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1 de febrero del 2002 |
Aforísmica Pensamientos descabellados Transcripción e introducción: Ariel Ruiz Mondragón
Stanislaw Jerzy Lec
Hace algunos años, mientras deambulaba por una librería coyoacanense, encontré una serie de libros del editor holandés avecindado en Buenos Aires Carlos Lohlé. Entre ellos se encontraba un volumen negro que llamó mi atención: Pensamientos descabellados, de Stanislaw Jerzy Lec. Descubrí fascinantes los aforismos del libro. ¿Quién fue Lec? Lo único que sé es lo que se dice en las solapas del libro: "Nació el 6 de marzo de 1909 en la ciudad de Lemberg, Polonia, como hijo de Benno Letz de Tusch, y Adela, hija del terrateniente Jan de Safrin. Estudió derecho en su ciudad natal y se trasladó luego a Varsovia donde pronto se hizo conocer como poeta y escritor de sátiras, publicando tres libros y colaborando en varias revistas. Con la guerra volvió a Lemberg donde fue detenido en 1941 y llevado al campo de concentración de Tarnopol. Allí dos veces, como por milagro, pudo escapar a una ejecución." La breve biografía nos dice que su carrera de escritor de aforismos comenzó en 1955. Concluye: "Lo que le da grandeza a este brillante creador, que como todo creador no puede respirar sino en libertad, es que las atroces experiencias de su vida no lo han amargado ni hecho perder, a pesar de su melancolía, el buen humor hasta su muerte en 1966." (sic) Así, pues, leamos con atención a Lec. Aforismos No debes aserrar la rama sobre la que te sientas, a menos que quieran colgarte de ella. Hasta su silencio tenía errores de lenguaje. ¿Cuántos ruiseñores debe devorar una bestia para poder cantar ella misma? "Abandonó este mundo" suena optimista. Más de un bumerang no vuelve nunca. Elige la libertad. ¿Cómo ejercitar la memoria para que aprenda a olvidar? Entendemos todo y por eso no comprendemos nada. No le llames a las cosas por su nombre si no conoces su apellido. ¿Alguien preguntó alguna vez a la tesis y a la antítesis si querían realmente convertirse en síntesis? Es extraño que resulte tan difícil despertar ecos hasta en las cabezas huecas. De la mayoría de las obras sobreviven únicamente algunas citas. ¿No sería mejor escribir desde el comienzo sólo esas citas? Hubiera preferido que David derrotara a Goliat con su arpa. La voz de la conciencia también pasa por un cambio de voz. ¡Poned en manos de un bárbaro un cuchillo, una pistola o un cañón, pero, por amor de Dios, no le déis jamás una pluma! ¡Os convertirá también a vosotros en bárbaros! Me desconcierta el rostro del enemigo porque veo cuánto se me parece. La mayor parte de los hombres son asesinos: matan a un hombre. En sí mismos. Preveo la desaparición del canibalismo. El hombre está asqueado del hombre. Sé realista: no digas la verdad. Casi todos los monumentos son huecos. Muchos esperan "la luz roja" para no tener que pasar al otro lado. Los que nadan contra la corriente no deben esperar que ésta modifique su dirección. El trato con los enanos encorva la espina dorsal. El hombre es la corona de espinas de la creación. Mantuvo en alto su bandera. Para no tener que verla. No seas snob. No mientas cuando la verdad se paga mejor. Un salto moral es mucho más peligroso que un salto mortal. Me preguntan a menudo: "¿No escribe usted cosas más grandes?" "No -respondo-, únicamente grandes." También un happy end es un final. Algunas veces la verdad triunfa. Cuando ha dejado de serlo. ¿Explotación del hombre por el hombre? ¡Entonces, de cualquier modo es un asunto humano! Muchos hombres carecen del don de reconocer la verdad. Pero, en cambio, qué sinceridad respiran sus mentiras. Su conciencia estaba limpia. Nunca la había utilizado. Extraño. Un perro no sabe que no hay que insultar al gobierno y sin embargo no lo insulta. Se puede soñar hacia atrás; se puede soñar hacia adelante. Solamente no se puede soñar aquí y ahora: aquí y ahora se debe vivir. Las mentiras tienen piernas cortas, pero saben muy bien hacer zancadillas. Los representantes