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La insignia
27 de julio del 2002


El fin de la tristeza


Berna Wang
La insignia. España, julio del 2002.


A Cris López

«Tristeza não tem fin,
felicidade sim.»
-Vinicius de Moraes-


Se dejó caer con un suspiro de alivio en el sillón de plástico rojo. Le dolía el cuerpo de tanto llorar y cuando la peluquera le pidió que alzara la cabeza, vio en el espejo unos párpados hinchados y enrojecidos y una mirada tan perpleja que casi no se reconoció. Habían pasado dos días, empezaba a pensar que el dolor la acompañaría siempre.

La peluquera peinó, estiró y sujetó el pelo con mano firme. Ella cerró los ojos y sintió la tensión y cómo se aflojaba luego de derecha a izquierda, al ritmo metálico que marcaban las tijeras abriéndose y cerrándose, rápidas y sonoras, sobre el pelo mojado. Después se hizo el silencio, abrió los ojos y la peluquera le enseñó la mata de pelo negro, largo, brillante y húmedo. Como lavado con sus lágrimas, pensó ella, triste aún.

- ¿Lo quiere guardar de recuerdo? -oyó.

Y entonces respondió, casi sin querer:

- No, gracias. No hace falta. Volverá a crecer.

Y sonrió.



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