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20 de enero del 2004 |
Jesús Gómez
Martes dos de noviembre de 1999. Sección de economía de cierto diario nacional. Titular a toda página: «La riqueza mundial crecerá en 400.000 millones de dólares si triunfa la Ronda de Seattle». Casi un lustro después, así estamos.
De niños, le quitábamos el sonido a la televisión y doblábamos a cualquier bicho viviente que asomara la jeta en la pantalla. Ahora, apenas la uso para ver películas, series de ciencia ficción y documentales sobre formas depredadoras de zamparse herbívoros (léase vegetarianos). ¿Qué se podría hacer con los periódicos? Tengo algunas ideas para uso y abuso públicos. Pero de momento, y en lo tocante a la nota de Seattle, se podría cambiar el titular: «La inteligencia humana no mejorará sustancialmente si damos un par de guantazos al soplagaitas que animó ese artículo, pero algunos nos quedaríamos a gusto y a ti te encontré en la calle». Problemas:
-Es demasiado breve; al menos dos palabras más breve de lo que se gasta la prensa seria. Ya se sabe: no reconocen lo evidente. No, nunca lo han reconocido, ni en este ahora ni en ningún otro ahora de todos los posibles. Ellos son así. Liberalizad la vida y sobre todo la muerte, que no nos tocará a nosotros. Loor al jefe, que sabe lo que es bueno. Avancemos de la mano para «desbrozar el frondoso árbol de las subvenciones, los aranceles y toda clase de barreras técnicas y administrativas levantadas durante siglos» -cito al columnista- que han impedido la eclosión del comercio y el sueño de la propiedad privada. Resumen de cinco años. Más hambre, más desigualdades. Y esta ronda la pagas tú. Hoy, en la mañana de un martes, me abono a las frases largas: el ejército de payasos que vocean las consignas del Capital son la constatación de que la humanidad retrocede a la Edad Media. Bukowski lo habría dicho con más sustancia: como «cruzar un río de orín cargado con un saco de mierda». Pero el poeta estadounidense se refería al amor. Y aquí hablamos de supervivencia. Madrid, enero del 2004. |
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