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30 de noviembre del 2002 |
Kimi Eisele
Traducción para La Insignia: Eduardo Stanley.
Tucson (Arizona).- Es difícil decir si las telenovelas influencian en las opiniones geopolíticas, pero una telenovela brasileña titulada "El clon" está dejando América Latina con los ojos y la boca abiertos por todo lo que es árabe.
El show, una miniserie producida por la cadena brasileña O Globo, es transmitida desde enero en horario estelar en todo el continente por la cadena en español Telemundo, con base en Florida. La telenovela trata la historia de Jade, una jóven brasileña de origen musulmán que regresa a su país materno, Marruecos, y debe adaptarse a un mundo diferente. Pronto se enamora de Lucas, un brasileño que está de viaje con su hermano mellizo Diogo, y debe enfrentarse a las consecuencias culturales. Cuando Diogo muere trágicamente, un científico medio loco planea un experimento con células de Lucas, creando así "El clon". En un reciente viaje a Ecuador, me encontré con "El clon" en casi todas las salas de casas, desde las de la élite hasta la de los campesinos pobres. Su público sigue la telenovela religiosamente. Filmada en Río de Janeiro y en Marruecos, la telenovela presenta extraordinarios vestuarios y escenas en casas, medinas, discotecas y en las calles. Una empresaria amiga de clase alta que mira "El clon" todas las noches, habla efusivamente de "los vestidos hermosos y las joyas" de las mujeres marroquíes. Otra espectadora dice que sus escenas favoritas son aquellas filmadas en Marruecos, "me dan ganas de ir allá", afirma. Las conexiones árabes-latinas no son nada nuevo. Los moros invadieron España en el siglo VIII, y parte del idioma español deriva del árabe. Los conquistadores españoles llevaron a América Latina aspectos de la cultura de los moros, y en tiempos más recientes, la migración árabe a la región ha continuado. Por ejemplo, a fines del 1800, gran número de libaneses cristianos emigraron a Ecuador, donde trabajaron duramente para progresar, desde vendedores ambulantes hasta empresarios y políticos (dos de los últimos cuatro presidentes de Ecuador son de origen libanés). Ahora, parecería que hay un renovado interés en todo lo que es árabe en Ecuador. Cuando viví en Quito, hace cinco años, los restaurantes del Oriente Medio se instalaban en la zona más nueva de la ciudad. Pero ahora, en La Mariscal, la zona roja de Quito, pueden verse puestos de "shewerma" (delicia árabe estilo taco al pastor pero con carne de cabra o res) casi en cada esquina y durante los fines de semana por la tarde se puede percibir el dulce olor del humo de las pipas de narguile. En América Latina, donde los países fueron obligados a someterse a las decisiones políticas y económicas de Estados Unidos durante décadas, la nueva fascinación por Arabia se produce en momentos en que hay nuevas razones para un sentimiento antinorteamericano. En Ecuador, un país que ahora usa el dólar norteamericano como su moneda oficial, mucha gente con la que hablé expresó un sentimiento de frustración respecto a lo que llaman un perverso "dominio" de Estados Unidos. La cultura popular norteamericana está presente diariamente en Ecuador a través de MTV, películas, revistas de moda y los "chats" electrónicos, y muchos ecuatorianos están felices con ella. Pero también existe un sentimiento anti-norteamericano. El rostro del Che Guevara, ese símbolo de autonomía Latinoamericana, aparece en muchas camisetas. Pintas en todo el país proclaman "Yankees Go Home" y "Dolarización=Hambre". La mayoría de los ecuatorianos me dijeron que la dolarización-proceso que se está extendiendo en América Latina y que consiste en reemplazar las monedas nacionales por el dólar norteamericano-los perjudicó más de lo que les ayudó. El costo de bienes se disparó en Ecuador mientras que los salarios bajaron. Economistas y políticos afirman que estos problemas disminuirán una vez que el país se ajuste a los cambios. Pero ya han pasado dos años y medio desde el cambio. "La dolarización le quitó poder a este país", dijo José Yungan, director de comunicaciones de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE). "Ahora no tenemos seberanía económica." La respuesta de los ecuatorianos y latinoamericanos a los ataques del 11 de septiembre fue solidaria y humana. Pero para muchos en la región, las acciones militares de Estados Unidos en Afganistán recordó el apoyo norteamericano a la guerra en Centro América en los 70 y 80. Y ahora, los planes militares de la administración Bush contra Irak tiene a la mayoría de mis amigos ecuatorianos con el ceño fruncido y expresando un fuerte desacuerdo. ¿Qué tiene todo esto que ver con la historia ficticia de amor transatlántico? Las telenovelas son altamente dramatizadas, ficciones de la vida, pero es posible que "El clon" represente la cuerda que las une. Como dice la espectadora Miriam González, "Nosotros los latinos somos muy emocionales, y cualquier simpatía por un lugar antes desconocido y malentendido puede influir nuestras opiniones políticas". Por supuesto, los seguidores de "El clon" no crearán una nueva secta terrorista de fundamentalistas islámicos en América Latina. Pero su popularidad revela el poder del horario estelar de la televisión, del romance intercultural y el incontenible exponer de la vida de cada uno alrededor del mundo. Kimi Eisele (eisele@dakotacom.net), es editora en jefe de 110 Degres, una revista sobre la cultura urbana producida por jóvenes. |
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