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5 de julio del 2002 |
Erótica de la historia
César Güemes
El hecho de ser incluyentes nos vuelve menos vulnerables. Por eso es que no hay manera, al menos no una sencilla, de rebatir los planteamientos de la nueva forma de entender el pasado y el presente que desde hace casi 10 años propone el grupo Historia a Debate. Conformado por 3 mil participantes de varios países, la corriente historiográfica dará a conocer hoy su manifiesto, signado hasta ahora por cerca de 400 firmantes, más los tres volúmenes que conforman las actas del segundo Congreso de Historia a Debate.
Enrique Florescano, Norma de los Ríos, Guillermo Turner, Antonio García de León y Boris Berenzon se reúnen hoy a las 11 horas en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM para presentar los documentos señalados y continuar con la propuesta que, por cierto, está disponible en el sitio www.h-debate.com de Internet. Erótica de la historia Berenzon, autor de Sutilezas de la memoria (ensayos históricos), publicado recientemente por la Universidad Pedagógica Nacional, define en su cubículo de la UNAM, donde es profesor de tiempo completo, los alcances de la propuesta: ''Sin duda alguna lo más importante es que Historia a Debate se ha convertido en una red y un taller de trabajo en el que se busca, más que admirar una escuela, rebasar las propuestas que hicieron el positivismo, el neopositivismo, la historia de los anales y la lectura hecha por la posmodernidad". -Es un rompimiento necesario, desde luego. -Creemos que el primer avance consiste en recobrar una ciencia histórica con sujeto. Esto es: constituimos un foro en el cual de manera cotidiana se discuten los grandes temas de la historiografía, del cómo hacer historia. Por ejemplo, tener los acuerdos mínimos, como se señala en el manifiesto, de lo que será el nuevo paradigma de la historia: un sujeto histórico con subjetividad, un relevo generacional, una historiografía sin ataduras, dejar a la familia de eruditos, cambiar la acumulación de datos por el compromiso social rebasando técnicamente lo que el marxismo proponía. ''Los historiadores ya no podemos ser ese espíritu erudito que habita en su torre de Babel, para convertirnos en seres pragmáticos que actuamos sobre el acontecer. Rompemos con el viejo lema que tenían algunas escuelas de 'observar el pasado para entender el presente'; nosotros vamos más allá: entendemos el pasado y nos damos cuenta que la historia es una construcción. El historiador Edmundo O'Gorman decía, en una hermosa frase, que la historia es una mujer. A eso nosotros le aumentaríamos lo siguiente: es como una mujer voluptuosa y sensual que a todos nos dice que sí, por eso depende de la interpretación. Es decir, cuando entendamos que la historia es una construcción y no una búsqueda de la verdad, le quitaremos a la disciplina esa enorme loza que carga. La historia es una pasión, por eso lo que el manifiesto busca en el fondo es hablar de una 'erótica de la historia', una pasión por el pasado." -La propuesta es muy tentadora para académicos y lectores. Luego de casi 10 años de trabajos, ¿cuál es el censo de participantes en Historia a Debate? -Han participado de 2 mil a 3 mil personas. Es un trabajo dividido en dos partes. La teórica, que se llama como la red y, la otra, que llamamos Historia inmediata, en la que se discuten problemas cotidianos, como la pasada huelga de la UNAM, la problemática chiapaneca o lo que sucede con Hugo Chávez. En este segundo rubro tratamos de poner en práctica lo que se conoce como la historia inmediata. Entre las dos partes hemos llegado a tener el número de participantes que señalo. En cuanto al número de historiadores que han suscrito el manifiesto, somos 400. De ellos, 60 somos mexicanos. En la lista inicial participábamos sólo cinco, así que crecimos dentro y fuera de la red. -Historia a Debate está disponible en Internet. ¿Cómo acelera este medio un proceso de suyo pausado como es conformar una nueva corriente historiográfica? -Eso es fundamental: creemos que se puede hablar de una historia globalizada que incluya los intereses de las minorías. Vayamos con cuidado: estamos en favor de una globalización incluyente. Somos la primera propuesta historiográfica que se hace en el siglo XXI vía Internet. Desde luego habrá historiadores globalifóbicos que nos critiquen por ello, pero lo cierto es que usamos a Internet, digamos, para bien. Debate sin exclusiones -Hoy dan a conocer el manifiesto y las actas del segundo Congreso de Historia a Debate. ¿Qué puede esperar quien venga a Filosofía y Letras a acompañarlos? -Por lo pronto, el hecho de que el manifiesto no había sido publicado en México hasta ahora. Luego, el segundo congreso fue muy importante porque consolidó la revisión de viejos y nuevos temas que se venían tratando. Por ejemplo, se habló de la historia cultural, historia del sicoanálisis y de problemas como qué es la historia light que de pronto aparece como algo muy novedoso. En otro tipo de asuntos, se revisó en ese congreso el papel de la objetividad frente a la subjetividad y nos llevamos la sorpresa de que los franceses transitan de uno a otro renglón en la propia cátedra Michel Foucault. Vamos, la gran posibilidad que le vemos a Historia a Debate es que no está excluido nadie, siempre y cuando hablemos de un debate respetuoso. -De modo que se dan a conocer el manifiesto y las actas. -Sí. Son tres volúmenes de las actas y el manifiesto con los firmantes hasta el 26 de junio, lo cual lo convierte en el documento más actualizado. |
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