Portada | Directorio | Buscador | Álbum | Redacción | Correo |
26 de febrero del 2003 |
Alberto Acosta
Alemania, en un solo proceso de renegociación, con el
Acuerdo de Londres, suscrito el 27 de febrero de 1953,
resolvió definitivamente los problemas de toda su
deuda externa. Consiguió un descuento de entre 50%
hasta 75% en su deuda, derivada de las dos guerras
mundiales desatadas por la misma Alemania, pues
incluso se anularon todos los intereses atrasados que
no fueron capitalizados. Ecuador, en una de sus tantas
renegociaciones, alcanzó en el 2000 una reducción de
un 30% de su deuda comercial con el canje de los Bonos
Brady en Bonos Global (y que ya se perfilan como
impagables); a más de refinanciamientos parciales en
siete inútiles acuerdos con el Club de París desde
1983; mientras que sus deudas con los organismos
multilaterales de "desarrollo", como el Banco Mundial,
se mantienen intocadas, creciendo de año en año.
Alemania alcanzó una drástica reducción de las tasas de interés, establecidas en no más del 5%. Ecuador paga en muchas de sus deudas tasas superiores a las del mercado: un tramo de los Bonos Global está pactado al 12%. Alemania consiguió que el servicio de la deuda se establezca a partir de la capacidad de pago de su economía, en base a informes preparados por el banquero Hermann J. Abs, quien presidía la delegación alemana. A Ecuador le establecen su capacidad de financiamiento los acreedores: el FMI y el Club de Paris, sin considerar para nada el estrangulamiento de sus cuentas externas o plantear cláusulas de contingencia ante una eventual caída de los precios de sus productos de exportación. Alemania obtuvo largos períodos de gracia; inclusive tenía la posibilidad de recurrir a un arbitraje independiente, al que nunca acudió dadas las ventajosas condiciones obtenidas. Para Ecuador, agobiado por la deuda, no hay arbitraje alguno en ciernes, mientras el FMI pretende instaurar un esquema, controlado por el propio Fondo, para tratar a los países sobreendeudados como insolventes. Alemania tenía supeditado el servicio de su deuda a un excedente de exportaciones garantizado por los propios acreedores; así la relación servicio-exportaciones, que no podía superar el 5%, alcanzó su valor más alto en 1959 con un 4,2%, relación lejana para Ecuador que sacrificó en los últimos años alrededor del 40% de sus exportaciones para dicho servicio, cifra que alcanzaría en el 2003 un 45%. Mientras ese servicio representó el 4,49% del gasto fiscal alemán en 1953, 50 años después significa alrededor del 40% de los egresos del Estado ecuatoriano. Y si la deuda externa en relación al PIB alemán fue de 21% hace medio siglo, en la actualidad alcanza 77% del PIB ecuatoriano. Como para no olvidarse, Alemania durante la primera postguerra mundial, cuando la crisis de los años veinte -desatada por las exigencias de la deuda de reparaciones de guerra- paralizó su aparato productivo y provocó una de las más pavorosas hiperinflaciones y un masivo desempleo, nunca destinó más del 20% de sus exportaciones a dicho servicio. ¡Qué ironía! Mientras Ecuador, país que no ha invadido a ningún vecino, está atado a una rueda sin fin de refinanciaciones de sus deudas y de empobrecimiento continuado, Alemania en los Acuerdos de Londres encontró el punto de partida para su "milagro económico". |
|||