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La insignia
31 de octubre del 2002


Argentina

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Crisis en Argentina

Sociedad y desinformación


Ariel Mayo
El Espejo de Argentina y El Mundo / La Insignia, octubre del 2002.


En los medios de comunicación argentinos, sobre todo en televisión, es evidente la intención de desinformar. Lo que llamamos opinión pública tiene que ver con la cultura y los mecanismos que pueden hacerla madurar. Pero cuando el noticiero de Santo Biasatti comienza a brindar noticias útiles para combatir la infidelidad, los televidentes se quedan sin datos relativos al acontecer diario e imprescindible de los destinos de nuestro país.

Los programas de noticias del mediodía, sobre todo el de Canal 13, evitan mostrar noticias e informaciones vinculadas con la política nacional e internacional pero tienen a una periodista como Catalina Dluggi que cuenta lo que sucedió y lo que sucederá en la telenovela "Son amores". Mientras tanto, Canal 9, dirigido por Daniel Hadad, proyecta su manotazo de ideología contra los movimientos sociales y todo aquello que se enfrente al sistema, los programas periodísticos sucumben frente al dedo enjuiciador del mercado y el rating. Y qué decir de la crisis sufrida por los programas en donde hay paneles de discusión o debate que alguna vez la televisión argentina supo tener (aunque sea de manera fugaz) o programas como "El otro lado" de Fabián Polosecki, que brindaban una realidad alternativa y un periodismo sin ansiedades y presiones de mediciones de audiencia.

Es que ante todo, los medios de comunicación "reaccionarios", son aquellos que analizan la delincuencia o la pobreza como hechos en sí mismos y "autosuficientes", cuando en realidad las miserias del pueblo se vinculan con causas de deficiencia política. Los noticieros no brindan herramientas para una toma de consciencia con respecto a las problemáticas y las complejidades que se viven en un país como Argentina. Vinculado a esto, podemos ver como principal preocupación cultural la dificultad de encontrar un pensamiento crítico con respecto a los aparatos de comunicación e información de consumo masivo, ya que existe una audiencia masiva de programas de entretenimiento que luego se traslada a los aparatos de información y periodismo, lográndose la conformista decadencia.

Mariano Grondona, quien enseña mal el latín a quienes no pueden descubrir sus mentiras y patrañas, ha tenido la trivial ocurrencia de invitar a Susana Gimenez cuando tuvo su conflicto conyugal con Humberto Roviralta. Por supuesto, ni el "Noticiero de Santo" y "Telenoche" (elogiado por Daniel Hadad) se quedan atrás a la hora de incluir en su agenda a los popes de la farándula. ya que difundieron la canción de "Son amores" cantada por el galancito Mariano Martínez como si fuese una noticia de importancia. Quizá sean síntomas de la decadencia de la palabra periodística en televisión, si es que realmente tuvo su "gran época". Porque en vez de recibir información política, las audiencias se encuentran con productos dignos del oscurantismo y el silencio de una dictadura militar.



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