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La insignia
11 de enero de 2002


Son lentejas: si quieres las compras, y si no, no te quejas


La abuelita 3.0


Siempre he pensado que las tiendas de informática son el peor comercio que puede encontrarse en la calle. Y estoy segura de que cualquiera que haya pisado una de estas tiendas estará de acuerdo conmigo: casi nunca disponen de los productos que colocan en los escaparates -"Pague, y venga a recoger el ordenador la próxima semana" -, casi nunca tienen lo que los clientes buscan -"Sólo tengo el modelo de esta marca"- y casi nunca conocen bien el producto que venden -"Sí, puede instalarlo sin problemas en su cafetera"-.

Como compradora de informática, he soñado siempre con comercios que fueran como mercerías o ferreterías, unas tiendas donde los dependientes saben lo que venden y donde puede encontrarse casi cualquier cosa, a precios bastante razonables. Pero no hay manera.

Ya sé que no es un problema exclusivo de las tiendas de informática, pero la venta de tecnología está sujeta -aferrada, más bien- al ritmo que marca el neoliberalismo más brutal de nuestros tiempos. El sector tecnológico está siempre condicionado por la obsolescencia planificada, las fluctuaciones de los precios y la necesidad de vender más que en cualquier otro mercado. Las marcas nacen y mueren sin apenas dejar tiempo para que los usuarios reclamen. Los productos aparecen casi tan rápido como los parches que solucionan los problemas provocados por esa celeridad. Los fabricantes cierran sus plantas locales y derivan la producción al Tercer Mundo, sin repercutir en estos países ventajas laborales medianamente dignas ni, para colmo, una rebaja en los precios de sus productos.

Pero es que el mercado no es mi problema. O no debería serlo. ¿Qué ocurre si no necesito un Pentium 4 a 1GHz, sino sólo un Pentium II a 300 MHz? ¿Qué pasa si no me hace falta un CD-ROM de 40X, sino que me conformo con uno de 20X? ¿Qué sucede si sólo quiero cambiar una de las piezas de mi ordenador, y no comprarme uno nuevo? ¿Por qué, en la mayoría de los casos, sólo puedo elegir entre dos o tres marcas?

Lo más asombroso es que muchos clientes de las tiendas de informática se apresuran a defenderlas cuando alguien se queja del servicio: "El mercado tiene que ganar dinero", dicen. Y yo me pregunto si estos señores serán propietarios de estas tiendas, o tal vez accionistas del sector tecnológico, en lugar de simples consumidores obligados a comprar las "lentejas" que el mercado quiera venderles. Maravillas de la publicidad neoliberal.

Una cosa es cierta, los fabricantes de informática se encuentran sumidos desde hace un par de años en un grave problema: la tecnología ha avanzado hasta tal punto que los ordenadores tienen prácticamente todo lo que pueden necesitar sus usuarios. En la mayoría de las casas, sólo quieren una pantalla donde escribir textos, manipular las fotos del bautizo y poco más, así que lo único que puede seguir tirando de las ventas son los juegos y las aplicaciones multimedia.

Pero como no todos los clientes están dispuestos a pasar por ese aro, creo que ha llegado el momento de que el mercado se replantee el negocio. Dicen los expertos que la tecnología marcará nuestras vidas, pero como continúe cambiándolas de este modo terminaremos viviendo una perpetua agonía. Mi nieto, el del MBA, me lo dice siempre: "Abuela, no te enteras de cómo funcionan ahora las cosas". Y estoy de acuerdo: prefiero las mercerías.



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