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11 de febrero del 2002 |
El mensaje
Eduardo Galeano
La luna tenía algo que decir a la tierra, y envió a un escarabajo. El escarabajo llevaba ya algunos miles de años de camino, cuando en el cielo se cruzó con una liebre.
-A este paso, nunca llegarás -advirtió la liebre, y se ofreció a llevarle el mensaje. El escarabajo le dijo lo que la luna había mandado decir a las mujeres y a los hombres: -Cada vida renace, como renace la luna. Y la liebre se lanzó a toda carrera hacia la tierra. A la velocidad del rayo aterrizó en la selva del sur del África, donde en aquellos tiempos vivían las mujeres y los hombres, y sin tomar aliento les trasmitió las palabras de la luna. La liebre, que siempre se va sin haber llegado, habló en su atropellado estilo. Y las mujeres y los hombres entendieron que les decía: -La luna renace, pero ustedes no. Desde entonces, tenemos miedo de morir. |
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