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18 de marzo del 2002 |
El inventor
Eduardo Galeano
No hacía mucho que Manuel Rosaldo había iniciado su vida escolar, cuando inventó una inyección.
La inyección se daba por la cola, pero actuaba sobre la cabeza. De un solo pinchazo, te metía en la cabeza todos los conocimientos, todo lo que la humanidad sabía después de miles y miles de años de andar averiguando las cosas de este mundo. La inyección era muy buena para Manuel, que así podría vivir siempre en vacaciones; pero también resultaba conveniente para sus padres, que resolverían el problema de su educación, y para los maestros, que no tendrían por qué seguir perdiendo el tiempo con él. El invento no fue aceptado por la familia, ni por las autoridades de la escuela de Palo Alto. |
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