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23 de septiembre del 2002 |
Los trabajadores rechazan la reforma fiscal de Uribe Ciberoamérica. México, septiembre del 2002.
En la línea de políticas dolorosas-pero-necesarias aplicadas por los gobiernos de América Latina en materia económica, el ministro de Hacienda de Colombia, Roberto Junguito, presentó este jueves el proyecto de reforma fiscal que será sometido al congreso para su aprobación. Al gobierno de Álvaro Uribe le urge recaudar el próximo año unos 800 millones de dólares para compensar un severo déficit fiscal que tiene maltrecha la economía colombiana. Hace unos días el director de Planeación Nacional, Santiago Montenegro, hizo una comparación que disparó el nerviosismos en el mercado financiero: "La economía es el Titanic que ha estado viendo el iceberg desde hace mucho tiempo. Y seguimos dirigiéndonos hacia el iceberg y hasta ahora nadie ha sido capaz de echarle un timonazo".
Nadie duda de la urgencia de aumentar la recaudación tributaria, pero los trabajadores del sector público y de otros gremios ya mostraron su postura ante las reformas de Uribe con el paro nacional realizado el lunes 16, con el cual rechazaron la propuesta de congelar los salarios y pensiones durante los próximos dos año y la de aumentar la edad de jubilación. El eje de la reforma presentada por Junguito es la ampliación del cobro del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a más de 100 productos y servicios que están excluidos actualmente. El diario El Tiempo informa que en entre los productos que serán gravados se encuentran, además de todas las frutas, verduras como cebolla, tomate, lechugas y zanahorias. También, trigo, cebada, avena, maíz, azúcar, sal, atún y sardinas enlatadas, chocolates, pastas y arroz, así como toallas higiénicas, pañales desechables, diarios y revistas, periódico, preservativos, ladrillos, arrendamiento de inmuebles, medicina, pólizas de seguros, se! rvicios de clubes sociales o deportivos, servicios funerarios, el cine y eventos deportivos y culturales y hasta las loterías. Quedarían excluidos la leche, la carne, los huevos, el pan, la papa, el pescado, pollo, queso, algunos medicamentos, los servicios públicos, la salud, la educación, el transporte y los arrendamientos de vivienda. El impuesto no se cobrará en las plazas de mercado y en los pueblos, sino en los grandes almacenes distribuidores o en los supermercados que convertirían en autoretenedores del gravamen. "Los responsables del impuesto son los grandes compradores y los centros comerciales, no el campesino", aclaró el ministerio de Hacienda. Los productos y servicios que tienen actualmente una tarifa diferencial del 10 por ciento tales como los aceites y margarina, jabones, publicidad y pasajes aéreos quedarán con la tarifa plena del 16 por ciento, que se seguirá cobrando para todo lo demás. También se aplicará el aumento del IVA en vehícu! los según sus características. Pero al contrario de lo que señala el gobierno, los sindicatos advierten que esas medidas para reducir el déficit fiscal podrían agravar las perspectivas de la economía del país. Tampoco en el Congreso hay suficiente apoyo. Para el parlamentario oficialista César Augusto Mejía "es una reforma muy dura. Tenemos que ver las implicaciones, cuál es el efecto sobre al gente y sobre la reactivación del país. El gobierno es ambicioso en cuanto a lo que quiere recaudar pero tenemos que estudiar el proyecto muy juiciosamente". Por su parte el también oficialista Gabriel Zapata indicó que "se necesita esta cascada de impuestos pero no podemos estar de espaldas a una realidad, y frente a ese contexto se puede causar una recesión que podría ser muy peligrosa". Los campesinos, por su parte, realizaron diversas protestas este viernes en todo el país. El presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Héctor Fajardo, advirtió que el proyecto "castiga severamente" los intereses de la población colombiana y contribuye a aumentar el clima de recesión y a elevar las tasas de desempleo. "La reforma es profundamente antitécnica y antisocial. Está dirigida, entre otras cosas, a lesionar los intereses de los trabajadores y los hogares colombianos. Esta es una reforma hecha a las carreras, claramente improvisada y que severamente a la población", dijo Fajardo. A decir de los analistas, la presentación del proyecto se adelantó en previsión del próximo viaje del presidente Uribe a Washington, donde gestionará créditos ante la banca internacional y para ello debía mostrar su voluntad de llevar adelante las reformas de ajuste fiscal exigidas como requisito para abrir la llave de los recursos frescos. Como en México o en Ecuador, donde amplios sectores sociales emprendieron recientemente movimientos de resistencia contra reformas tributarias similares, con el lema "no al IVA", todo parece indicar que el gobierno de Uribe se enfrentará a una protesta similar. |
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