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6 de julio del 2002 |
A fuego lento Terroríficos engendros educativos
Mario Roberto Morales
Las acciones que impulsa el Ministerio de Educación en Guatemala son algo a lo que, sin el menor ánimo de exagerar, debemos temerle. La desorientación pedagógica y la ignorancia acerca del país que se pretende educar es lo que caracteriza, hasta ahora, a los productos de ese ministerio. Voy a dar a conocer una ínfima muestra de este despropósito, que, dicho sea de paso, le cuesta una millonada a la igualmente irresponsable cooperación internacional que lo financia.
La Dirección General de Educación Extraescolar (DIGEEX), publicó, con fecha 2001, seis pequeños tomos (llamados "módulos") para promotores y técnicos de educación extraescolar, en los que se "explica" la diversidad cultural guatemalteca en términos binarios y esencialistas. Por ejemplo, en el módulo 2, titulado "Conozcamos nuestra identidad cultural", hay un apartado que se subtitula "Diferencias entre los elementos que identifican a la cultura maya y ladina", en cuyo inciso sobre "La belleza moral" se lee que: "En la cultura maya se manifiesta la belleza moral en el profundo respeto a la vida, a la naturaleza, a los ancianos, al conocimiento y sabiduría de los sacerdotes y sacerdotisas mayas, a los médicos y administradores de las comunidades. Se expresa la belleza moral en la honradez, en la cooperación, en la solidaridad y en la sencillez de las personas, en todo un sistema de vida cotidiana. En la cultura ladina, la belleza moral es predicada por las distintas sectas y órdenes religiosas a los respectivos feligreses, sin embargo, en la vida cotidiana no siempre suele ser observable, excepto en manifestaciones caritativas, sin descartar que se expresa la belleza moral mediante acciones beneméritas, como las que impulsan instituciones, entre las cuales están los Bomberos Voluntarios y Municipales, casas de caridad, orfanatos y etc. (sic)" (p.38). En esta caricaturesca visión culturalista, los "mayas" son esencialmente buenos y los ladinos esencialmente malos. Por ello, en el marco de mi maldad ladina, no resisto ofrecer una muestra más de este descalabro. En el módulo 1, titulado "Somos iguales pero diferentes", en el apartado "Literatura", el autor divide la expresión literaria guatemalteca en "Literatura maya" y Literatura ladina". Para ilustrar la primera reproduce unas estrofas onomatopéyicas de Humberto Akabal, un poema en quiché del autor de estos módulos y un poema en castellano de Manuel Salazar Tetzagüic. Y para ilustrar la literatura ladina (abróchense los cinturones) reproduce el poema "La niña de Guatemala", de José Martí, y un fragmento de una obra de teatro de Alejandro Casona, titulada "Polvorín y Zampabollos" (pp. 22-25). Mi perversa mente ladina no alcanza a elucidar si el hecho de que Martí fuese cubano y Casona español es conocido por el autor de este desvarío (cuyo nombre es Domingo Pérez Bulux), o si los pone como ladinos guatemaltecos porque -en un alarde de ironía refinadísima- con ello quiere decir que los ladinos no tienen literatura y que se apropian de cualquier cosa, no importa de donde provenga. Me inclino a creer en la primera hipótesis, en vista de que la obra de este "intelectual" etnohistérico está constelada de chistes como los anteriores. Me dicen que la Digeex tuvo la encomiable lucidez de sacar de circulación este engendro, con lo que -si es cierto-- le ha hecho un inmenso servicio al país. Pero el terror educativo sigue. Ahora, el ministerio de marras y el PNUD han "adaptado" el Informe de Desarrollo Humano de este último, para consumo de maestros y estudiantes, en forma de tira cómica, de modo que, en un texto hecho por un español y una costarricense, titulado "Desarrollo humano y pacto fiscal", vemos a Miguel Angel Asturias, Rigoberta Menchú, Jaime Viñals y la Abuela Ixmucané, explicándonos las ventajas y el deber de pagar impuestos. Asturias simplemente volvería a morirse ante esta "pedagogía del estereotipo". Por suerte, la Abuela Ixmucané es un mito. Pero el terror crece al pensar que los materiales para Primaria ya concluidos para la "reforma educativa" de este demencial ministerio sean por el estilo, pues no existen razones para pensar lo contrario. Mi solidaridad con los educadores honestos y capaces que sufren la frustrante ignorancia e ineptitud de su sonriente y presidenciable (¡!) ministro. |
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