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La insignia
22 de mayo del 2002


¿Qué es lo que ha fracasado?


Liliana Pineda


Cuando nos encontramos, hace unos días, por la mañana, en los periódicos, con la foto de los socialistas franceses, llorando consternados ante la debacle electoral de su candidato y el ascenso innegable de la ultraderecha, incluso en aquellos lugares donde la izquierda recaudaba sus votos, no pudimos menos que recordar, de repente, la imagen de aquellas composiciones de figuras de Rodín, aterradas e impotentes ante un peligro súbito, sorpresivo.

Sin embargo lo que ha pasado en Francia, como lo que ocurre en Alemania, Italia, Dinamarca, Holanda y aquí mismo, no es más que una consecuencia de algo que se ha estado gestando durante mucho tiempo, y que no hemos sabido comprender.

¿Cómo podemos proponer o realizar alternativas a la educación, en pro de la igualdad, la libertad, la solidaridad, la civilidad, la participación, la democracia, el desarrollo del pensamiento crítico y científico, o cualesquiera otros objetivos loables y necesarios, si ni siquiera sabemos porqué los modelos, diseñados e implantados en países tan grandes como ahora es Europa, con similares o equiparables propósitos, han fracasado estrepitosamente?

¿Cómo es posible que aquellos inmensos edificios construidos con tanto esfuerzo y empeño, durante décadas, puedan desaparecer de repente cual un castillo de naipes y nos encontremos, como se encontraron los soviéticos, en medio de una sociedad sin capacidad de respuesta alguna ante el presente, sumida en la perplejidad y en el resurgimiento del pensamiento arcaico y religioso? ¿Qué fue lo que ocurrió con la propuesta educativa de la II República en la España de los años 30 (Giner de los Ríos)? ¿Por qué le sucede precisamente el franquismo?

Incluso allí donde el modelo propuesto se resiste a desaparecer gracias al afán y al sacrificio ingente de sus valedores ¿no es verdad que es casi imposible garantizar su futuro, su conservación, su desarrollo?

Qué duda cabe que los esfuerzos e inversiones enormes que se hicieron en sociedades como la rusa, la china o la nicaragüense, significaron avances importantísimos, en relación con el estado de cosas en que se encontraban antes de sus respectivas revoluciones sociales y lo que ello significó en términos educativos. Pero lo cierto es que de aquellos esfuerzos hoy no queda nada o muy poco, si lo valoramos en función de esos valores en los que se fundamentan nuestros objetivos: igualdad, solidaridad, democracia, pensamiento crítico... ¿En qué lugar del mundo se reúne la gente para saber por qué se ha producido esa catástrofe? ¿Porqué aquellos modelos en los que se empeñó el trabajo de cientos de millones de personas fracasaron? ¿Qué ONG, asociación, fundación, organización o gobierno dedica algún esfuerzo en conocer algo tan fundamental para entender nuestro presente y nuestro futuro?

Veamos sólo algunos antecedentes:

-Según el estudio realizado por el investigador Francisco Morente, "La depuración del Magisterio Nacional. 1936-1943", Durante el franquismo se depuró a 60.000 maestros.

Según el autor, "la depuración sirvió para castigar conductas consideradas inadecuadas e incompatibles con la docencia en la España Nacional. Se acusaba a los maestros por sus métodos pedagógicos más avanzados y participativos que fueron tachados de extranjerizantes y perniciosos para los niños y niñas".

-El 16 de noviembre de 1945 se firmó en Londres el Acta Constitutiva de la Organización de las Naciones para la Educación, la Ciencia, y la Cultura, con un postulado significativo, pero muy cuestionado: "las guerras nacen en la mente de los hombres y es en la mente de los hombre donde deben erigirse los baluartes de la paz".

El hecho de incorporar la esfera de la educación a una organización de interés supranacional supuso un paso de importancia histórica, y aunque los anteproyectos no hacían mención alguna de la ciencia, después la incluirían, de forma elitista, "para conectar a los sabios con la humanidad" sin bien reconociéndola como "un fecundo método para comprender e interpretar en mundo"; "el medio más importante para mejorar las condiciones de vida".

De cualquier forma, desde su nacimiento, la UNESCO ya fue desdibujada de sus contenidos fundacionales. Cuando Julian Huxley, su primer Director, propuso que la UNESCO basara su acción en una filosofía, una hipótesis tendente a explicar los objetivos y los fines de la existencia humana, y que a su vez fuera capaz de sugerir posiciones ante los diferentes problemas, se quedó sin el apoyo de los gobiernos que lo habían elegido.

