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16 de septiembre del 2002 |
Eduardo Galeano
Mientras nacía el nuevo milenio, el ejército abrió paso a la empresa petrolera Oxy hacia las tierras de los indios uwa, en las lomas de Samoré.
Los taladros comenzaron su trabajo y los expertos anunciaron que la perforación iba a rendir mil cuatrocientos millones de barriles. Al amanecer y al atardecer de cada día, los indios se juntaban para cantar en la espesura del monte. Al cabo de un año, la empresa había gastado sesenta millones de dólares y ni una sola gota de petróleo había aparecido. Entonces los indios uwa dijeron que la tierra los había escuchado y había escondido su sangre, para que no murieran los árboles, ni se secaran las praderas, ni dieran veneno los manantiales. La empresa no dijo nada. |
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