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La insignia
9 de marzo del 2003


Razones para la crisis de la deuda externa:
1973-1982 (IV)


__SUPLEMENTOS__
Londres + 50

F. Martín Acosta T.
La Insignia, marzo del 2003.


III. El festín crediticio

Considerando estos eventos, era natural para los bancos el comenzar el "banquete de préstamos". Como consecuencia del shock petrolero de 1973, los préstamos se redujeron automáticamente. Desde 1973 hasta 1975, el tamaño promedio de los préstamos sindicados fue de 67,5 a 50 billones de dólares, el tiempo promedio de repago cayó de 8,6 a 5,5 años, y la comisión sobre el LIBOR (Tasa Inter Bancaria Ofrecida en Londres, por sus siglas en inglés), subió de 0,94 por ciento a 1,40 por ciento. Luego, de repente, los préstamos a América Latina y otros países en vías de desarrollo aumentó. Para 1978, el tamaño del préstamo promedio había sido doblado a 104 billones, la madurez promedio regresó a 8,5 años, y la comisión sobre LIBOR, también regresó a 0,90 por ciento (62).

En América Latina, la deuda privada al comienzo de los setentas se mantuvo a 12,8 billones de dólares. Luego del primer shock petrolero, en 1974, subió a 58.4 billones. Al momento del segundo shock petrolero ésta se había incrementado a 181.9 billones. Para 1982, alcanzó 315.3 billones (63). Sin embargo, pocos en el otro lado del festín de préstamos parecían darse cuenta que un castillo de naipes inestable se estaba formando.


A. Beneficios para los participantes

La crisis de la deuda externa no fue responsabilidad únicamente del gobierno de los Estados Unidos. Durante el tiempo que la crisis de la deuda externa se fue formando, la participación en el "festival del crédito" era beneficiosa para todos los participantes. En esta sección se analizan los tres principales implicados, es decir, el gobierno de Estados Unidos, los banqueros comerciales, y los políticos de América Latina . A pesar de que el gobierno de los Estados Unidos estableció las reglas generales para que el banquete de préstamos internacionales empezara, los gerentes de los bancos privados, y los políticos latinoamericanos fueron los que realmente participaron directamente en este juego de sobre préstamos.


1. Beneficios para el gobierno de los Estados Unidos

Las autoridades de Estados Unidos se preocuparon en un principio de que la economía de su país caería en recesión si el gobierno no podía pedir prestado suficiente capital extranjero para financiar su déficit presupuestario. Subir los impuestos, o pedir al público que gastara menos y ahorrara más dinero, no eran opciones políticamente viables. Los representantes públicos, entonces, se dieron cuenta de que atraer los petrodólares era la opción más viable. Así, la Reserva Federal fue capaz de controlar el impacto de los fondos que entraban al mercado financiero estadounidense. Teniendo esos petrodólares en los Estados Unidos, y bajo su control, las autoridades de la Reserva Federal fueron capaces de asegurar la estabilidad de los mercados internacionales. Los responsables del Tesoro, mientras tanto, cumplieron su responsabilidad de recoger fondos para el gasto estatal al reclutar capital árabe. Por esto, el gobierno--particularmente a principios de los ochenta- fue capaz de aumentar sus gastos sin afectar los bolsillos de los votantes, o producir una recesión que habría elevado el desempleo.

Además, los préstamos internacionales lograron objetivos muy importantes en política internacional. Si la financiación para la balanza de pagos no se hubiese entregado, particularmente a América Latina, quien era un asociado estratégico por su ubicación geográfica, el liderazgo de los Estados Unidos habría sido percibido como débil y decadente. Ya que no había fondos suficientes a causa de necesidades domésticas para programas oficiales de ayuda, las autoridades cayeron en la cuenta de que "los instrumentos de la política de los Estados Unidos, estaban en gran parte en el sector privado. Se debía dar incentivos, entonces, para mantener a estos participantes en el juego (64)."

