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9 de enero del 2004 |
Sebastián Salazar Bondy
Sonia Luz Carrillo
Mi país, ahora lo comprendo, es amargo y dulce;
mi país es una intensa pasión, un triste piélago, un incansable manantial de razas y mitos que fermentan; mi país es un lecho de espinas, de caricias, de fieras, de muchedumbres quejumbrosas y altas sombras heladas; mi país es un corazón clavado a martillazos, Desde los primeros versos y más aun desde el título, el poeta anuncia la insistente exposición de la diversidad, de la existencia de la unidad contradictoria, de la multiplicidad que caracteriza el territorio peruano. El carácter amoroso de la exposición, la cercanía afectiva con la realidad representada queda también expresada al denominar «mi» país al espacio que convoca la pasión, las caricias y el corazón infamemente clavado.
Un bosque impenetrable donde la luz se precipita Las referencias de este conjunto se vuelcan al mundo natural, geográfico. Vemos así la espuma del extenso litoral peruano, las quebradas de 'declive florido', las riquezas mineras y esos parajes de sol amenazados, sin embargo, por los nubarrones.
Mi país es una fiesta de ebrios, un fragor de batalla, un guerra civil, La mirada del sujeto de la enunciación oscila aquí entre la realidad observable y las reflexiones que suscita las enormes contradicciones. Al lado de la celebración de la vida tenemos el señalamiento de las muertes prematuras e injustas esos 'sepulcros en medio de la primavera'. El tema del hambre y el vacío se remarca en ese 'plato tendido hacia la nada'.
Un sueño de oro, un despertar de cieno, una vigilia torva, Este conjunto es una síntesis magnífica de la historia en el territorio representado. Desde el sueño mítico de opulencia, con vestigios de antiguo esplendor, 'tejido de lujo' frente a la 'desnudez impúdica', el pasado y presente imperfectos de hambre, por 'la voracidad de aquel', 'la saciedad (sólo) de unos cuantos' y la violencia una y otra vez presente.
Mi país es la mujer que amo y el amigo que abrazo tan solo por amigo, El poema adopta en esta parte un tono íntimo y cotidiano al representar tareas y actitudes diversas. La patria no es sólo una gran abstracción, ella encarna en lo sencillo y cotidiano: la mujer, los amigos, la gente, los familiares y también la ventana, el café, la mesa etc.
Mi país son los mendigos y los ricos, el alcohol y la sed, Los elementos elegidos en esta larga enumeración intensifican el carácter dramáticamente heterogéneo de ese 'todo' que es el país. El verso se adelgaza, gana en contundencia ('mi país es luto/ mi país es escándalo') y va señalando no sólo la geografía y la historia sino también los rasgos culturales, étnicos, psicológicos, económicos presentes en la realidad referida.
Mi país es tuyo La pertenencia al país desde el respeto toma acentos planetarios que hacen recordar al "Perú al pie del orbe" de Vallejo. Sin embargo, se remarca la diferencia cuando esta pertenencia común se desvirtúa con el arrebato a mansalva: 'nos lo quitan'.
tómalo, átalo, estréchalo contra tu pecho, clávatelo como un puñal, Nosotros, lectores del siglo XXI, también ahora lo comprendemos: es el amor el que puede cumplir la tarea de mirar y cantar. El afecto dolido y lúcido que propicia la observación conduce a la ternura (bésalo), al deseo de cambiar las circunstancias (castígalo). Sólo desde el amor es posible transformarlo y alcanzar lo imposible. Este hermoso poema, uno de los más intensos de la vigorosa poesía peruana fue publicado en el libro Confidencia en alta voz , en 1960. Su autor, Sebastián Salazar Bondy (Lima 1924 - 1965) no sólo fue un importante poeta de la generación del 50, sino también uno de sus más notables narradores, dramaturgos y promotores culturales. (*) Publicado original en Páginas (Lima), junio del 2001. |
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