de fábricas de automóviles venden automóviles, los representantes de compañías de seguros venden seguros, ¿y los representantes del pueblo? ¿Tiene derecho el caníbal a hablar en nombre de aquél a quien devoró? Entre gigantes, trata de ser gigante. Entre enanos trata de ser un enano. Pero entre los iguales, sé un igual. Todo está en las manos del hombre. Por eso debe lavárselas a menudo. La única moneda antigua que aún hoy sigue en circulación: los treinta denarios. Conozco marionetas que no cuelgan de hilos, sino de cadenas. La masa grita con una sola boca enorme y come con innumerables bocas pequeñas. ¡Qué atracción para los turistas! Tantas ruinas humanas por todo el país. "No me gusta la libertad -afirmó un esclavo experimentado-. Ella rompe las cadenas que nos unen a todos y nos deja solos y abandonados a nosotros mismos." Tenía una opinión tan alta de sí mismo que a veces se creía un enano. Los optimistas son hombres que no creen que valga la pena comprender nada, porque de cualquier modo, todo irá mejor. No es bueno confiar en los hombres; es mejor estar seguro de sí mismo. ¿Soy o no creyente? Sólo Dios lo sabe. Que haya muerto no es prueba suficiente de que haya vivido. Hay que multiplicar la cantidad de pensamientos hasta que el número de los guardianes no alcance. Los pensamientos saltan de un hombre a otro como pulgas. Pero no pican a todos. "He oído que el mundo es hermoso", dijo el ciego. "Así dicen", respondió el que veía. La libertad es perversa: duerme con sus enemigos. El más importante entre todos los descubrimientos humanos debería ser el descubrimiento de los errores. El hombre busca la verdad, para enterrarla aun más hondamente. Sufría de manía persecutoria: alguien lo seguía constantemente, pero no era nada más que un funcionario de Seguridad. Algunos ven exactamente lo mismo con el ojo derecho y el ojo izquierdo. Y creen que eso es objetividad. ¿Qué es mejor, una "prosperidad falsa" o una miseria verdadera? El que comienza a ver, muchas veces tiene que hacerse el ciego para salvarse. Se podría considerar un perfeccionamiento de la cadena perpetua: prolongar artificialmente la vida. La tapa del ataúd no está adornada del lado del usuario. "La religión es el opio del pueblo, camarada." "Entendido. ¿Y qué droga usas tú?" Los inquisidores conocen la libertad. Por las confesiones de sus prisioneros. Soy optimista: creo en el influjo liberador del pesimismo. Se vendió a ambas partes. Por respeto al equilibrio. ¡Benditos sean los demagogos! En su boca, hasta las mentiras se transforman en pan cotidiano. El proceso resultó un ejemplo de humanidad: fue tan grande la consideración hacia los acusados que el fiscal confesó en nombre de ellos. Historia: conjuntos de hechos que se hubieran podido evitar. Era un hombre progresista en materia de religión. Aceptaba que el hombre desciende del mono, pero del mono del Arca de Noé. Más fácil es conceder a alguien una alabanza que un derecho. Los hombres de menor calidad se venden al más alto precio. Duodécimo pensamiento: "No codiciarás la forma de gobierno de tu prójimo." "El partido siempre tiene razón". Sí, pero cada vez es diferente. Todos somos iguales ante la ley. Pero no ante los encargados de aplicarla. El enemigo puede estar atrás, a la izquierda o a la derecha; el adversario siempre está enfrente. La conciencia del pueblo no cabe necesariamente en la cabeza del Estado. Los tiranos no tienen nada que decir contra los crímenes de otros tiranos. Sólo pueden objetar la elección de las víctimas. El mundo jamás perdona a quien no es culpable de nada. Se pueden distinguir dos clases de diablos: ángeles caídos y hombres ascendidos. Recuerda que el precio que se paga por la libertad, disminuye si aumenta la demanda. El hombre supera en un aspecto a la máquina: es capaz de venderse a sí mismo. Hasta la eternidad era antes más larga. Hubiera comprendido muchas cosas si no me las hubieran explicado. Apártate del camino de la justicia. ¡Es ciega! |
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