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La insignia
9 de diciembre del 2004


España

Incidencias despreciables


La abuelita 3.0
La Insignia. España, diciembre del 2004.


Escribo estas líneas desde un ordenador desconectado. Sí, esta anciana es hoy uno de los internautas españoles forzosamente expulsados de la 'sociedad de la información' por los problemas técnicos de una operadora telefónica.

No hay que alarmarse. No pasa nada. No es importante. Sólo somos un pequeño porcentaje de personas que, de pronto, hemos comprobado con espanto cómo el servicio de acceso a Internet por el que pagamos todos los meses no funciona, no va. Es normal, las averías suceden.

No hay por qué preocuparse, ya que a mucha gente nunca le pasará algo así. Las operadoras han medido cuidadosamente los niveles de "incidencias" que pueden soportar sus balances y pueden asegurar con todo orgulllo que son "despreciables". Así que todo correcto: las "incidencias" somos una cifra "despreciable".

Y usted no está entre nosotros, así que puede estar tranquilo. Es muy probable que nunca tenga que pagar una llamada al servicio técnico de la empresa que le presta este servicio para preguntar lo prohibido: "¿Qué pasa?". Porque no pasa nada. "¿Qué le pasa a usted?".

Y es cierto: no pasa nada. Le abrirían una "incidencia" para descubrir por qué se queja, qué pecado cometió contra los hombres conectando, y punto en boca. Cualquier otra pregunta, queja o reclamación es "despreciable", así que chitón, y a esperar. "¿Puedo hablar con un encargado?". Pues claro que no: sólo puede esperar. Paciencia, mujer.

No la pague con quien contesta el teléfono. Ha sido contratado para trabajar en un Centro de "Disuasión" Telefónica, uno de los trabajos más amargos y peor pagados de esta sociedad. Un poco de caridad, compañeros, que no hay que ser tan "radical".

A fin de cuentas, la cosa no es para tanto. Si todo va bien, pasará un par de días sin Internet (pagando, eso sí, por un servicio que no recibe). Y si va mal, tendrá que gastar mas dinero en sus llamadas de reclamación para averiguar por qué no puede recibir el servicio por el que sigue pagando. Todo está previsto.

En el peor de los casos, tendrá que acudir a una Junta de Consumo, que añadirá su caso a los muchos casos "despreciables" que han osado quejarse. Casos que luego aparecerán en cualquier periódico como lo que son: cifras "despreciables". No pasa nada.

Que no cunda el pánico. Todo está bien. Relájese y disfrute del combate: vea cómo el Estado ha bajado los brazos y se tambalea sobre el cuadrilátero como un boxeador sonado, mientras muchos ciudadanos jalean a su rival, al "libre mercado", a esa empresa privada que pega fuerte y es la única capaz de prestar "servicios competitivos" frente al torpe funcionariado que representa a los españoles.

La sangre salpica a las primeras filas: "Balance: positivo. Ingresos: altos. Incidencias: despreciables. Resultado: hay valor para el accionista". Conclusión: no hay problema. Ganador a los puntos.

Mientras tanto, la CMT arremete contra los ayuntamientos pequeños que pretenden dar acceso a Internet a sus paisanos y el ministro de Industria pasea a los Alcántara por España para contar las bondades de la 'sociedad de la información'. Qué guapo es Imanol.

De los que nunca podrán pagar un ordenador o una conexión a Internet no hablamos. De los que tenemos que enfrentarnos a esta 'normalidad' anormal, tampoco. Todos somos "despreciables". El resto, que pregunté por la 'sociedad de la información': Escucharán el 'Cuéntame....'.



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