Una vez que los incentivos descritos anteriormente estuvieron en su lugar, el gobierno de EEUU no solamente mantuvo el sistema financiero internacional operando (y no hubo baja en el comercio ni inestabilidad política en el mundo occidental), sino que "la capacidad de la política exterior estadounidense se fortaleció de hecho en lugar de reducirse por las dificultades de los deudores de la región. (65)" Poco después de 1982, a través de paquetes de rescate con inversión y ayuda financiera adicionales, fue "impresionante" -según Cohen- lo fácil que se volvió el darse cuenta de las preferencias de la política exterior de los Estados Unidos por los países situados al sur de la frontera. Los problemas de Méjico y de otros ofrecieron al gobierno una oportunidad para ganar suficiente buena voluntad e influencia para sí mismos, a cambio de unas pocas concesiones financieras (66). En resumen, "EEUU fue uno de los mayores beneficiarios del reciclaje de petrodólares. (67)"

2. Beneficios para los bancos privados de Estados Unidos

Los bancos privados estaban en el juego principalmente por las ganancias que sacarían al cobrar los intereses. Existía una vasta cantidad de dinero entrando al mercado, y una demanda creciente por fondos en todo el mundo. La comunidad bancaria de Estados Unidos tomó la iniciativa en promover el flujo de capitales, particularmente en la forma de créditos sindicados, por medio de los cuales muchos bancos se suscribían al paquete de préstamos para diversificar el riesgo individual mientras incrementaban el tamaño total del préstamo. La denominación de los préstamos era en dólares, lo que evitaba el riesgo para los bancos de que los prestatarios les pagasen en sus devaluadas monedas nacionales.

A inicios de la década de los sesenta, tasas de crecimiento anuales en América Latina de 6 a 7 por ciento eran muy comunes. Era un rendimiento extraordinario comparado con cualquier medida histórica, y dio vida a lo que el político estadounidense Adlai Stevenson denominó "la revolución de las expectativas en ascenso". Sin embargo, este crecimiento fue incentivado por las políticas de la industrialización a través de la sustitución de importaciones (que inicialmente funcionaron, si los medimos en términos de crecimiento económico), más que por incrementos de la productividad a largo plazo. Esto contrastaba con los riesgos descritos anteriormente: una opinión pública negativa, los índices de servicio de la deuda, la concentración de prestatarios, y los depósitos a corto plazo, las tasas de crecimiento eran adecuadas solamente para entregar préstamos a causa de la red de seguridad que los bancos percibían, como resultado de las "iniciativas especiales" tomadas por el gobierno de los Estados Unidos.

También existía la expectativa de que los préstamos proveerían una fuente constante de ingresos por el cobro de intereses dado que las compañías grandes confiaban cada vez más en los mercados financieros para conseguir fondos (68). Además, y de acuerdo a Cohen, los banqueros (a pesar de que no menciona nombres) pensaron que los gobiernos no pondrían voluntariamente en peligro su capacidad crediticia eligiendo políticas económicas inapropiadas. El presidente del Citibank, Walter Wriston, incluso declaró que "los países no pueden quebrar," por lo que la moratoria en pagos era imposible

Dadas estas percepciones, a finales de los 70, y principios de los 80, "todos los sistemas parecían estar 'listos para ir adelante'... Como Walter Wriston afirmaba, se veían en los registros como la categoría más segura de préstamos en el banco. (69)" Sin embargo, los banqueros calificaron a estos préstamos como "seguros" no porque los países prestatarios fuesen capaces de pagarlos, sino porque sus propios gobiernos, y hasta el FMI, estaban dispuestos a jugar de prestamistas de última instancia en caso de que las cosas saliesen mal. En otras palabras, "los préstamos parecían estar garantizados. (70)" Por supuesto, cerca del vencimiento de los préstamos, éstos típicamente eran 'aplazados' o reemplazados con nuevos préstamos. La competencia se volvió tan encarnecida que más y más bancos entraban al juego, tanto así que el spread a veces caía al 0,5 por ciento o menos, "casi lo mínimo para proveer un retorno razonable sobre el capital del banco... (Aún así) los aviones hacia América Latina estaban llenos de jóvenes con contratos de préstamos prácticamente listos. (71)" En suma, cuando se introdujeron las iniciativas especiales del gobierno, el juego fue muy interesante para los bancos comerciales privados de EEUU.


Notas

(62) (Lomas & Guttman, 1981: 221)
(63) (O'Brien, 1993: 88-89)
(64) (Kapstein, 1994:79)
(65) (Cohen, 1986: 205)
(66) (Cohen, 1986)
(67) (Kapstein, 1994: 63)
(68) (Walter, 1991)
(69) (Volcker, 1992: 197)
(70) (Kapstein, 1994: 79)
(71) (Volcker, 1992: 197)



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