En 1974, su nuevo director, el senegalés Amadou Mahtar M`bow, instaura una nueva metodología, intenta darle un nuevo impulso a la UNESCO y logra que se dicte una Recomendación sobre la educación, que entre otros apartados dice:

"La educación, combinando el aprendizaje, la formación, la información y la acción para la comprensión internacional, debería fomentar el adecuado desenvolvimiento intelectual y afectivo del individuo. Debería desarrollar el sentido de la responsabilidad social y de la solidaridad con los grupos menos afortunados y conducir a la observancia de los principios de igualdad en la conducta diaria; contribuyendo también a fomentar cualidades, aptitudes y capacidades que lleven a los individuos a adquirir una comprensión crítica de los problemas; a entender y explicar los hechos, las opiniones y las ideas; a trabajar en grupo; a aceptar y participar en libres discusiones; y basar sus juicios y discusiones en un análisis racional de los hechos y factores pertinentes.

La educación debería recalcar que las guerras, los propósitos de expansión, de agresión y de dominación, y el empleo de la fuerza, la violencia y la represión, son inadmisibles, induciendo a cada persona a comprender y asumir las obligaciones que le incumben para el mantenimiento y el fortalecimiento de la paz mundial, las actividades de lucha contra el colonialismo, contra todas las variedades y formas de racismo, fascismo y apartheid e ideologías que inspiran el odio nacional o racial.

Cada Estado Miembro de la UNESCO debería formular y aplicar una política nacional encaminada a aumentar la eficacia de la educación en todas sus formas, a reforzar su contribución a la comprensión internacional, al mantenimiento de una paz justa, al establecimiento de la justicia social, al respeto y la aplicación de los derechos humanos y las libertades fundamentales, y a la eliminación de los prejuicios y toda forma de injusticia..."

Pues bien, poco después de la publicación de esta Recomendación, la Heritage Foundation norteamericana, con el apoyo del gobierno Reagan, lanza una campaña para conseguir que los EEUU se retirasen de la UNESCO, "denunciando" y detallando los "abusos" antiamericanos, procomunistas y anti-libre-empresa de su director; y acusando directamente a la UNESCO de promover:

-un Nuevo Orden Económico Internacional anti-mercado-libre, con el propósito de redistribuir la riqueza de las naciones desarrolladas al tercer mundo;
-un Nuevo Orden Mundial de la Comunicación, diseñado para controlar la prensa occidental, especialmente el tercer mundo.
-La canalización de cientos de miles de dólares hacia grupos terroristas como la OLP.

¿No os suena a chamusquina?

Pero vamos a ver, ¿no es verdad que la educación para la paz y la liberación, basada en valores como la igualdad y la solidaridad resulta absolutamente peligrosa para este sistema, sustentado en la desigualdad y la guerra?

¿Y no es verdad también, que dichos valores se fundamentan en el conocimiento científico, el pensamiento crítico, en suma, en el conocimiento de nuestra naturaleza en contraposición con el sistema imperante que se nutre del pensamiento arcaico y religioso?

Pero si no estamos seguros de dicha fundamentación, si no podemos expresarla con claridad o somos incapaces de formularla coherentemente. Algo falla en nuestros propios valores y la fuerza para luchar por ellos se perderá en la primera de cambios...

El corrimiento al azul, al igual que en la astrofísica tiene una clara significación, y no se produce accidentalmente. La búsqueda del extremo centro también es una consecuencia de la pérdida de sentido.

-Leer, indagar, debatir y contrastar constantemente lo que damos por bueno y por sabido es fundamental para consolidar los valores que son motor y motivación de nuestra acción y nuestra lucha diaria.
-Aprender a comunicar lo que sabemos y queremos. Hacer comprensibles, necesarias y posibles nuestras propuestas y alternativas, también es fundamental si queremos llevarlas a cabo.
-Iniciar una nueva metodología de la comunicación, la formación política y la educación, a partir de la plena comprensión de nuestros fracasos y aciertos, es indispensable si no nos queremos quedar solos y en ultimas, volver a fracasar

Como miembro de CAUM, una asociación fundada hace varias décadas, justamente para desarrollar y profundizar aquel proyecto, puedo afirmar que nuestra asociación (fiel reflejo de la sociedad en la que está inmersa), no ha cumplido sus objetivos, ni siquiera se ha dotado de los medios mínimos con los que promover un debate en profundidad sobre el tema. Pero también afirmo, aún pudiendo equivocarme, que no hay ninguna otra asociación u organización, al menos en Madrid, que haya sido concebida con ese propósito.

Educar para qué, para qué sociedad, son preguntas que nos hemos hecho durante siglos; trabajar y esforzarnos por responderlas intentando además resolver el cómo lo haremos y el cómo ponernos de acuerdo, es lo más difícil.



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