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13 de septiembre del 2002 |
Noam Chomsky
En los últimos 25 años, ha habido un ataque generalizado a la solidaridad, a la democracia, al derecho social o a cualquier cosa que interfiera con el poder privado; son muchos los objetivos. Uno de esos objetivos es indudablemente el sistema educativo. De hecho, un par de años atrás, ya los grandes inversores como Lehman Brothers y otros, mandaban a sus clientes folletos diciendo, "Mira, ya nos hemos encargado del sistema de salud; nos encargamos del sistema carcelario; el próximo gran objetivo es el sistema educativo. Podemos privatizar el sistema educativo, hacer mucho dinero de él."
Además, observemos que privatizándolo debilitamos el peligro, es algo así como una ética con la que debemos acabar, la idea de que tú te puedas preocupar por alguien más. Un sistema público de educación se basa en el principio de que unos se preocupan por otros. Te preocupa que el joven de la calle reciba una educación. Y eso se tiene que acabar. Esto es bastante parecido a las preocupaciones que tenían los obreros en las fábricas de Lowell, Massachusetts hace 150 años. Ellos trataban de detener lo que llamaban el nuevo espíritu de la era: "Enriquécete, olvídate de todo menos de ti mismo." Queremos detener eso. No somos así. Somos seres humanos. Nos preocupamos por otras personas. Queremos hacer cosas conjuntamente. Nos preocupamos porque el joven de la calle reciba educación. Nos preocupamos de que otros tengan un camino, aunque no lo transiten. Nos preocupa la esclavitud infantil en Tailandia. Nos preocupamos por que una persona mayor pueda comer. Eso es seguridad social. Nos preocupamos por que otros puedan comer. Hay un gran esfuerzo en debilitar todo eso, en tratar de privatizar las aspiraciones para así controlar totalmente a la gente. Privatizando las aspiraciones estaremos completamente controlados. El poder privado va por su propio camino, el resto de las personas tienen que subordinarse a él. Bueno, eso es parte del argumento para atacar el sistema de educación pública, que se está extendiendo rápidamente a las universidades. En las universidades hay un movimiento hacia el corporativismo y esto tiene muy claros efectos. Se puede observar en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), donde enseño, lo puedes ver por todas partes. Se quiere crear, como en la industria, una fuerza de trabajo más flexible. Esto significa debilitar la seguridad. Significa tener mano de obra temporal y más barata, como estudiantes graduados, que no deben ser bien remunerados y que pueden ser descartados -son temporales. Está bien, ellos van a estar por aquí un par de años, luego los desechas y contratas a otros temporales. Esto afecta notablemente la investigación. Estoy seguro que lo puedes ver aquí, pero una institución de investigación como en la que yo estoy, el MIT, lo puedes ver bastante claro. El financiamiento de entidades públicas se está reduciendo, incluyendo incidentalmente al Pentágono (de hecho principalmente al Pentágono) quien desde hace mucho había comprendido que su rol doméstico consistía en encubrir las transferencias de los fondos públicos en beneficio privado. Cuando la financiación va desde el Pentágono y la Fundación Nacional de Ciencia hacia las corporaciones, hay una transferencia evidente. Una corporación, digamos, una corporación farmacéutica no está particularmente interesada en invertir en una investigación que nos ayude a todos. Hay excepciones, pero en general, no va a querer invertir, digamos en biología fundamental, algo que podría ser de beneficio público y que todos podríamos usar dentro de 10 ó 20 años. Va a querer invertir en algo de lo cual pueda obtener ganancias, y más aún, ganancias a corto plazo. Hay una importante tendencia, -y perfectamente natural para las corporaciones inversoras-, al secretismo y a llevar a cabo más proyectos aplicables a corto plazo; proyectos propiedad de las mismas, cuyo uso y publicación puedan controlar como propietarios. Bien lo saben, técnicamente las corporaciones de inversión no pueden reclamar mantener el secreto, pero esto sólo técnicamente. De hecho sí pueden, con la amenaza de no invertir imponen el secretismo. Actualmente hay casos como éste, tan dramáticos que han aparecido en el Wall Street Journal. Apareció un artículo en el Wall Street Journal, el verano pasado, puede que lo hayan visto, sobre el MIT, mi lugar. Lo que sucedió fue que un estudiante de ciencias de la computación rehusó responder a una pregunta en un examen. Cuando fue consultado por el profesor, dijo que sabía la respuesta pero que estaba bajo condición por otro profesor de no responderla, y la razón fue ésa, en la investigación que él estaba realizando para este otro profesor, ya había trabajado en la respuesta a esa pregunta; pero quiso mantenerla en secreto porque ellos querían hacer dinero o alguna otra cosa con ella. Bueno, esto fue tan escandaloso que hasta el Wall Street Journal se escandalizó. Pero este es el tipo de cosas que se pueden esperar cuando hay un movimiento hacia el corporativismo. Después de todo, las corporaciones no son sociedades benevolentes. Como dijo acertadamente Milton Friedman aunque en otras palabras, la cúpula de directores de una corporación, de hecho tiene una obligación legal de ser un monstruo, un monstruo ético. Su obligación legal es maximizar los beneficios para los accionistas. No están obligados a hacer cosas lindas. Si lo estuvieran, seguramente sería ilegal, a menos que estuviera dirigido a apaciguar a la gente o a mejorar el intercambio comercial o algo. Ésta es la forma en que funciona. No esperes que las corporaciones sean benevolentes, no más benevolentes de lo que podrías esperar de una dictadura. Quizás puedas forzarlas a que lo sean, pero el problema es la estructura tiránica, y como las universidades están tomando ese camino, debes esperar todos esos efectos. Y uno de esos efectos, en cierta forma yo creo que el más importante, es el debilitamiento de la concepción de solidaridad y cooperación. Yo pienso que eso es lo que radica en el corazón del ataque al sistema de escuelas públicas, el ataque a la seguridad social, el esfuerzo por bloquear cualquier forma de sistema nacional de salud, que ha estado funcionando durante años. Y, de hecho, esto ocurre en todas partes, y es comprensible. Si quieres "regimentar las mentes de los hombres, tal como lo hace el ejército con sus cuerpos", tienes que debilitar esas nociones subversivas de apoyo mutuo, solidaridad, simpatía, preocupación por la gente, etc, etc.. El ataque a la educación pública es un ejemplo. Yo no sé cómo funciona aquí, pero en Massachusetts, donde lo veo directamente, hay un ataque comparable en las universidades estatales, donde estudian trabajadores, gente que vuelve a la universidad luego de dejar a medias su carrera, madres que vuelven, gente de los ghettos urbanos, etc., etc. En eso consistía el sistema de universidades estatales, y esto está sufriendo un serio ataque por un interesante método. El método ha sido aumentar los estándares de entrada para las universidades estatales, pero sin desarrollar las escuelas. Entonces cuando no se desarrollan las escuelas pero se aumentan los estándares de entrada para las personas que están intentando seguir estudiando, es obvio lo que sucede. Tienes menor matrícula, y cuando baja la matrícula, tienes que recortar personal, pues recuerda que debemos ser eficientes, como las corporaciones. Entonces reduces el personal y recortas servicios, con lo cual puedes recibir a mucha menos gente todavía. Es como un proceso natural, y puedes ver dónde termina. Termina con gente o bien no entrando a la universidad, o bien intentando averiguar de alguna manera, cómo gastar 30.000 dólares al año en universidades privadas. Y sabes lo que eso significa. Todo ello es parte del esfuerzo general, creo, de crear un orden socio-económico bajo el control del poder privado. Esto aparece por todas partes. |
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