ley y romper con la ética. Esas conductas no se presentan únicamente entre funcionarios públicos, sino también entre agentes privados -aunque su interacción también es muy relevante-. Esos beneficios particulares reportan también un daño social que difícilmente es calculable. Si bien la corrupción se puede enmarcar en regímenes políticos cuyo funcionamiento la favorece y aún la supone, practicarla constituye un problema moral ya que practicarla implica una decisión individual. Justamente en este estudio se tocan los diversos aspectos de las conductas corruptas, que van desde las condiciones que la hacen posible hasta la educación moral
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Sapelli, Giulio. Cleptocracia. El "mecanismo único" de la corrupción entre economía y política. Traducción de Andrés Sikirko. Buenos Aires, Losada, 1998. 202 p. (Col. Cristal del tiempo, Serie: Sociedad y política) En la actualidad nos hemos alejado -años luz, según parece- de una idea clásica y de una praxis de la política entendida como búsqueda de la virtud. Y sin embargo, deben buscarse caminos para que, cuando menos, no acabe de envilecerse. En este estudio, que pone énfasis en el preocupante caso italiano, se muestra que cuando la corrupción y la ilegalidad económico-política se vuelven tan notorias por la acción de los magistrados, se convierten en grandes y preocupantes fenómenos que tienen grandes consecuencias sobre la cultura civil, sobre el sistema político y sobre el sistema económico. En este impactante estudio el autor se propone ocuparse "de las causas y de la estructura de la corrupción como variante de la ilegalidad económica política", intentando "poner las bases de una teoría que nos ayude a todos nosotros a comprender sus formas. Procuraré conectar la estructura social con las conductas prácticas de los actores, en la estrecha compenetración entre sistema económico y sistema político, buscando en la medida de los posible alcanzar un weberiano criterio de objetividad."
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Thompson, John B. El escándalo político. Poder y visibilidad en la era de los medios de comunicación. Traducción de Tomás Fernández Aúz y Beatriz Eguibar. Barcelona, Paidós, 2001. 392 p. (Paidós Estado y Sociedad, 94) Quien ha decidido hacer de la política su profesión deben ser lo suficientemente precavidos para evitar caer en uno de sus peores escenarios: el escándalo. Éste puede ser producido ya sea por sus acciones en el quehacer público o por su conducta privada. Si bien las características definitorias mediáticas del escándalo vienen de finales del siglo XVIII, las formidables transformaciones políticas, económicas, sociales y tecnológicas han generado una evolución que ha cambiado la naturaleza de la vida pública. Por esto es que el escándalo tiene consecuencias graves no sólo para los que se ven relacionados personalmente en él, sino también para las instituciones que representan. Si bien el escándalo puede tener efectos beneficiosos para la sociedad -como el de develar los misterios de oscuros manejos, formas ocultas del poder o abusos de poder poco invisibles, y que permiten implementar mecanismos de responsabilidad y control sobre quienes ejercen el poder-, también puede provocarle graves perjuicios: hacer pública la vida sexual de personajes, una oleada de escándalos que desplacen a los temas más relevantes, así como la erosión de la confianza básica para la vida social. En este libro se busca "desarrollar una memoria analítica del escándalo político y perfilar una teoría social de sus condiciones y consecuencias."
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Villoria Mendieta, Manuel. Ética pública y corrupción: Curso de ética administrativa. Madrid, Tecnos, 2000. 198 p. (Temas de Gestión y Administración Pública, 3) Aunque la corrupción no se da únicamente en el ámbito público -aunque sí fundamentalmente en él-, es importante no contar solamente con los recursos legales para su erradicación, sino también con herramientas éticas para que los empleados públicos orienten su conducta. De allí que sea indispensable la construcción de una ética pública, en especial una ética en la Administración, que sea un hacerse colectivo. Aquí se plantean dos problemas fundamentales en esa tarea: la forma de evitar que lo moralmente reprobable se generalice y guíe la conducta de los gobiernos y sus funcionarios, y cómo generar un campo de acción ético que permita posteriormente que diversas opciones, todas ellas aceptable en términos morales, convivan y se excluyan recíprocamente a través de la reflexión moral de los participantes en el proceso. El autor enfrenta esos retos de la ética pública y la corrupción a través de una actitud analítica y una fuertemente normativa, e insiste "en que la generación de un campo de acción ético en la Administración requiere de la simultánea y permanente actuación sobre el desarrollo moral de los empleados, sobre el sistema de valores sociales y políticos, sobre las instituciones políticas, sobre el sistema normativo y, cómo no, sobre el sistema de controles institucionales existentes dentro y fuera de la Administración, pero todo ello desde una visión de la moral de fuerte dependencia kantiana."
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