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25 de mayo del 2002 |
Educación en América Latina: ¿objetivo de la UE?
Ángel Gonzalo
Mientras en las Cumbres Internacionales de Río de Janeiro (1999), Dakar (2000) y Madrid (2002), los representantes gubernamentales de la Unión Europea (UE) lanzan mensajes triunfalistas sobre el desarrollo de la educación en América Latina, la realidad arroja cifras muy distintas.
La ONG Intermón-Oxfam acaba de publicar el informe Educación para todos: el compromiso de la Unión Europea con América Latina, donde se refleja que la tasa de analfabetismo no disminuye. Una de las principales causas -según Gloria Angulo, autora del informe- es la distribución extremadamente desigual de la riqueza que se manifiesta en unas insuficientes infraestructuras sociales. Alrededor de 40 millones de personas son analfabetas absolutas en América Latina (11% de la población total) y unos 110 millones de adultos y jóvenes cuentan con una educación primaria incompleta y pueden ser considerados analfabetos funcionales. Así lo expresan las diferentes tasas de educación. En preescolarización, por ejemplo, encontramos un 55% de niños en este proceso. Pero esta cifra toma como referencia a los sectores sociales urbanos y con cierta capacidad económica. La tasa baja cuando nos referimos a poblaciones rurales. En cuanto a la universalización de la educación primaria la cifra alcanza al 80% de la población pero, según Intermón, se mantienen elevados índices de repetición, retraso y abandono escolar (alrededor del 30%) sobre todo, otra vez, en las zonas más pobres y rurales. Sobre la educación secundaria, la expansión de la matriculación ha sido muy lenta y la tasa neta se sitúa en el 54%. Por último, en la enseñanza superior la tasa bruta es menor del 20%, y se concentra en tres países: Brasil, México y Argentina. La UE, como institución, y sus países miembros canalizan el 56% de la Ayuda Oficial al Desarrollo del planeta. Sin embargo, según afirma Intermón, América Latina nunca ha ocupado un lugar preferente en el sistema de cooperación comunitario. En los años noventa recibió alrededor del 6% del total de la ayuda entregada por la UE. Y la educación no ha sido una prioridad. Sólo hechos específicos de gran calado en la opinión pública, como el huracán Mitch, han motivado un mayor interés de la UE en las materias de construcción o reconstrucción de tejidos educativos. Aún así es de destacar que la Unión Europea y sus estados miembros aportan el 47% de la ayuda bilateral no reembolsable que llega a América Latina. La UE tiene suscrito actualmente un acuerdo internacional con tres áreas prioritarias: la educación básica, la formación profesional y la enseñanza superior. Pero no acompaña esta estrategia con compromisos financieros. No existe jerarquía entre las prioridades. No se atiende la alfabetización de adultos o preescolar. Existe insuficiente compromiso con el logro de la equidad en el proceso de desarrollo. Y existen dificultades para conectar el apoyo macroeconómico. "Los 75 millones de euros que financiarán 3.900 becas para estudiantes universitarios serían una buena iniciativa si fuera el complemento a un compromiso político y presupuestario de la Unión Europea con la educación primaria y secundaria, verdadera lacra de los países latinoamericanos", afirma Paloma Escudero, responsable de relaciones de Intermón con la UE. A todo esto hay que sumarle la baja prioridad que se otorga a la educación en la cooperación europea, como lo demuestra la ausencia de criterios que informen y justifiquen la selección de países o la concentración de esfuerzos en la educación superior, en detrimentos de otros niveles, a priori más necesarios, como son la educación primaria o la formación profesional. Gloria Angulo concluye el informe pidiendo a la Unión Europea que insista en el análisis de las necesidades educativas para lograr esos objetivos de universalización. Bajo todos los parámetros, los retos se concretan en la extensión de la educación secundaria, la mejora de la equidad en la oferta educativa, la promoción del rendimiento escolar, la incorporación de las nuevas tecnologías y la inserción productiva futura de los alumnos. |
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