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La insignia
1 de febrero del 2002


Otro aire, otra piel


Cecilia Bustamante

Selección del libro Otro aire, otra piel
©Extramares Editions. Austin (EEUU), 2002 (*).


Variaciones

A García Lorca

Hoy. Inhumano día
aparta tu cáliz,
el deseo constante,
mientras visito
el ácido bosque
que perfora la luna.

Encuentro este guijarro
pesado de conjuros
urdiendo ser la rosa esquiva
modulando frecuencias de la muerte.
¿Por qué tu aleteo, tu siniestro ojo?

Peciolos manchados ribetean
el río oscuro
de cualquier romance
la difícil sombra
que se está bebiendo el agüacero.
La menta madura entre tus dientes,
y siniestro hollín escapa
del ojo blanco de la noche.

Zumba el bello don
ciego de melancolía -
sagitante animalito
imposible de morir, como tú.

Día salobre graficando
aromas con versada estrategia
Y se siente el deseo Federico,
de "dormir un rato,
un rato, un minuto, un siglo..."


Sobre tu carta

Para Víctor Delfín

"La isla está llena de luna..."
Tu mirada en la penumbra
puede sentir mi latido en el mar
ennumerando los días
sus reflejos crueles o perversos
de haber tenido tanto
y haberlo dejado pasar.

"Son las cinco en punto de la tarde..."
la exacta mala hora del poeta.
Los acantilados desafían
la imagen de la fuente barboteando
en la garúa.
La lluvia temblando de ternura
en la refulgente eternidad
de la memoria.
Y yo te escribo
desde dos ríos que se cruzan
arrastrando poemas, libros,
playas hambrientas.
Sensación de ser polvo lanzado
en un desplazamiento sin fondo,
esfuminada euforia de los días de Lima.
Posando en silencio. Tantos años después.
"Un botecito diviso..." y te preguntas
quién irá en él.
- La luna, el sol, las pulsantes mareas
con que nos sacude la mar.


El puente II

En la áspera corteza
tu sola mano golpeando la distancia
el corazón resiste aún
sobre el inasible puente donde acecha
amargo fulgor de tiempo inalcanzable.

Sentir que se está muriendo -
muriendo lejos de nuestra sádica tierra,
el peso triste de la ex patria nuestra
enterrándonos a ambos otra vez
en la terracotta del verano.

Ansiosamente arranco el terco secreto,
la agonía en nuestro cauce ancestral.
Bajo el puente nos dimos ayer
nuestro sueño de anillos enigmáticos
de amor, de metal, de vigilia,
rodaron despacio
desde el tiempo aquél
eclipses totales - y amén.


El cuchillo de Valencia

El cuchillo de Valencia
ha desaparecido, luego de estar
diariamente en el recuerdo,
con su golpe de navaja.
Ya no está.
un instrumento menos, arma blanca
persistente, repasando mis heridas
en busca de paz. Complaciéndose
En la sangre tibia de la vida,
Los veranos, los inviernos y el olvido.

Adiós a las playas de Valencia
de la mano con mis niños
que todo o nada querían. Bajo el sol
coagula el poema. Y Monet no me presta
ningún parasol, ni otras playas
donde otro fuego me marque la piel.
Los minúsculos cuchillos, abren puntos ciegos
que dejan escapar voces de sangre.

Este deseo de llegar a Valencia
Me lo transfirió mi madre en su canción.
Ver a "las mujeres más hermosas,"
ver el viento, el mercado, el mimbre,
la plaza de toros.

Como un fantasma hoy
con su blanco mango
ha hecho mutis por el foro -
bailarín adherido a mi vida
con la esperanza de encontrar una arteria
que de súbito exorcice
el grave conjuro
la otra piel, el otro aire,
el otro mito de sus brujerías.


Invocación

Te acordarás de mí un día
por instinto
te acordarás de mí.
En los vacíos de la sangre
las boquitas cerradas
y los poros te mirarán
como águilas.

Otros reinos instrumentales
con desintegrante deja vu en dimensiones diferentes
nada importarán
monólogos, ni duetos excluídos.
Vanidad
de vanidades fulminando el sereno.

Te acordarás de mí un día
a la hora.
cuando las guerras y el hambre
enlacen con la fiebre de la muerte.
Te acordarás
de ésto que escribo
cuando se cierre el círculo
mordiéndote la cola.


(*) Prohibida la reproducción sin permiso de Extramares@aol.com



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