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La insignia
6 de diciembre del 2003


Revista de prensa (*)

La vuelta al mundo de la vacuna


Alicia Rivera
El País. España, diciembre del 2003.


Madrid.- "En el otoño de 1803 se hizo a la vela la Expedición Filantrópica de la Vacuna, dirigida por Francisco Javier de Balmis, que conduce una caravana infantil con rumbo al Nuevo Mundo para transportar la vacuna y prevenir las epidemias de viruelas". Así comienza La vuelta al mundo de la expedición de la vacuna, el libro histórico que Gonzalo Díaz de Yraola publicó en 1948, una de las poquísimas obras sobre esta aventura, calificada por el autor como "uno de los viajes más extraños".

Más extraño aún resulta el hecho de que esta epopeya de la sanidad española pasase casi inadvertida -excepto para un puñado de especialistas- durante dos siglos. En ocasión del bicentenario y en honor a Balmis y de su ayudante José Salvany, de los 22 niños de la casa de expósitos de La Coruña que llevaron en sus cuerpos la vacuna a América y de todos los expedicionarios, se celebró ayer en Madrid una jornada organizada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Sociedad Española de Virología.

La expedición partió de La Coruña el 30 de noviembre de 1803. El transporte de la vacuna de la viruela (descubierta por Edward Jenner en 1796) activa a América es uno de los principales quebraderos de cabeza de Balmis. Pero cuando llega a Puerto Rico, en febrero de 1804, ya está allí la vacuna, explicó ayer Michael Smith (Universidad de Oklahoma), y Balmis se enfada muchísimo. La vacuna había llegado a Norteamérica en preparaciones en cristales sellados, llevada por los ingleses, explicó Rafael Nájera (Instituto de Salud Carlos III). Desde allí saltaría a algunos puntos de las colonias españolas.

Pero nadie quita ni un ápice de mérito a la expedición, que no sólo cumplió la primera campaña masiva de vacunación, sino que creó todo un sistema sanitario en ultramar para extenderla.

Luis Enjuanes, coordinador de la jornada de ayer, destacó tres retos fundamentales de Balmis: "Asegurarse de que lleva una vacuna de eficacia comprobada, y lo resuelve obteniéndola del propio Jenner; garantizar la estabilidad de la vacuna en un viaje tan largo por zonas ecuatoriales con elevadas temperaturas, y lo soluciona llevándola en los niños; el tercer reto es hacer que la campaña sea efectiva a escala continental con el reducido personal que va en el barco, y toma la acertada decisión de ir creando centros de vacunación para instruir a los médicos locales, e incluso a curanderos, para que conserven y administren la vacuna correctamente".

Los críos gallegos y los que se van reclutando ya en el continente americano son esenciales. "Forzados por las condiciones de conservación conocidas, mediante inoculaciones semanales en dos niños, con el virus obtenido en las pústulas de los recién vacunados en la semana anterior, el tropel infantil da la vuelta al mundo y se derrama por el universo", señala Díaz de Yraola en su libro, cuya edición facsímil (y la traducción al inglés de Catherine Mark) ha hecho ahora el CSIC.

Balmis tenía 49 años en 1803. "Perteneció a una generación de médicos, en contacto con Europa, que pretendieron la modernización científica de España", señaló ayer Josep Lluís Barona (Universidad de Valencia). "Es difícil imaginar la expedición de la vacuna al margen del espíritu de la Ilustración". En Venezuela la expedición se separó en dos grupos: Balmis fue a Cuba, México y Guatemala y cruzó luego el Pacífico hasta Filipinas. Regresó a España en 1806.

Peor suerte corrió el grupo de Salvany en el tramo más difícil de la expedición por Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Tenía 26 años cuando zarpó y una salud frágil, explicó la especialista Susana Ramírez. Perdió un ojo y la movilidad de una muñeca; padecía tuberculosis y murió en 1810 desempeñando su labor.

La jornada del CSIC no se limitó a la historia de viruela, una enfermedad, como dijo Antonio Alcamí (Centro Nacional de Biotecnología, CNB), que se erradicó antes de que hubiera técnicas avanzadas de biología molecular para estudiarla a fondo. Por ello se sigue investigando en viruela, para profundizar en los virus, para desarrollar nuevas vacunas y para diseñar antivirales, explicaron Alcamí y Mariano Esteban (del CNB).


(*) Artículo aparecido el 5 de diciembre en El País, de España. La redacción de este diario recuerda a sus lectores que en nuestras páginas sólo tienen cabida los textos externos que cuenten con los debidos permisos de reproducción de autores y/o publicaciones. Cualquier excepción, como la actual, se hace siempre en virtud del carácter no lucrativo de La Insignia, ante situaciones de evidente interés informativo o social y a condición de no provocar perjuicio alguno a la fuente de origen.



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