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La insignia
1 de septiembre del 2002


México

Elena Poniatowska: cinco décadas de revelaciones


La Jornada. México, 31 de agosto.


Desde sus primeros trabajos en el periódico Excélsior, Elena Poniatowska ha caminado durante cinco décadas por la vida de México sorprendiéndonos con sus revelaciones sobre nuestra condición social, expresó en su discurso el rector de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), Enrique Doger Guerrero, durante la ceremonia en la que el Consejo Universitario de esa casa de estudios otorgó el doctorado honoris causa a la periodista y escritora por su contribución a la literatura mexicana.

En breve semblanza, Doger Guerrero aludió a la más reciente obra de Poniatowska, La piel del cielo, con la cual ''los universitarios y universitarias de Puebla nos identificamos, por tratarse de personajes nuestros. Queridos y cercanos". En esta novela, de la mano imaginaria de Lorenzo de Tena, junto a Luis Enrique Erro y Guillermo Haro rencontramos a Luis Rivera Terrazas, dijo en alusión al científico y ex rector de la UAP. En cálida ceremonia efectuada la noche del jueves en el salón barroco del Paraninfo del Edificio Carolino, sede de la rectoría de la UAP, así como de diversos conflictos políticos en diferentes épocas de su historia -a los que aludió la escritora en su discurso de recepción-, estudiantes, profesores, investigadores y público que sigue de cerca la obra literaria de Poniatowska, brindaron un aplauso de larga duración a la prolífica autora.


Legataria de Reyes y Novo

Gerardo de la Fuente Lora, en representación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAP, unidad académica que elaboró la propuesta para conferir el honoris causa a la autora de La noche de Tlaltelolco, destacó en su discurso que Elena Poniatowska ha ayudado a México a descubrir al otro, a los otros de sí mismo; a hacernos conscientes del caudal de desigualdades, diversidades y diferencias sobre las que se construye a diario la vertiginosa modernidad de estas tierras, en un proceso que se ha impuesto desde el exterior más que haberse generado a partir de necesidades propias.

Es, en efecto, receptora del legado de una reflexión que se inició hace un siglo por el Ateneo de la Juventud, por Alfonso Reyes, Salvador Novo, los Contemporáneos; zaga continuada de manera insuperable por Octavio Paz, con su disección de la herida y los abismos del mestizaje; por Carlos Fuentes y sus vislumbres de lo histórico como narración interminable; por Carlos Monsiváis y su imperativo de hacer la crónica de los días; la brillantez desmesurada de Elena Garro. Y tantos más.

La apertura de la lengua que practica Poniatowska sólo es comparable con el efecto de Alejo Carpentier, ese francés-ruso-cubano, en la literatura de su isla y de Hispanoamérica en general.

En su turno, Poniatowska, quien ha recibido antes cinco honoris causa de diversas universidades del país y del extranjero, dio las gracias no sólo a la UAP por la distinción, sino también agradeció a los símbolos que forman parte de la cultura poblana.

La obra de Poniatowska ha sido traducida a más de una decena de idiomas, fue la primera mujer en ganar el Premio Nacional de Periodismo y ha sido distinguida con doctorados honoris causa por las universidades de Sinaloa, estado de México, Columbia (Nueva York), Miami (Florida) y Manhattan (Nueva York).



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